EL ARTE DEL RENACIMIENTO. SIGLOS XV-XVI
Enviado por Olympie23 • 4 de Marzo de 2016 • Apuntes • 25.149 Palabras (101 Páginas) • 799 Visitas
EL ARTE DEL RENACIMIENTO. SIGLOS XV-XVI
1.- INTRODUCCIÓN GENERAL
El amplio proceso que habitualmente denominamos Renacimiento abarca las creaciones artístico-culturales que tienen lugar durante los siglos XV y XVI. La gran diversidad de centros creadores y los diferentes ritmos en cada uno de ellos hace que este proceso sea muy variado y complejo.
1.1. EL CONTEXTO HISTÓRICO.
El Renacimiento es un periodo de transformaciones que se da en el Occidente cristiano, fundamentalmente en los siglos XV y XVI, que afecta a diferentes ámbitos de la vida: cultura, política, economía, sociedad y mentalidad. Nos centraremos primero en sus características principales, para dedicarnos más tarde a sus elementos artísticos. Se caracteriza por:
- La reactivación económica y comercial, sobre todo urbana. Ésta va unida a la burguesía, de manera que la sociedad es más abierta que la medieval.
- La aparición de las monarquías autoritarias, en sustitución de las feudales. En esta época, poderosos Estados (España, Francia, Inglaterra) conviven con ciudades-Estado, localizadas sobre todo en la península Itálica.
- Desde el punto de vista técnico, destacan diferentes inventos, como la brújula; o la imprenta (en el ámbito cultural), que permite una mayor generalización de la cultura: edición más económica de libros, divulgación de obras clásicas.
1.2. EL CONCEPTO DE RENACIMIENTO.
Desde el punto de vista cultural, el Renacimiento se puede definir así: fenómeno que a inicios de la Edad Moderna recupera los principios de la Antigüedad Clásica y, sin renunciar a la tradición cristiana, los actualiza mediante el humanismo. Es decir, en contra de lo que a veces se dice, no hay ruptura con respecto a lo medieval.
El concepto de Renacimiento es aplicable no sólo a las artes plásticas, sino también a la literatura, la filosofía, la música, la política, etc; es decir, que desde todos los ámbitos del conocimiento y la cultura se va a utilizar la Antigüedad como modelo para crear la nueva manera.
En este fenómeno, uno de los rasgos esenciales es el desarrollo del pensamiento crítico: en las universidades se leen los clásicos y se ponen en duda los principios teológicos; hay un interés por la Naturaleza y la realidad cada vez mayor, un ansia por conocer, por alcanzar un conocimiento basado en la observación y la razón.
La principal revolución del movimiento humanista es el antropocentrismo florentino, que sustituye al teocentrismo medieval: el hombre se ve a sí mismo como un ser divinizado, mientras que Dios se humaniza. Se recupera, por lo tanto, la máxima de Protágoras: "el hombre es la medida de todas las cosas". En el gótico, las dimensiones de los edificios dominan al hombre; en el Renacimiento es el hombre quien los domina, ya que se construyen en base a proporciones humanas. En el gótico las catedrales se proyectan para ser vistas desde puntos muy diferentes (el espectador se tiene que desplazar); en la pintura las narraciones se presentan como secuencias cinematográficas. En cambio, en el Renacimiento las obras se presentan como una unidad.
La nueva cultura lo que hace es combinar aquello laico y aquello cristiano. Así, en arte, sigue predominando la temática religiosa, pero las funciones cambian: son sobre todo la ostentación y el prestigio del comitente (la función devocional volverá con el Manierismo).
Desde el punto de vista artístico, el Renacimiento es la sustitución del sistema formal gótico por otro, que está basada en los modelos clásicos (sobre todo romanos) y que busca nuevas soluciones científicas. Se ponen, pues, en evidencia los rasgos señalados: el Gótico final se inclina por el naturalismo y ahora el artista se convierte en observador de la naturaleza, quiere conocerla y comprenderla. Eso supone un cambio de actitud mental: se investiga el espacio, la perspectiva y el dibujo. Se trata, por lo tanto, de una ruptura (aunque no total) con respecto al periodo anterior.
1.3. EL ARTISTA.
En la Edad Media era sólo un artesano. Ahora empieza un cambio, lento pero muy importante, hacia la valoración social y profesional del arte. Los artistas teorizan, investigan, aumentan su formación en otras áreas (matemáticas, geometría,...); es decir, son hombres polifacéticos, que reivindican su trabajo intelectual. Son humanistas. Por eso son más valorados por la sociedad, firman sus obras y se auto-retratan; por eso, destacan numerosas figuras.
Trabajan para un comitente o para un mecenas, que los protege y les encarga ocuparse sus colecciones y conservar el patrimonio. Estos mecenas son monarcas, nobles, papas, dignatarios de la Iglesia y gobiernos urbanos o burgueses enriquecidos. Algunos mecenas importantes: Médicis (Florencia), Visconti y Sforza (Milán), Fugger (Alemania), Montefeltro (Urbino), Mendoza, Fonseca, Fugger (España), algunos papas,...
No obstante, los artistas continúan ocupando una posición social poco elevada. Tienen que formarse en los talleres, y siguen estando sometidos a la estructura gremial, que impone sus leyes. Los artistas mantendrán con los gremios una lucha de liberación e independencia que irán consiguiendo poco a poco. El cambio empezará cuando Roma asume la dirección artística, bajo el Papa Julio II, y crece la posición del artista en la sociedad (aunque perderá libertad en beneficio del Papado). Este caso se traslada a Francia (con el rey Francisco I) o a España (con Carlos V).
En este contexto nace la idea de las Bellas Artes a principios del XVI: los críticos empiezan a concebir la obra de arte como un objeto de lujo, justificado por la su belleza (sin utilidad práctica). Y como los artistas rechazan los gremios como forma de organización, se desarrollan en la segunda mitad del XVI unas instituciones destinadas a salvaguardar sus intereses y atender su formación: las academias. La primera de ellas es la Academia del diseño de Florencia (fundada por Vasari en 1562). A partir de ahora la arquitectura, escultura y pintura se llaman artes mayores.
1.4. PUNTO DE PARTIDA: ITALIA.
En Italia encontramos los elementos necesarios para el desarrollo de todos los elementos señalados. En esta época, Italia está repartida entre las grandes monarquías de Europa (Corona de Aragón y Francia) excepto el centro, donde encontramos ciudades-Estado en manos de familias aristocráticas y burguesas. La más próspera es Florencia (en la Toscana), con una fuerte burguesía mercantil, donde destacan los Médici, que también son mecenas del arte.
Aquí, a lo largo de la Edad Media siempre quedó un nexo de unión con la cultura clásica, sobre todo en su última fase; por eso el tránsito es poco brusco (no pasa lo mismo en el resto de Europa). En el lenguaje de la época se llama que la "maniera barbara" (Románico, Gótico) y la "maniera greca" (Bizantino) han sido sustituidos por la "maniera antica". La ciudad se considera heredera intelectual de Atenas y del legado institucional de Roma.
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