Cartas De Athenas Y Otros Documentos
Enviado por xarkitech • 13 de Febrero de 2014 • 4.131 Palabras (17 Páginas) • 250 Visitas
Introducción.
En la presente investigación abordaremos algunos de los documentos más importantes sobre las restauraciones y rehabilitaciones de monumentos, edificios históricos, entre otros. Como lo son la carta de Athenas de 1931, la de 1933, la carta de Restauro de 1931, la carta de Venecia d 1964, la carta de Cracovia del 2000 y algunas mas.
El tema a tratar es elegido como parte de una investigación universitaria para conocer los precedentes de la restauración de monumentos y edificios. ¿De dónde nace?, ¿Por qué motivos se realiza?, ¿Quiénes son los iniciadores?, ¿Qué factores se toman en cuenta?, ¿Dónde se lleva a cabo?, ¿Por quienes?
La investigación fue realizada con el uso de la tecnología y las herramientas que nos proporcionan algunas redes sociales y bibliografías. El uso de los documentos solo fue de carácter indagatorio donde se revisó la información de diferentes fuentes para cotejar la veracidad de los textos.
Capítulo 1
Antecedentes de la restauración y rehabilitación.
1.1 Criterios y teorías de la restauración y rehabilitación
En las cartas y recomendaciones en materia de conservación de la arquitectura histórica, se recogen distintos planteamientos y actitudes a la hora de restaurar el patrimonio edificado. Posturas variables a lo largo de todo el siglo XX pero que podrían resumirse en dos conceptos con numerosos matices. El de conservación por un lado y el de rehabilitación por otro, entendiendo este último como una intervención de mayor envergadura que sobrepasa los límites de la estricta conservación asociada o equivalente en ocasiones a los conceptos de mantenimiento o restauración.
Estos términos, empleados en la actualidad con mucha cautela, debido precisamente a esa variedad de matices en su significado y utilización, han caracterizado a la disciplina de la restauración monumental desde sus orígenes, dando lugar a numerosas reflexiones en torno a ellos y en consecuencia a distintos planteamientos o métodos de intervención, es decir, teorías de restauración.
El debate teórico en este campo siempre ha estado encabezado por los estudiosos italianos, quienes por su ingente patrimonio cultural, abordaron la problemática de su conservación de forma temprana y ejerciendo una fuerte influencia en países con situaciones similares a la suya, entre ellos España.
Sin embargo, si la aportación teórica italiana ha sido la más importante a lo largo del siglo XX, no puede olvidarse que el debate arrancó a comienzos del XIX a partir de las consideraciones de dos personalidades europeas muy influyentes en este ámbito: el erudito británico John Ruskin y el teórico y arquitecto francés, Viollet le Duc. De los planteamientos opuestos de ambos surgió en el XIX la reflexión en torno a la restauración de monumentos: ¿restaurar o conservar?
La difusión de los procesos de restauración a los que se somete un monumento es absolutamente necesaria para evitar después malas críticas y arbitrariedades. Para mejorar la comunicación entre el público y el monumento; para en definitiva entender la inserción del diseño y materiales contemporáneos en la fábrica histórica.
1.2 Conceptos conservación, restauración y rehabilitación.
En un caso u otro se produce una intervención: de conservación, a través de obras de restauración de carácter consolidador o de rehabilitación, a través de obras de restauración que suponen una transformación a fondo del inmueble por la necesidad de un nuevo uso.
Se trata de conceptos que raras veces pueden disociarse y están siempre presentes en cualquier actuación sobre la arquitectura histórica, estrechamente ligados a dos componentes fundamentales en la obra de arte, o en este caso, la arquitectura histórica. Esos componentes son la característica estética e histórica del edificio, su cualidad formal o contextual, su valor figurativo y documental, su trayectoria histórica y artística.
Del mismo modo que la historia de la restauración ha estado caracterizada por alternancias entre la conservación y la restauración, lo ha estado por la preeminencia de la forma frente al contenido, de la superficie frente a la profundidad, de lo artístico frente a lo histórico.
De hecho a comienzos del siglo XX el respeto por todas las fases históricas de un edificio era absoluto (el monumento como documento) mientras que a mediados del mismo, tras los acontecimientos bélicos vividos, se hace necesario darle prioridad a la forma frente al contenido, a la superficie frente a la profundidad, a lo estético frente a lo histórico, invirtiéndose de nuevo el proceso de intervención.
Al respecto, destaca la afirmación del arquitecto italiano G. Carbonara inclinado desde hace años por la conservación más estricta:
“...a partir de los años setenta...han emergido y se han consolidado dos posiciones antagónicas y extremas que se alinean con las de la restauración crítica exagerando el aspecto conservador en un caso, y el reintegrador en el otro: estamos hablando de ... la “pura conservación” o “conservación integral” y de manutención-restablecimiento”
CARBONARA, G.: “Tendencias actuales de la restauración en Italia”, en Loggia Nº 6, Año II, 1998, p. 16.
Por otra parte ese paralelismo en los conceptos conservación y restauración y la oposición de los mismos al de rehabilitación es el que caracteriza al panorama restaurador español. Hoy, encontramos ejemplos de ambas formas de preservar la arquitectura pero con un predominio absoluto de las restauraciones frente a las rehabilitaciones, aunque los polémicos resultados de alguna de estas últimas ensombrecen los éxitos alcanzados con las primeras.
“...defendemos la restauración como un proceso metodológico empírico y crítico de conocimiento que conduce a, y a su vez, es facilitado por una puesta en valor del monumento para su trasmisión al futuro. La restauración exige la conservación de la materia y una recuperación y actualización de los máximos valores históricos, sociales, artísticos, arquitectónicos y constructivos, en un proceso interactivo entre reconocimiento y revalorización”
NOGUERA, J.F.: “Conservación, restauración y mantenimiento son acciones complementarias e interactivas” en Loggia Nº 1, Año I, 1996, p. 8
Porque podemos conservar la forma restaurando la materia con técnicas y materiales actuales, o recuperando modos de hacer a punto de desaparecer. Nos referimos a términos como el de autenticidad, presente ya en la Carta de Venecia y con un
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