Cerco De Lo Habitual
Enviado por zulargen • 16 de Mayo de 2013 • 2.597 Palabras (11 Páginas) • 393 Visitas
Sobre el texto: Un espacio literario narrado como un hecho parametralmente real ( del género de la crónica de los sucesos) que abre un escenario crítico hacia los sistemas de dominación, sus estructuras rutinarias y simbólicas que maniatan y amordazan la libertad del hombre
CRÓNICA REFLEXIVA SOBRE EL CERCO DE LO HABITUAL
El despertador en la mañana le da aviso a Abdel Halim que su jornada comenzó. Un doméstico y pequeño aparato ha roto el sueño de Abdel Halim y con un estruendoso sonido lo ha obligado a levantarse. Es realmente increíble cómo nuestros movimientos en este tren que llamamos tiempo, son limitados y gobernados por aparatos como éste, cuyo corazón no son más que dos tubos energéticos que no superan los seis centímetros, y que la contemporaneidad ha llamado “pilas”. Y no es solo eso, la existencia de Abdel Halim también depende de ese aparato. Sin su despertador se quedaría dormido en reiteradas ocasiones, tendría problemas en su puesto laboral y probablemente el corbatín que se denomina su “jefe” lo expulsaría, el error se volvería a repetir en los trabajos donde requiera madrugar, por lo tanto Abdel Halim estaría obligado a buscar un trabajo nocturno (en donde posiblemente el sacrificio sea mucho mayor y las condiciones laborales sean deplorables para su salud mental y física, propenso a una colapso existencial), una situación que podría terminar como un devastador caos no solo para él, si no que también para su ceno familiar (su esposa Lidochka y el hijo que ambos tienen, Ningbé de 6 años de edad). El descanso es el único momento en donde su estructura cerebral y su tráfico psicomotor se liberan de opresivas ataduras. Abdel Halim viaja por sus sueños y su cuerpo se recupera de un violento latigazo llamado laburo, pero apenas y han trascurrido tan solo unos segundos de haber despertado, y un segundo gobernador supremo le exige a gritos una esclava servidumbre, es el ministro perfecto que busca reinar en el cuerpo de Abdel Halim a través de la república del tiempo. Su muñeca, es el palacio de este evolucionado monarca imperialista compuesto de una pequeña correa de cuero, y una diminuta caja metálica que resguarda un temible aguijón capaz de dirigir y limitar todos los movimientos y pensamientos que brotan del desgastado cuerpo de Abdel Halim. El símbolo perfecto de un ente dominante creado por la industrialización se encuentra al costado en un velador. Es el segundo aparato que ha asesinado la paz que había encontrado Abdel Halim, quien termina por obedecer las órdenes de su “reloj” y ha de llevárselo al baño, asearse bajo la magnífica y atenta presencia de este dirigente de lo temporal se ha convertido en un hecho casi automático.
Comienza lo cotidiano, Abdel Halim lo sabe, su vida es un laberinto sin salida, una cárcel intangible, no palpable pero si respirable, y cuyo túnel de fuga aún no es encontrado por su conciencia. Se levanta y se va a la ducha, se asea y se arregla. Debe lucir espléndido, sometido a forzadas irradiaciones y estelas de fragancias, debe lucir elegante. El trabajo se ha convertido en una fábrica de estéticas, y no por que lucir bien sea un requisito primordial y necesario dentro de la perspectiva laboral (un vendedor vestido de terno o de civil, es vendedor igual), se trata simplemente de rellenar y ocupar los espacios libres del hombre (bajo manuales y reglamentos “institucionales”) con una serie de normas obligatorias hacia la especialización del trabajo. En la pega cada teñida tiene su precio y su consecuencia. La ropa formal que se ha colocado Abdel Halim es un culto que ha echo, es respeto (a parte de controlar nuestras costumbres, el capital tiene la desfachatez de burlarse de nosotrxs), y lo peor de todo es que él no ha elegido vestirse así, es un acto que se le fue impuesto. Su libertad de elección paso a ser reprimida por una norma establecida. Mientras termina de arreglarse, su esposa Lidochka va a vestir a su hijo con un militarizado uniforme escolar, lo ayuda a preparar sus útiles de estudio y ayuda también a preparar un enérgico desayuno que les entregará fuerzas para ir a sus sistematizadas rutinas. ¡Un rico desayuno para Abdel Halim!, que necesitará de mucho contenido proteico para vender producción de una empresa de telecomunicaciones. Ha vendido su fuerza de trabajo a un puñado de privilegiadxs pertenecientes a la clase dominante, a cambio de un fajo de papeles llamado “salario”. Necesita energías para eso, un buen desayuno no le vendría mal. Lidochka no esta para nada alejada de esta situación, su puesto laboral como cajera de supermercados también requiere de una buena alimentación, mal que mal manejará directamente el dineral de sus jefes, debe trabajar con sus cinco sentidos bien activos y no dejar que ningún individuo perteneciente a la misma clase social que ella, se pase de listo con algún producto de la patronal. Lidochka está atrapada entre los códigos de barra, entre números y símbolos de dinero, sus manos son la escalera mecánica que necesita un robotizado comprador y un codiciado vendedor. ¡Un buen desayuno no le vendría mal a Lidochka!, necesita de energías para eso. Es cierto, han desayunado para vivir, pero la vida de este núcleo familiar es la cadena alimenticia del capital.
Luego de haber finiquitado sus respectivos quehaceres domésticos y sus preparativos, cada cual toma su rumbo rutinario, sus abarrotados destinos. Lidochka va a dejar a su hijo Ningbé a una estructura llena de normas y reglas propias de la sociedad de clases, en donde la construcción de un pensamiento propio y el enriquecimiento vivencial, colectivo y filosófico de lxs niñxs no existen. Un espacio de adoctrinamiento conductual y cognitivo de corte paramilitar que se llama “la escuela” es el lugar donde el hijo de Abdel Halim y Lidochka pasará gran parte del día, enclaustrado dentro de sus paredes. Lidochka abandona a su hijo en la puerta del regimiento y se va a trabajar al supermercado. ¿Qué hay de Abdel Halim?, echó a andar sus piernas y tomó la locomoción. Necesita bajarse en el centro de la ciudad, pues allí yace la oligárquica cueva para la que trabaja. El autobús está atestado de gente, se respira cansancio, agotamiento y resignación, y como no, si el 30% del salario ganado en el trabajo se va en locomoción durante el mes, es decir, trabajan para poder transportarse nuevamente a su trabajo, un círculo mas vicioso que cualquier droga, y mas mecánico que la misma ingeniería automotriz. Es un rebaño transportado en un corral con ruedas llamado “autobús”, es la locomoción que le transporta esclavxs a lxs amxs, es la máquina que le transporta cuerpos al capital, es el transporte que lleva pedazos de carnes a las plantas de procesamiento.
Alrededor de una hora es lo que se demora la micro en llegar al destino que destina la vida de Abdel Halim … hasta
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