Casa De Contratación
Enviado por Danieloza • 4 de Octubre de 2014 • 2.583 Palabras (11 Páginas) • 231 Visitas
Casa de la contratación (1503-1790):
Creada por los Reyes Católicos para estimular, encauzar y controlar el tráfico con el Nuevo Mundo. Tenía precedentes en instituciones semejantes creadas anteriormente en otros países, en especial la "Casa da India" de Lisboa. En principio se organizó como una agencia de la corona castellana, para realizar, por cuenta propia, y en régimen de monopolio, el comercio con las tierras recién descubiertas, pero la ampliación insospechada del escenario americano hizo imposible este proyecto, y la Casa de contratación se convirtió en el órgano destinado a inspeccionar y fiscalizar todo lo relativo al tráfico indiano. La Casa conoció su mayor apogeo en el s.XVI, a lo largo del cual fueron fijadas su organización y atribuciones en "Ordenanzas" ampliadas y rectificadas varias veces (1503, 1510, 1536, 1543, 1552, 1585, etc). Gozó de amplia autonomía hasta que se creó el Consejo de Indias (1524), del que pasó a depender, como más tarde los haría de los de Hacienda y Guerra. Su personal estaba compuesto, al principio, por
un factor, a cuyo cargo estaba el aprovisionamiento y revisión de los buques y la compra y expedición de ciertas mercancías por cuenta de la Hacienda (armas y municiones, azogue para extraer la plata, etc)
un tesorero, que recibía todos los caudales procedentes de América, tanto de particulares como de la corona, y se hacía cargo de los bienes de las personas fallecidas allí, en tanto no eran entregados a sus herederos (los bienes de difuntos)
un contador-secretario, encargado de la contabilidad de cuantas operaciones realizaba la Casa.
Estos tres funcionarios (oficiales reales) actuaban y eran responsables conjuntamente en ciertos trámites fiscales: registro de navíos, concesión de licencias de embarque y cobranza y administración de ciertos gravámenes sobre el tráfico (en especial la avería, fondo destinado a sufragar los gastos que originaba la protección armada de los buques mercantes). Tenían también la facultad de administrar justicia en los pleitos relativos al comercio y la navegación, previo asesoramiento de un letrado: su actividad en esta esfera provocó numerosos conflictos con otros organismos judiciales. Cuando se creó el Consulado de Sevilla (1542), tribunal mercantil, muchos pleitos sobre responsabilidad civil pasaron a él, pero lo criminal siguió bajo la jurisdicción de la Casa de contratación, con lo que la función de cargos de fiscal (1546) y juez asesor (1553). En 1583, se creó una sala de justicia dentro de la Casa de la contratación, con lo que la función judicial quedó totalmente separada de las tareas administrativas y fiscales, encomendadas a los oficiales reales. En 1596, la sala de justicia fue equiparada a una audiencia. La Casa de contratación desempeñó ciertas funciones de gobierno, como el reclutamiento de colonos para poblar las nueva tierras, el registro y la expedición de licencias para los que querían trasladarse allí, pero sobre todo fue órgano consultivo de los reyes para todo lo referente al comercio, a través del cual se cursaban órdenes acerca del tráfico mercantil indiano.
Técnicas de navegación:
También fue notable su labor en lo que respecta a las técnicas de navegación y a la ciencia náutica. No sólo inspeccionaba los navíos destinados a efectuar la traveía sio que incluso creó un cargo de carácter técnico, el de piloto mayor, en que se sucedieron figuras tan destacadas como Américo Vespucio, Juan Díaz de Solís, Sebastián Caboto, etc. Bajo su dirección se desarrolló una oficina hidrográfica y una escuela de navegación que atendió a la enseñanza y examen de pilotos y a la construcción y reparación de instrumentos náuticos. En ella se registraban, sobre un mapa modelo (el padrón real), los descubrimientos que se iban realizando, y a él ajustaban los navegantes sus cartas náuticas. La primera institución oficial creada para el conocimiento de los saberes náuticos fue la Casa de la Contratación de Sevilla en 1503. En 1508, por cédula de Fernando el Católico, se nombra a Américo Vespuccio, Piloto Mayor de la Casa de la Contratación, para "oficio que se constituyó para examinar y graduar a los Pilotos y censurar las cartas e instrumentos necesarios para la navegación. Años después, en 1552, se crea la "Cátedra del Arte de la Navegación y la Cosmografía". Complementando este centro dedicado a la formación de marinos y como consecuencia del interés que Felipe II sentía por la geografía y la astronomía funda en 1583 la Academia de Matemáticas de Madrid. Fue su primer director Juan de Herrera, quizás más conocido como el arquitecto del Monasterio de El Escorial, que además desarrolló otra faceta que ha trascendido menos: la de inventor de instrumentos náuticos; así nos lo relata Andrés García de Céspedes que fue piloto mayor de la Casa de la Contratación, cosmógrafo del Consejo de Indias y también hábil constructor de instrumentos, pues como atestigua Salvador García Franco (1947), fabricó la ballestina que sirvió de "padrón" para comprobar las que llevaban los pilotos en sus navegaciones.
Con el tiempo las tareas de la Casa de contratación adquirieron tal complejidad que fue preciso adjuntar a los oficiales reales una serie de ayudantes: escribanos, diputados, comisarios delegados, etc., y se crearon unos cargos con misiones concretas y específicas, como los de correo mayor, proveedor general de la armada, artillero mayor, visitadores de navíos. Para coordinar tan diversas actividades se instituyó (1557) el cargo de presidente de la Casa de contratación, que era la suprema autoridad ejecutiva dentro de ella. Al contador se le asignaron numerosos ayudantes, y se acabó creando un Tribunal de la contaduría de la avería (1596). La Casa de contratación tenía su capilla propia y también su cárcel. Durante más de doscientos años (1503-1717), Sevilla fue sede de la Casa, debido al monopolio del tráfico con América de que gozaba. Sólo hubo un intento (1529-1573) de alterar esta situación, permitiendo a ocho puertos españoles que enviasen barcos directamente a Indias, aunque la supervisión de delegados de la Casa, y con la obligación de terminar en Sevilla el viaje de regreso. El calado no siempre permitía a los buques navegar con toda su carga por el Guadalquivir hasta Sevilla, por lo que fue preciso autorizar que, eventualmente, pudiesen efectuar en Cádiz las operaciones de carga y descarga. Al amparo de esta licencia se desarrolló un activo contrabando, por lo que se estableció en Cádiz un Juzgado de Indias (1535), compuesto por un juez oficial y tras delegados de la Casa de contratación, cuya finalidad era lograr un mejor control de este tráfico. La rivalidad entre los comerciantes de Sevilla y de Cádiz fue grande,
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