Caracteres De Justicia
415526418 de Agosto de 2013
4.499 Palabras (18 Páginas)479 Visitas
La teoría de la argumentación de Perelman, surge como una disciplina que estudia las técnicas discursivas que permiten producir o acrecentar la adhesión de un auditorio. El tratado de la argumentación, al que ya hemos hecho alusión, trata de estudiar esas técnicas discursivas de persuasión y las nociones más importantes que hacen parte de esta teoría. Perelman quien en un principio adelanta sus investigaciones en el ámbito de la filosofía analítica, se interroga desde sus inicios por la justicia desde la perspectiva positivista. Para ello parte de la regla de la regla de justicia formal, según la cual, los seres de una misma categoría esencial deben ser tratados de la misma manera. No obstante con ella no se resuelve nada por cuanto se hace necesario saber como distinguir lo esencial de lo que no lo es, y ello necesariamente lo conduce a plantearse la cuestión de los juicios de valor (Perelman, 1997, 9-10).
1. La retórica y Perelman
1.1 Perelman y el encuentro con la retórica
Introducir la cuestión de los juicios valor lo lleva a interrogarse por la existencia de una lógica de los juicios de valor que nos permita razonar sobre lo que es preferible y nos permite distinguir el bien de mal o la justicia de la injusticia. Perelman se encuentra con que desde la perspectiva positivistas, como ya lo hemos señalado, estos tienen un carácter de arbitrios e indeterminados, al no gozar de estatus cognoscitivo al no ser susceptible de verificación empírica.
De aceptar la tesis positivista la filosofía práctica, en la que se incluyen, la moral, la política y el derecho, debería renunciar a su objeto, y admitir que los juicios concernientes a la conducta de los hombres en los ámbitos antes señalados, son expresiones de lo irracional o de nuestras pasiones o de nuestros prejuicios (Perelman, 1997, 11), por consiguiente, el única camino posible para resolver nuestras diferencias sería la violencia y el criterio de resolución de los conflictos sería la razón del más fuerte. (Perelman y Olbrechts-tyteca, 1994, 33)
Las exploraciones de Perelman lo llevan a concluir que no existe nada parecido a una lógica de los juicios de valor que nos permita razonar sobre los fines y valores, sin embargo, descubre que en la antigüedad griega, éstos desarrollaron un conjunto de procedimientos y técnicas que tenían como propósito orientar la forma como se llevaban las discusiones y deliberaciones y que denominaron retórica.
1.2. La retórica antigua y clásica
La retórica es el dominio donde se puede discutir sobre lo que es preferible, plausible o razonable, es el antiguo arte de saber persuadir y convencer. La retórica no parte, como si lo hace la lógica formal, de inducciones o deducciones formalmente correcta, sino de argumentaciones, que no tienen el carácter demostrativo y apodíctico de las anteriores, y pretenden ganar la adhesión del auditorio. La retórica, es entonces, una técnica del discurso persuasivo que busca obrar sobre los hombres por medio del logos y que opera en la fase previa a la toma de una decisión (Perelman, 1997, 12).
El ocaso de la retórica antigua, acaece cuando los estudios sobre la misma se reducen a la clasificación de las formas de ornar el estilo, tal es el caso de la denominada retórica clásica, que en su esencia se opuso a la antigua. Bajo esta nueva concepción de la retórica, la disciplina que según Aristóteles se componía de tres partes: (i) una teoría de la elocuencia, que constituía su eje central y permitía la articulación la lógica demostrativa y la filosofía, (ii) una teoría de la composición del discurso y (iii) una teoría de elocuencia, queda reducida a una de sus partes, de suerte que en los últimos tratados de retórica ofrecen una teoría restringida de la elocución. Al suceder esto, la retórica pierde el nexo con la filosofía que venía dado por la dialéctica. (Perelman, 1997, 16)
1.3. Descartes y el razonamiento more geométrico
Los estudios de retórica que Perelman que se sistematizan en el tratado de la argumentación que escribe con L. Olbrechts-tyteca, constituyen una ruptura con la concepción de la razón y del razonamiento que se origina con Descartes, y que influyó en los lógicos y teóricos del conocimiento moderno, para que éstos se olvidaran de los estudios de los medios o técnicas discursivas orientadas a la deliberación y la argumentación con fines persuasivos. (Perelman y Olbrechts-tyteca, 1994, 30)
Según Perelman, tal descuido obedece a que la deliberación y la argumentación no se rigen por la necesidad y la evidencia sino todo lo contrario, se opone a ella, pues sólo se argumenta contra la evidencia (Perelman, 1997, 25). Ahora bien, si se tiene en cuenta que la ciencia racional sustenta su armazón sobre un sistema de proposiciones necesarias que nadie discute y que se imponen a todos los sujetos racionales, es claro que para mucho el campo de la argumentación deja de tener importancia, pues el campo de ésta es lo verosímil, lo plausible o lo probable, es decir, todo aquello que no puede ser sometido a calculo matemático.
