Del continente desde 1948.
Enviado por JHJNTRDRFZAHFG • 10 de Junio de 2014 • Informe • 1.944 Palabras (8 Páginas) • 264 Visitas
del continente desde 1948.
Es otra muy distinta el pensamiento y la acción política que los mismos indios llaman indianista, cuya abominación por las élites no termina, habiendo tenido como su víctima más señalada a Fausto Reinaga.
Sin embargo muchas de las más caras ideas indianistas hoy son parte de propuestas que se oponen al capitalismo y sus proyecciones colonialistas; vivir bien, madre tierra, descolonización… para nombrar algunas de ellas.
Alejandro Marroquín, en Balance del indigenismo. Informe sobre la política indigenista en América (1972), definió al indigenismo como: “la política que realizan los estados americanos para atender y resolver los problemas que confrontan las poblaciones indígenas, con el objeto de integrarlas a la nacionalidad correspondiente”.
Para Gonzalo Aguirre Beltrán, no solo era una política social sino: “el indigenismo no está destinado a procurar la atención y el mejoramiento del indígena como su finalidad última, sino como un medio para la consecución de una meta mucho más valiosa: el logro de la integración y desarrollo nacionales, bajo normas de justicia social, en que el indio y el no indio sean realmente ciudadanos libres e iguales”.
Por su parte el mismo Instituto Indigenista Interamericano definía al Indigenismo como “una formulación política y una corriente ideológica, fundamentales ambas para muchos países de América, en términos de su viabilidad como naciones modernas, de realización de su proyecto nacional y de definición de su identidad” (Instituto Indigenista Interamericano” 1991: 63).
El indio era apenas un objeto, un medio para metas realmente supremas, cual es la formación del Estado Nacional.
Alfonso Caso que fue el primer director del Instituto Nacional Indigenista, creado en 1948, resumía la labor indigenista: “El instituto Nacional Indigenista considera que la verdadera actitud es la de una acción gubernamental que tiende a capacitar la comunidad indígena dándole los medios técnicos indispensables para su vida y su propia defensa; uno de estos medios, quizá el más eficaz, es la enseñanza del idioma nacional en que están redactadas nuestras leyes, en que se redactan las gestiones antes ante los poderes públicos. Otro medio es la construcción de caminos que permitan la rápida conexión con otras comunidades y las ciudades de nuestro país. La acción del Estado debe ser, en consecuencia, una acción de protección y fomento, una acción que tienda al cambio cultural, pero sin que se provoquen desajustes y tenciones que disuelvan las vida orgánica de la familia o de la comunidad”.
El indigenismo fue concebido como la “ideología del mestizo, método y técnica de unificación nacional”, un proceso dinámico que tiene su origen en el cruzamiento e interacción entre las culturas india y europea, que siendo conflictiva da paso a la integración cultural, de las regiones culturales (regiones de refugio) mediante la aculturación del indio, esto es su desculturización para su incorporación a la nación.
Siguiendo el desarrollo del indigenismo mexicano, era la educación del indio el punto de partida para un accionar continental. En 1918 hubo una Primera Convención Internacional de Maestros, efectuada en Buenos Aires, que recomendó “la incorporación de los aborígenes a la cultura moderna”.
En 1933 en Montevideo, la VII Conferencia Panamericana expresó la necesidad de que se celebrara una Conferencia Interamericana de expertos en asuntos indígenas, resolución ratificada por el VII Congreso Científico Americano que se llevó a cabo en México en 1935. En la Conferencia de Montevideo participaron por Bolivia Casto Rojas, David Alvéstegui y Arturo Pinto Escalier.
Dos años más tarde, la Primera Conferencia Panamericana de Educación, efectuada también en México, aprobó la organización de “un Congreso Continental para estudiar el problema de los indios en los países de América Latina”.
Fue en la VIII Conferencia Panamericana, reunida en Lima en 1938, que fue adoptada una resolución declarando que los indígenas “tienen un preferente derecho a la protección de las autoridades públicas para suplir la deficiencia de su desarrollo físico e intelectual” (sic), y que debería ser propósito de todos los gobiernos “desarrollar políticas tendientes a la completa integración de aquéllos en los respectivos medios nacionales”. En aquella Conferencia decidieron patrocinar la celebración de un congreso indigenista interamericano.
El Comité Ejecutivo Provisional que se encargó de la realización del Congreso Indigenista Interamericano fue animado por Luis Chávez Orozco. Sin embargo fue Moisés Sáenz quien recibió la designación de llevar adelante la Dirección Provisional del Instituto; nombrado embajador de México en Perú, ocupó la dirección de manera interina Carlos Girón Cerna, de Guatemala. Fue Manuel Gamio que tomó a su cargo la dirección.
El Instituto Indigenista Interamericano tuvo por directores a: Manuel Gamio, Miguel León-Portilla, Gonzalo Aguirre Beltrán, Oscar Arze Quintanilla, José Matos Mar y José del Val Blanco. En 2002 asumió la Dirección Guillermo Espinosa Velasco (ex director General de Instituto Nacional Indigenista, de México) y fue en esta gestión desapareció por obsoleta y con él el indigenismo como ideología y práctica política colonialista etnocida.
En Bolivia el Instituto Indigenista Boliviano fue creado en 1941 como dependencia del Ministerio de Educación, con el nombre de Departamento de Asuntos Indígenas y Bellas Artes y terminó su existencia al crearse la Secretaría de Asuntos Étnicos.
El año de 1968 Guillermo Bonfil Batalla y otros autores publican De eso que llaman la antropología mexicana que causó un quiebre en el quehacer antropológico mexicano y el indigenismo continental. Escrita en el contexto de mayo 1968 y en la crítica a la antropología comprometida con la formación de la identidad nacional.
Guillermo Bonfil Batalla uno de los autores señalaba “El ideal de redención del indio se traduce como en Gamio en la negación del indio. La meta del indigenismo, dicho brutalmente, consiste en lograr la desaparición del indio”.
Esta crítica cobraba fuerza con el accionar de algunos gobiernos latinoamericanos donde ocurrieron matanzas de indios en Colombia y el Brasil. Fue en el Congreso de Americanistas de Stuttgart de 1968 que Robert Jaulin se destacó por sus denuncias. En 1970 publicó el libro La Paz blanca. Introducción al etnocidio.
La repercusión fue importante en la comunidad
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