EL MAESTRO; EL SENTIDO DE EDUCAR.
Enviado por Paola Cardenas • 4 de Junio de 2018 • Ensayo • 2.369 Palabras (10 Páginas) • 170 Visitas
EL MAESTRO; EL SENTIDO DE EDUCAR.
Resumen: se tiene como objetivo dar a conocer un poco de la tarea del maestro, lo relacionado con su formación, su práctica, discurso y el saber pedagógico para así reconocer el papel fundamental del maestro y la maestra en la sociedad.
Palabras clave: Maestro, saber pedagógico, formación docente, práctica y discurso.
Introducción: el sentido de educar
En una sociedad como la nuestra en donde la educación pasa a un segundo o tal vez tercer plano y donde el papel del docente pierde su valiosa importancia, decidir ejercer dicha tarea podría tomarse como un tema de valentía. Asumir ser maestro o maestra no es una tarea sencilla y mucho menos algo que se realiza a la ligera, decidir adentrarse en esta aventura es algo maravilloso pero que requiere convicción, disciplina y sobre todo amor pero claro está sin desviar su función. Surgen preguntas como ¿Qué implica ser maestro? ¿Cómo es la formación para ser maestro? ¿Cuánto tiempo dura este proceso?
El ser maestro o maestra es asumir la función que esta demanda; la de enseñar. Mil preguntas surgirían ¿enseñar para qué? ¿Qué enseñar? ¿Con qué fin se enseña? ¿Cuál es la manera adecuada de enseñar? Son preguntas a las que el maestro y la maestra se enfrentaran un sin número de veces, las cuales en gran parte hará que se repiensen su quehacer docente de manera crítica y así decidan desistir de tal o harán que genere seguridad y el sentido de educar. Y es que en una sociedad como la nuestra necesitamos maestros y maestras seguros de su quehacer, maestros y maestras que generen el verdadero sentido de educar y la función e importancia que este tiene. Maestros y maestras que sean capaces de darle al alumno la oportunidad de ser ellos mismos, de guiarlos en su proceso de aprendizaje mediante su discurso unido a su práctica docente.
Es que ¿qué sentido tendría el ser docente si no se genera un sentido de educar? Educar para transformar y generar cambios, educar para no seguir reproduciendo y legitimando un sistema como el imperante en nuestra sociedad, educar para la formación de una sociedad crítica y democrática donde se escuche a cada uno de sus integrantes, educar para erradicar el miedo que se tiene a la libertad.
Los maestros y las maestras al ser portadores del saber pedagógico poseen en sus manos el recurso para lograr que la pedagogía se tome de una forma correcta, a través de su teoría y su práctica puede generar grandes cambios y así retomar la suma importancia que tiene el maestro en la sociedad.
El maestro: Su formación
En la formación del maestro y la maestra, más allá de llegar al análisis en lo que refiere a su formación universitaria (no menos importante, vale destacar que para ejercer el rol de maestro y maestra se necesita una formación académica adecuada, con las bases teóricas fundamentales que lo ayuden a ejercer mejor su práctica) es traer a colación la formación que este y esta obtienen en el proceso continuo de ejercer su práctica docente.
El maestro y la maestra no solo obtienen su aprendizaje en la academia y mucho menos son los únicos portadores del saber en el aula de clase, cuando se entiende esto se asume la formación que el maestro y la maestra obtienen en cada una de sus clases, de cómo cada cuestionamiento que realiza un alumno y el querer involucrarse para hacer parte de esa curiosidad generada ayuda a enriquecer sus conocimientos y a reaprender los ya adquiridos. Paulo Freire (1996) señalaba que “el aprendizaje del educador al educar se verifica en la medida en que este, humilde y abierto, se encuentre permanentemente disponible para repensar lo pensado, para revisar sus posiciones.” (pág. 45). Y es repensando esas posiciones de manera crítica como se consigue una buena práctica pedagógica.
Una de las cosas a tener en cuenta para lograr que este proceso de aprendizaje continuo (tanto teórico como experimental) se lleve a cabo, es entrar analizar el motivo por el cual se quiere ser maestro o maestra, si en realidad es lo que se busca, el por qué se busca y el para qué, ya que sin un verdadero sentido y sentimiento hacia esta práctica, todo se tornara de manera mecánica, se ejercerá dicha actividad se ejercerá a la liguera y se seguirá legitimando y reproduciendo el modelo de educación actual, una educación bancaria (Paulo Freire, 1970 Pág.51) en donde el maestro y la maestra son autoritarios, poseedores del saber y los encargados de depositar dicho en los educandos sin importar las concepciones, el contexto y la manera en como este llega al conocimiento.
De este modo hay que tener claro que el maestro y la maestra no son los que tienen la última palabra, ni la verdad absoluta, entendiendo de esta manera que la educación gira entorno a los estudiantes y es escuchando y en permanente dialogo con ellos como en realidad se consolida un verdadero aprendizaje como ya vimos, no solo por parte del alumno sino también por parte del maestro y la maestra.
En este proceso de enseñanza y aprendizaje que hace el maestro se ve un gran avance en materia de educación, en cuanto a que esta ya no se remite a una educación autoritaria sino con un sentido más humanista, una preocupación ya no solo por lo que se debe transmitir a los alumnos, (saberes de ciertas actividades o acontecimientos) sino también por los intereses y por los cuestionamientos que estos tengan tomando en cuenta la realidad que dichos afrontan. Culminando así que es de suma importancia la preparación que debe tener el maestro y la maestra en cuanto a la academia ya que sin esta preparación no se puede ejercer dicha labor, pero también aquella formación continua y permanente a la que se encuentra expuesto en cuanto realiza su tarea y como esta le brinda herramientas para mejorar su práctica docente y su discurso pedagógico para así contribuir a una mejor dinámica de aprendizaje y enseñanza por parte del educando y del mismo maestro y maestra.
Discurso y práctica pedagógica:
En cuanto a lo que concierne en el tema del discurso y la práctica, hay que aclarar que estos solo se pueden entender si hay una articulación como tal.
El discurso pedagógico entendiéndolo como la acción en donde se relacionan significantes mediante procesos simbólicos y donde el propósito es formar agentes participantes tomando estos como sociedad, a quienes se educa para sobrevivir, haciendo allí la aparición de prácticas discursivas pedagógicas transformadoras que crean la curiosidad por el conocimiento (Carlos Barrero, 2016)
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