EL ÁRBOL DE NAVIDAD
Enviado por POKEADRI • 9 de Diciembre de 2013 • 1.243 Palabras (5 Páginas) • 309 Visitas
Árbol adornado (por lo general se trata de un abeto o de un pino) que se expone en numerosos hogares y lugares públicos de los países de tradición y religión cristiana durante los días de celebración de la Navidad.
El Árbol de Navidad es uno de los símbolos más importantes de esta fiesta. Suele adornarse con frutos como el muérdago, el acebo, las manzanas, y con cintas, luces, etc. A veces es coronado con una Estrella de Belén y, en ocasiones, cuelgan de sus ramas regalos y obsequios. A su alrededor suelen reunirse las familias para cantar canciones navideñas.
El origen de la costumbre de instalar un árbol adornado en el hogar o en los lugares públicos para celebrar una fiesta comunitaria se pierde en la noche de los tiempos. Existe abundantísima documentación sobre cultos que muchos pueblos dedicaban a árboles como el roble o el tejo, símbolos de la potencia y fecundidad de la naturaleza. Muchos dioses europeos (Zeus, Hércules, Thor...) se asociaban a determinados árboles, que nunca faltaban en sus cultos. A veces, estos mismos árboles eran venerados por los campesinos, que les hacían ofrendas y regalos, y les ponían adornos, en ocasiones en forma de telas de colores y de piedras pintadas.
La leyenda más conocida sobre el origen del Árbol de Navidad, fechable en torno al siglo VIII de la era cristiana, dice que que, en cierta ocasión, un roble que los germanos consideraban sagrado cayó sobre un abeto, y que éste quedó intacto. San Bonifacio, obispo por entonces de Maguncia y evangelizador de Alemania, interpretó que el roble caído representaba la religión caduca de los paganos, y que el abeto intacto simbolizaba la fortaleza de la fe cristiana, y que representaba "el árbol del Niño Jesús".
En realidad, el abeto era un árbol que desde mucho tiempo antes se asociaba a cultos y ritos precristianos. Así, en diversas tradiciones sincréticas mediterráneas se creía que el dios solar Tammuz-Adonis había nacido bajo un abeto, árbol que también había estado consagrado a Artemisa-Diana, igual que el pino lo había estado a Cibeles y a Démeter-Ceres. Se sabe, incluso, que en determinados rituales dedicados a Cibeles, los sacerdotes adornaban ramas de pino con cintas de colores, y que en el equinocio de primavera (que coincidía con el inicio del año) una cofradía llamada de dendróforos ('portadores de árboles') conducía un pino adornado con cintas de tejido y guirnaldas de violetas hasta el templo de la diosa. Tal pino simbolizaba al dios Atis, el esposo de Cibeles, que moría y resucitaba cada año, como la vegetación. También se sabe que la piña, símbolo de la fortaleza de la vegetación, se había asociado hasta entonces al dios Dionisos, estrechamente relacionado con Tammuz-Adonis.
El cristianismo no hizo, pues, sino adaptar y asimilar creencias, ritos y cultos precristianos, enormemente arraigados en la ideología popular, y que le hubiera sido muy difícil extirpar de raíz. Una vez aceptados el abeto y el pino adornados como símbolos de la Natividad de Jesús, los comentaristas y exégetas cristianos se ocuparon de dotarlos de simbolismos cristianos muy curiosos. Por ejemplo, la forma triangular del abeto llegó a ser interpretada como un símbolo de la Trinidad.
La costumbre, nacida posiblemente ya en el siglo VIII, de cortar un árbol en la Navidad, y adornarlo con dulces y frutas, se circunscribió en un principio a algunas zonas de Alemania y de los países escandinavos, y permaneció apenas sin cambios durante muchos siglos. Fue a partir del siglo XVIII cuando comenzó a sufrir transformaciones, y cuando las bolas decoradas y los objetos de regalo comenzaron a asociarse a los árboles navideños. Con mucha lentitud, la costumbre comenzó a extenderse también a otros países. La introducción de esta costumbre en Austria está datada en
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