Discurso De Mujica
Enviado por soledadbenitez • 19 de Abril de 2014 • 2.326 Palabras (10 Páginas) • 364 Visitas
Queridos amigos:
La vida ha sido extraordinariamente generosa conmigo.
Me ha dado un sinfín de satisfacciones más allá de lo que nunca me hubiera
atrevido a soñar.
Casi todas son inmerecidas. Pero ninguna más que la de hoy: encontrarme
ahora aquí, en el corazón de la democracia uruguaya, rodeado de cientos de
cabezas pensantes.
¡Cabezas pensantes! A diestra y siniestra.
Cabezas pensantes a troche y moche, cabezas pensantes pa’ tirar pa’ arriba.
¿Se acuerdan de Rico Mac Pato, aquel tío millonario del pato Donald que
nadaba en una piscina llena de billetes?
El tipo había desarrollado una sensualidad física por el dinero.
Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas
de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena.
Cuanto más ajena, mejor.
Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.
El semanario BÚSQUEDA tiene una hermosa frase que usa como insignia:
“Lo que digo no lo digo como hombre sabedor, sino buscando junto con
vosotros”.
Por una vez estamos de acuerdo.
¡Si estaremos de acuerdo!
Lo que digo, no lo digo como chacarero sabiondo, ni como payador leído, lo
digo buscando con ustedes.
Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que la verdad es
definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa.
Hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite.
Y pobre del que emprenda en soledad esta cacería.
Hay que hacerlo con ustedes, con los que han hecho del trabajo intelectual
la razón de su vida. Con los que están aquí y con los muchos más que no están.
DE TODAS LAS DISCIPLINAS
Si miran para el costado van a encontrar seguramente algunas caras
conocidas porque se trata de gente que se desempeña en espacios de trabajo
afines. Pero van a encontrar mucho más caras que les son desconocidas,
porque la regla de esta convocatoria ha sido la heterogeneidad.
Aquí están los que se dedican a trabajar con átomos y moléculas y los que
se dedican a estudiar las reglas de la producción y el intercambio en la
sociedad.
Hay gente de las ciencias básicas y de su casi antípoda, las ciencias
sociales; gente de la biología y del teatro, y de la música, de la
educación, del derecho y del carnaval.
Y en tren de que no falte nada, hay gente de la economía, de la
macroeconomía, de la microeconomía, de la economía comparada y hasta alguno
de la economía doméstica.
Todas cabezas pensantes, pero que piensan en distintas cosas y pueden
contribuir desde sus distintas disciplinas a mejorar este país.
Y mejorar este país significa muchas cosas, pero desde los acentos que
queremos para esta jornada, mejorar el país significa empujar los complejos
procesos que multipliquen por mil el poderío intelectual que aquí esta
reunido.
Mejorar el país, significa que dentro de veinte años, para un acto como
este no alcance el Estadio Centenario, porque al Uruguay le salen
ingenieros, filósofos y artistas hasta por las orejas.
No es que queramos un país que bata los récords mundiales por el puro
placer de hacerlo.
Es porque está demostrado que, una vez que la inteligencia adquiere un
cierto grado de concentración en una sociedad, se hace contagiosa.
INTELIGENCIA DISTRIBUIDA
Si un día llenamos estadios de gente formada va a ser porque afuera, en la
sociedad, hay cientos de miles de uruguayos que han cultivado su capacidad
de pensar.
La inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida.
Es la que no está sólo guardada en los laboratorios o las universidades,
sino la que anda por la calle.
La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un
autoelevador o para programar una computadora.
Para cocinar, para atender bien a un turista, es la misma inteligencia.
Unos subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera.
Y los peldaños de abajo son los mismos para la física nuclear que para el
manejo de un campo. Para todo se precisa la misma mirada curiosa,
hambrienta de conocimiento y muy inconformista.
Se termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber.
Aprendemos porque tenemos picazón y eso se adquiere por contagio cultural,
casi cuando abrimos los ojos al mundo.
Sueño con un país en el que los padres le muestren el pasto a los hijos
chicos y le digan: “¿Sabés qué es eso?, es una planta procesadora de la
energía del sol y de los minerales de la tierra”.
O que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese espectáculo
para hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la velocidad de la luz y
en la transmisión de las ondas.
Y no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir jugando al
fútbol. Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la pelota puedan
pensar a la vez en la elasticidad de los materiales que la hacen rebotar.
CAPACIDAD DE INTERROGARSE
Había un dicho: “No le des pescado a un niño, enséñale a pescar”.
Hoy deberíamos decir: “No le des un dato al niño, enséñale a pensar”.
Tal como vamos, los depósitos de conocimiento no van a estar más dentro de
nuestras cabezas, sino ahí afuera, disponibles para buscarlos por Internet.
Ahí va a estar toda la información, todos los datos, todo lo que ya se sabe.
En otras palabras, van a estar todas las respuestas.
Lo que no van a estar es todas las preguntas.
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