Cap III Rudé- La Revolución Francesa
Enviado por peinc • 16 de Septiembre de 2013 • 1.899 Palabras (8 Páginas) • 609 Visitas
CAPÍTULO III- RUDÉ.
LA REVOLUCIÓN FRANCESA.
Sus rasgos principales eran: una monarquía absoluta que aún se ajustaba fielmente al modelo creado por Luis XIV más de un siglo antes; una aristocracia apoyada en el privilegio y la riqueza; un sistema de tenencia de la tierra que seguía siendo esencialmente feudal; una burguesía de comerciantes que rivalizaban con la iglesia en riqueza y categoría, pero carecía de medios de control político. Un campesinado inmenso que representaba uno de cada siete o uno de cada ocho habitantes del país, y la mayor parte de cuyos integrantes eran jurídicamente libres pero estaban ligados a su seigneur, por miríadas de servicios y obligaciones de la Edad Media. Una gran población urbana dedicada a oficios y ocupaciones innumerables, que en su mayor parte era pobre, y para sobrevivir dependía de la disponibilidad del pan barato y abundante.
Todos estos grupos y clases sociales eran revolucionarios o estaban comprometidos con una u otra forma de cambio político y social. La burguesía deseaba una categoría social más alta y una participación en el gobierno que correspondiera a su riqueza. Los campesinos querían librarse de todas las cargas feudales sobre la tierra y conservar sus comunidades tradicionales en los pueblos; y el menú peuple (de las clases pobres) de las ciudades uqería un gobierno que les garantizase el suministro regular y abundante de alimentos baratos, especialmente el pan.
La aristocracia fue la primera en reaccionar, y llevó a cabo lo que ha dado en llamarse la révolte nobiliaire, la cual, como resultado de la presión aristocrática y popular combinadas, culminó con la histórica decisión de Luis XVI de convocar los Estados Generales, que en mayo de 1789, por primera vez en 175 años, se reunieron en Versalles. También se sabe que, a partir de este punto, la burguesía, que antes se hallaba dividida entre los que apoyaban a los parlamentos y a la aristocracia y los que eran partidarios del gobierno real , unió sus fuerzas y con la ayuda de una insurrección popular que estalló en París, obligo a la aristocracia a ponerse a la defensiva y formó una asamblea nacional que el rey aceptó. Fruto de esta alianza entre la burguesía y el pueblo fue la toma de la Bastilla, hecho que señalo el inicio de la revolución.
Los revolucionarios de la clase media recibieron su inspiración de una fuente puramente secular: los escritorios de los philosophes del siglo XVII, especialmente los de Rousseau y Montesquieu. El pueblo llano- es decir, los campesinos y el menu peuple de las ciudades- adopto un conjunto de ideas parecidas, como lo evidencias sus actos en los meses que proceden a la caída de la Bastilla.
Pero básicamente estas clases participaron en la revolución con ideas inherentes y tradicionales de su propia cosecha: los campesinos, reclamando tierra y exigiendo que se respetase la integridad de sus comunidades rurales; los pobres de las ciudades, pidiendo que la distribución de pan se rigiera por un “precio justo”.
Vovelle, plantea cuestiones distintas: ¿Qué signos había de una sensibilité (sentimientos) prerrevolucionaria auténtica entre el pueblo llano francés en cualquier momento dado anterior a 1789? En un trabajo reciente, Vovelle aporta pruebas abundantes para demostrar, que al menos en el sur a partir de alrededor de 1750 tuvo lugar un cambio en las actitudes de la clase media frente a la muerte. También encontró pruebas, no tan segura de un cambio parecido en as actitudes de los artesanos y comerciantes ante las practicas funerarias en particular. Vovelle, cree que la ideología primitiva y a menudo brutal que estas fuentes revelan puede seguirse hasta os motines de los primeros años de la revolución, incluyendo las tristemente famosas matanzas de 1792.
Dado que mi intención es demostrar de qué manera el elemento “derivado” existente en la ideología popular se sobrepuso al elemento “inherente” que ya existía, mi tratamiento será distinto del que ya he citado antes. El mejor modo de tratar de seguir la aparición de una prise de consciente y una ideología revolucionaria popular era estudiando por turnos los diferentes modo de actividad popular. Empezaré por los disturbios conocidos como la “guerra de la harina”, me refiero a los motines que convulsionaron a media docena de provincias, como los amotinados eran principalmente gente de los pueblos, diríase que fue un movimiento campesino a gran escala que anunciaba la gran rebelión de campesinos de 1789. Sin embargo, examinando los hechos ,más determinantes, resulta que no tuvo nada de movimiento estrictamente campesino, sino que lo protagonizaron los pequeños consumidores. No hubo en ellos ninguna intrusión de las ideas “nuevas”. Y hasta la revolución e incluso hasta después de ella siguieron produciéndose movimientos similares con su consabida manera de imponer un precio “justo” para el grano.
En el caso de los jornaleros el método alternativo de protesta social era la huelga y durante los últimos 15 años antes del inicio de la revolución hubo varias confrontaciones de esta clase, especialmente entre los obreros del papel, la imprenta y la construcción.
En el motín relacionado con los alimentos, el cuál, aunque en 1775 era apolítico, como hemos visto, empezó a “politizarse” al comenzar el otoño de 1778, hacia las postrimerías de la “revuelta aristocrática”. La ocasión la brindó la noticia de que el parlamento volvía a París después de su segundo exilio y la excitación popular que causó la misma en unos momentos en que los precios subían vertiginosamente. Como los precios siguieron subiendo, observo un acontecimiento significativo: que las amas de casa dejaban de dirigir sus quejas e imprecaciones contra los panaderos para lanzarlas contra el gobierno, los príncipes reales y hasta al propio monarca. Era el principio de un entendimiento político popular.
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