EL TRABAJO COTIDIANO DEL PROFESOR

EL TRABAJO COTIDIANO DEL PROFESOR

No para toda la gente lo cotidiano es siempre lo mismo que se hace todos los días; en ocasiones puede que pasen situaciones en determinado momento según la época, que para la misma persona cambien esos hechos cotidianos; un ejemplo puede ser cuando una persona cambia de trabajo de un año para otro y lo que hacia de cotidiano en el primero, tal vez no se repita en el segundo.

En el magisterio, que pasaría si los saludos que para la mayoría pueden ser cotidianos, logrando una buena relación con los alumnos o como parte de una sociedad con valores, se llegara como “burro sin mecate” ignorando a quien fuera y pasar sin decir “buenos días”, o entrar al salón sin pasar lista y nunca notar quien vino o quien faltó a clases ese día, es por tal motivo que en el presente trabajo se muestran en primera instancia el significado de cotidianeidad en el trabajo docente , así como algunas situaciones en las que se puede percibir lo cotidiano de la actividad diaria en la escuela y su contexto. Algunas actividades que el ser humano realiza diariamente y que en ocasiones se hacen sin pensarlo; son producto de una cultura que se fue transmitiendo de generación en generación y que en nuestros días son parte de la vida cotidiana como lo maneja el autor: Alberro Solange diciendo “nos lavamos las manos, comemos, rezamos y, hacemos tantas otras cosas, no según criterios y normas adoptadas deliberadamente por nosotros, sino porque, sin pensar en ello, seguimos haciendo lo que nos enseñaron en nuestra niñez o lo que vemos que se hace alrededor nuestro” de tal manera que al llevarlas a cabo formar parte de nuestra vida cotidiana.

Desde mi punto de vista lo cotidiano en la escuela, son aquellas actividades que si no diariamente, se hacen con regularidad, teniendo un propósito determinado al llevarlas acabo; desde el típico saludo de “buenos días niños”, el pase de lista, la activación de los conocimientos previos, la asamblea de los lunes, etc.; sin embargo hay otras actividades que aunque creamos menos importante como el tomar café en las mañanas que llagamos a la escuela, la platica con los maestros en el recreo, la convivencia con el conserje, etc., forman también parte de ellas. Y para complementar mi concepción de lo cotidiano me remito al autor Alberro Solange diciendo: “entendemos por vida cotidiana el entorno sensorial en el que nos desenvolvemos, los gestos, ademanes, las actitudes y comportamientos, tanto aislados como integrados en verdaderos complejos de prácticas”. No todas las prácticas de lo cotidiano en la escuela se llevan a cabo con un sólo fin; puede variar en su propósito dependiendo de los alumnos, la escuela, el grado, etc., por ejemplo: el simple hecho de “pasar lista” y registrar en un formato para control de asistencias e inasistencias; en mi caso me sirve además para implementarla en el proceso de la lectoescritura en donde

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