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Capítulo 9: Maestro de vida


Enviado por   •  11 de Julio de 2017  •  Resumen  •  1.524 Palabras (7 Páginas)  •  398 Visitas

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Capítulo 9:  Maestro de vida

Resumen 

Maestro poco convencional

La gente llama “rabí” a Jesús porque lo veían como a un maestro, como a un sabio que enseña a vivir correspondiendo a Dios, a pesar de verlo como a un maestro nadie lo confundía con los intérpretes de la ley ya que no pertenecía a ninguna escuela, ni se ajustaba a ninguna tradición, de igual manera la autoridad con la que hablaba sorprendía a las personas, sus enseñanzas tienen un carácter subversivo  y ponen en cuestión a la religión convencional.

Jesús daba sus enseñanzas a través del lenguaje que manejaba el pueblo, no cita las escrituras según el texto de los libros griegos que se guardaban en las sinagogas porque la gente no sabía hebreo y porque nadie tenía ningún libro en su casa. Jesús citaba a la biblia pero de una manera más popular y menos precisa, seguía las traducciones en arameo para que el pueblo pueda entender la palabra de Dios. La gente sabía que Jesús no era maestro de la ley y que no había estudiado con ningún maestro famoso pero si se movía en el pueblo, narraba parábolas y tenía un mensaje directo y preciso que quedaba grabado en quien lo escuchara, quería llegar hasta las personas más sencillas por eso emplea refranes conocidos por todos que aunque no son dichos originales de él, los usa de manera original para enseñar sobre el reino de Dios, más que refranes populares Jesús utiliza dichos breves y concisos, llenos de verdad y sabiduría, pronunciados con fuerza, que hacían pensar: “Amad a vuestros enemigos”, “No juzguéis y no seréis juzgados”, sabe tocar el corazón y la mente de las personas que lo rodean.

¡Cambien el corazón!

Jesús proclama el reino de Dios para que las personas escuchen una llamada nueva que toque sus corazones. Mediante la parábola del sembrador Jesús habla de lo que se conoce bien y con lo que están muy familiarizados en Galilea que era la siembra, el relato cuenta con todo detalle lo que sucede con la siembra.

Jesús explica que para entrar a la dinámica del reino de Dios todos deben cambiar, no solo pecadores también llama a los justos, sólo se puede entrar con un “corazón nuevo” que esté dispuesto a obedecer a Dios, hay que cambiar todo desde su raíz , para hablar de la actitud que se debe tener Jesús dice que los adultos deben hacerse como niños ya que ellos representan la humildad, sinceridad, la debilidad y la necesidad, ante Dios hay que ser como niños y no como los adulto que buscan poder, grandeza y riquezas, se exige más que un cambio de conducta, lo que se busca es un nuevo comienzo, el inicio de una nueva personalidad.

Más allá de la ley

Jesús no se concentra en la Torá, no la estudia ni obliga a sus discípulos a hacerlo, más bien iba tomando posición en cada caso de su propia experiencia de Dios, tampoco está en contra de ella pero no ocupa un lugar central, no solo el pueblo debe ser leal a la ley también debe ser leal al Dios de la compasión.

Jesús critica, corrige y rectifica interpretaciones de la ley que están en contradicción con la voluntad de Dios que busca la compasión y la justicia para los débiles y necesitados de ayuda. Lo que más sorprendió era la libertad que tenía ante la pureza ritual, se relaciona con gente que era considerada impura, toca a leprosos, come con pecadores, no excluye a nadie y acoge a todos sobre todo a los marginados.

Lo decisivo es el amor

La única respuesta adecuada a la llegada del reino de Dios es el amor. Jesús presenta como ley fundamental y decisiva el amor, lo hace asociando dos preceptos de gran importancia para el pueblo judío: el amor a Dios y el amor al prójimo, dice que estos dos son la síntesis de la ley y que existe una estrecha conexión entre ambos ya que no se puede amar a Dios y desentenderse del prójimo ni si puede entender que por amar al prójimo ya se ama a Dios. Lo importante es tener en cuenta la importancia de cada uno y darle la debida atención.  

El amor a Dios es supremo y va por encima de todas las cosas, una persona que se siente hijo de Dios ama con todo el corazón, alma y con mucha fuerza, este amor es natural y el amar a Dios significa amar y desear como él.

El amor al prójimo tiene que ser real y no un medio para llegar o amar a Dios, por el contrario Jesús le da mucha importancia al prójimo cuando relaciona el amar con el trato, y dice que tratemos al prójimo como nosotros queremos ser tratados.

El mensaje de Jesús es que acoger el reino de Dios es vivir de manera fraterna con todos , ayudar a los necesitados y vivir dignamente en sociedad.

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