El campesinado en la Europa del siglo XVIII
Enviado por Idalia Llorens • 24 de Octubre de 2015 • Ensayo • 380 Palabras (2 Páginas) • 579 Visitas
El campesinado en la Europa del siglo XVIII
La Europa del siglo XVIII era un continente agrario, y el fenómeno urbano, pese a que experimentó un continuo crecimiento, aún era escaso. El modo de vida predominante estaba ligado al campo, del que provenía una forma de riqueza considerada por muchos como segura: para los señores, la posesión del suelo significaba el símbolo más reconocido de poder; para la masa de población, la subsistencia.
En la época preindustrial, los campesinos ocupaban el nivel inferior de una sociedad fuertemente jerarquizada. Teóricamente, el principio que regía las relaciones humanas se fundamentaba en la obligación mutua: el señor debía proteger a sus vasallos a cambio del trabajo que éstos realizaban en las tierras del primero. Si esta premisa no se cumplía, los campesinos confiaban en la figura del rey para hacer triunfar la justicia.
En cuanto a las circunstancias materiales de la vida rural, una agricultura atrasada, dominada por la producción del cereal, permitía escaso margen de beneficio. Cuando la naturaleza se mostraba hostil o se experimentaba el azote de las epidemias, el precario equilibrio se rompía y se producían crisis de subsistencia. Además, la excesiva compartimentación de los mercados impedía rentabilizar los excedentes y, en los tiempos de crisis -por efecto, sobre todo, de la acción de los acaparadores-, provocaba alzas bruscas del precio del pan.
Esta situación creaba inseguridad y dificultades no sólo en aquellos que únicamente disponían de sus brazos como riqueza, sino también en los pequeños propietarios o los arrendatarios. El miedo a cualquier contrariedad hacía desconfiar de lo nuevo -lo que explica, en parte, que las innovaciones técnicas y los nuevos cultivos tardaran tanto en extenderse- o de lo exterior o extraño, ya proviniese de los delegados del gobierno o de los forasteros. En la vida del campesino, volcado casi por entero a satisfacer las necesidades de su supervivencia, dos aspectos adquirían un papel fundamental: la religión, inspirada en un profundo fatalismo que implicaba la aceptación del mundo tal como era, y la fiesta, fuera litúrgica, conmemorativa, agraria o de carnaval. La fiesta era la ocasión para reunirse e intercambiar información y opiniones, pero también significaba un momento de liberación de las ataduras sociales ordinarias, en el que los campesinos daban rienda suelta a los sentimientos reprimidos por la dureza del trabajo.
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