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Campesinado


Enviado por   •  12 de Junio de 2013  •  1.541 Palabras (7 Páginas)  •  405 Visitas

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Campesinado

EL CAMPESINADO

La ciudad aparece como eje de los tiempos modernos, al constituirse en centro de organización económico-administrativa y en epítome de un nuevo universo de relaciones humanas. Lo cierto es que la población rural continuaba manteniendo un peso numérico abrumador (80% de los habitantes de Europa). El trabajo de la tierra era la base de la economía, así como el sector que movilizaba una mayor cantidad de recursos.

La oposición radical entre el campo y la ciudad no deja de ser artificiosa. La relación entre ambos mundos era estrecha. Las ciudades se hallaban rodeadas de tierras de cultivo, en las que trabajaba una parte de la población. Los grandes propietarios terratenientes residían a menudo en la ciudad, en la que se consumía gran parte de las rentas agrarias. En general, el campo estaba subordinado a la ciudad, pero ésta, en cambio, dependía de los recursos generados por aquel.

Los regímenes señoriales europeos

El mundo campesino daba cabida a una realidad heterogénea. Esta diversidad dependía de factores variados. La especificidad de cada región determinaba grandes diferencias. En líneas generales, las condiciones del campesinado de Europa occidental divergían de las del campesinado de la Europa centro-oriental.

Dichos matices derivan, básicamente, de dos factores: señorío y propiedad, es decir, de criterios jurídicos y económicos. Tres Europas campesinas:

• Una parte del continente se hallaba libre por completo del régimen feudal. El campesinado disponía de libertad jurídica; se encuentran raras excepciones de conservación de malos usos feudales. La pervivencia del régimen señorial implicaba exclusivamente potestad jurisdiccional y obligaciones tributarias que pueden tenerse como meramente simbólicas. Los señores se limitaban a sustituir al monarca en la percepción de impuestos teóricamente reales.

Los campesinos no se hallaban adscritos a la tierra y las cargas de trabajo. Eran territorios dependientes en exclusiva de la jurisdicción real y el campesinado se hallaba libre de derechos señoriales.

Formaba parte de la práctica totalidad de la Península Ibérica, Italia meridional, Francia mediterránea, Inglaterra y países Bajos.

• otra amplia porción del Continente, que comprendía la faja central y occidental entre el Atlántico y el río Elba, conocía un régimen señorial generalizado, aunque algo suavizado por la tradición. La autoridad señorial implicaba los clásicos derechos jurisdiccionales, pero también la obligación de pagar determinados cánones al señor, más onerosos que en los países del anterior grupo, y prestaciones de trabajo. Los señores disfrutaban en su jurisdicción de productivos monopolios que representaban cargas adicionales para el campesinado (Francia y Alemania).

• La Europa al este del Elba permaneció anclada en el régimen feudal. Los campesinos carecían de libertad, estaban adscritos a la tierra y dependían personalmente del señor. Se agravó a causa de las consecuencias sociales del gran comercio internacional de granos en la coyuntura del siglo XVI. La demanda occidental de trigo propició el fenómeno conocido como segunda servidumbre. Los nobles feudales obtuvieron el máximo provecho de la situación mediante la sustitución de la explotación censualista medieval por la de dominios señoriales basada en el trabajo servil de campesinos dependientes.

En el siglo XVI existían en Europa básicamente tres modelos de campesinos: los virtualmente libres, los sujetos al régimen señorial pleno y los sometidos al régimen feudal absoluto.

Propietarios, colonos y jornaleros

Otra dimensión fundamental en la situación de los campesinos era la de la propiedad. En muchos casos la libertad personal no sustituía las duras condiciones de existencia que implicaba el no disponer de tierra propia.

La propiedad de la tierra constituye el eje de la organización social de la producción agraria, así como un activo elemento diferenciador en el seno de la comunidad rural. Las formas de tenencia eran muy variadas. Es difícil fijar la proporción de tierras que estaban en manos de los campesinos, así como cuántos de ellos eran propietarios. Una importante porción de la propiedad rústica estaba en poder de la nobleza, la Iglesia y la burguesía urbana.

Hay que destacar la existencia en el siglo XVI de un sector relativamente acomodado, por lo general propietarios de una superficie de extensión de tierras y de un buen número de cabezas de ganado. Se trataba de un sector minoritario, en ocasiones con suficiente capacidad económica como para tomar a su servicio a domésticos y campesinos asalariados. A veces no eran tanto propietarios como arrendatarios de parceles de tierra pertenecientes a otros sectores rentistas.

Un sector bastante numeroso de pequeños propietarios cuya situación se solía caracterizar por el padecimiento de dificultades económicas crónicas. A éstos afectó el inexorable proceso de deterioro de la propiedad campesina que se activó en el siglo XVI y culminó en el XVII. Dicho proceso

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