Al tener Descartes por falso todo aquello que era considerado verosímil, se impuso como criterio de lo racional la evidencia, de suerte que sólo fueron vistas como racionales las demostraciones que partiendo de ideas claras y se sustentaran en pruebas apodícticas, no condujeran a conclusiones verdaderas e incuestionables; así las cosas, el razonamiento more geométrico fue el razonamiento que asumieron los filósofos que querían hacer de su actividad una ciencia (Perelman y Olbrechts-tyteca, 1994, 31).
El lógico moderno reduce el campo de lo racional a las pruebas que Aristóteles calificaba de analítica y la lógica a la esfera de la lógica formal, excluyendo por consiguiente del campo de lo racional aquello que no caiga en el ámbito de la necesariedad y de lo formal (Perelman y Olbrechts-tyteca, 1994, 32).
1.4. Aristóteles: razonamientos analíticos y dialécticos
Aristóteles quien estudio la lógica formal en los primeros y segundos analíticos (Organón) la teoría del silogismo y la teoría del razonamiento científico y demostrativo respectivamente, también se dedicó al análisis de los procedimientos retóricos en los tópicos, donde estudia la lógica de la opinión, la refutación a los sofistas, dedicada al estudio de las falacias (Organón) y en la retórica, dedicada a la sistematización del arte retórico. La distinción que Aristóteles establece entre razonamiento analítico y razonamiento dialéctico constituirán, por una parte, el punto de partida de la teoría de la argumentación de Perelman como una nueva retórica y, por otra, serán la base en su indagación sobre la naturaleza y especificidad del razonamiento jurídico.
Aristóteles distinguió el razonamiento analítico cuyo paradigma es el silogismo formal que parte de premisas verdaderas y necesarias y mediante una inferencia válida conduce a conclusiones igualmente necesarias y verdaderas. Este modelo de razonamiento se caracteriza por que la inferencia es válida cualquiera sea la verdad o falsedad de las premisas o el contenido de la misma, pero para que la conclusión sea verdadera se requiere que las premisas también tengan este carácter. Los razonamientos analíticos tienen un carácter demostrativo y su propósito es de establecer conclusiones ciertas e indiscutibles. Estos razonamientos por lo demás, tienen un carácter impersonal, pues en manera alguna su resultado depende de la persona que los emite (Perelman, 1997, 20).
Los razonamientos dialécticos no parten de premisas verdaderas sino verosímiles, ello es, de opiniones que gozan de la aceptación general por la mayoría o por la mayoría de los filósofos o los más notables e ilustres. Los razonamientos dialécticos no tienen como propósito realizar demostraciones sino persuadir por medio de argumentos y obtener la adhesión de la mayor parte de un auditorio a la tesis defendida, así como criticar y refutar la tesis de los adversarios. Contrario al razonamiento analítico, el razonamiento dialéctico no permite el establecimiento de conclusiones que puedan ser evaluadas como falsas o verdaderas, al no tener el carácter impersonal de las analíticas ni su necesariedad (Perelman, 1993, 12), las conclusiones dialécticas, normalmente contenidas en decisiones, se evalúan como plausibles, razonables o justas y presuponen siempre deliberación y elección por cuanto en la base de la misma esta la disputa en torno a tesis contrarias (Perelman, 1997, 21).
La distinción aristotélica entre estas dos formas de razonamiento le va a permitir a Perelman resolver el problema en torno a la naturaleza del razonamiento jurídico, que par él tiene un carácter dialéctico. Perelman constata que el derecho se elabora a través de controversias u argumentaciones dialécticas y que las decisiones judiciales no tienen un carácter necesario como en el razonamiento analítico. En las controversias judiciales las razones que se exponen, tratan como en los diálogos platónicos de criticar y refutar los argumentos de la contraparte mostrando que o no son relevantes u oportunos o justos (Perelman, 1993, 14).
1.5. Aproximación al la teoría de la argumentación de Perelman
1.5.1. Demostración y argumentación
En la primera parte del Tratado de la argumentación que Perelman rubrica bajo el título de Los limites de la argumentación, intenta inicialmente distinguir (oponer) la demostración de la argumentación, mostrando que la primera se caracteriza por el usa de un lenguaje artificial y unívoco, desprovisto de toda ambigüedad, de manera que la única obligación que tiene el axiomático
...