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ERIC HOBSBAWN 2. La Revolución Industrial


Enviado por   •  2 de Abril de 2013  •  3.155 Palabras (13 Páginas)  •  1.047 Visitas

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ERIC HOBSBAWN

2. La Revolución Industrial

I. Si bien este acontecimiento da sus primeros pasos a principios del siglo XVIII, no será hasta 1830 cuando la literatura de Balzac y los manifiestos de Engels y Marx se hagan cargo del proletario y la clase trabajadora hija del capitalismo. La Revolución Industrial supone que un día entre 1780-1790, y por primera vez en la historia humana, se liberó de sus cadenas al poder productivo de las sociedades humanas, que desde entonces se hicieron capaces de una constante, rápida y hasta el presente ilimitada multiplicación de hombres, bienes y servicios. Esto es lo que ahora se denomina técnicamente por los economistas take-off, el crecimiento autosostenido. Ninguna sociedad anterior había sido capaz de romper los muros de una estructura en la que el hambre y la muerte se imponían periódicamente. Preguntar cuándo se completó es absurdo, pues su esencia era que, en adelante, nuevos cambios revolucionarios constituyeran su norma. Y así sigue siendo.

Que el estallido se diera en Inglaterra no quiere decir que fuese superior científica y técnicamente hablando. En las ciencias naturales Francia era, con mucho, el baluarte de Europa. Las lecturas de los economistas ingleses eran tanto Adam Smith como Dupont, Quenay Turgot, Lavoisier y los italianos. La educación palmaria no estaba en Oxford o Cambridge, sino en Escocia, de donde surgieron los genios de esta revolución, como Watt, Telford, McAdam, James Mill. Hasta que Lancaster impusiera sus medidas, la educación inglesa no despegó. Además, los inventos de estos no requerían más conocimiento que el que se tenía a principio de siglo (excepto en química), y su aplicación fue muy posterior (unos 40 años).

Las condiciones legales eran la gran ventaja. Un puñado de terratenientes de mentalidad comercial monopolizaba casi la tierra, que era cultivada por arrendatarios que a su vez empelaban a gentes sin tierras o propietarios de pequeñísimas parcelas. La agricultura estaba preparada para cumplir sus cuatro funciones fundamentales en una era de industrialización:

-aumentar la producción y la productividad para alimentar a una población no agraria

-proporcionar un vasto y ascendente cupo de potenciales reclutar para las ciudades

- suministrar un mecanismo para la acumulación de capital utilizable por los sectores más modernos de la economía

-así como la creación de excedente para exportar material e importar capital.

El dinero no solo hablaba, sino que gobernaba. Pero hay zonas que, aunque en 1850 producían mucho más que en 1750 no habían disfrutado del salto cualitativo de Manchester o Birmingham. Empresarios e inversores cruzaron sus actividades. Había algo que alzaba a Gran Bretaña sobre el resto de naciones, que además tras las guerras napoleónicas quedaron sometidas: la industria algodonera y la expansión colonial.

II. Los esclavos y el algodón fueron en paralelo. Liverpool, Bristol y Glasgow crecieron al amparo de este tráfico de mercancías. La Revolución industrial puede considerarse, salvo en unos cuantos años iníciales, hacia 1780-1790, como el triunfo del mercado exterior sobre el interior: en 1814 Inglaterra exportaba cuatro yardas de tela de algodón por cada tres consumidas en ella; en 1850, trece por cada ocho. Las guerras napoleónicas cerraron Europa a este comercio, algo que volvió a reanudarse en 1820. Pero en las colonias, la industria británica había establecido un monopolio a causa de la guerra, las revoluciones de otros países y su propio gobierno imperial. Inglaterra dominó financieramente al continente sudamericano. India se convirtió en la (forzada) clientela de Lancashire. El comercio del opio, por su parte, lanzó los intercambios con China desde 1820-1830. Los suministros ultramarinos de lana ganaron en importancia a partir de 1870.

La gran industria del algodón se llevó por delante el trabajo manufacturero, de gran antigüedad. Muchos se rebelaron ante la pérdida de sus puestos de trabajo cuando y ala industria no los necesitaba para nada. Comenzaba la tiranía de las máquinas.

III. La industria como tal tiene su nacimiento en base al algodón. El textil es posterior y el vapor no se usaba mucho fuera de la minería. Con ella arrastró a otros sectores; por eso influyó en el progreso económico de Gran Bretaña. Se pasó de importar 11 millones de libras de algodón bruto en 1780 a 588 millones en 1850 (su producción suponía casi el 50% del total). La pequeña crisis entre 1830-1840 sacudió levemente el mercado del algodón y tambaleó toda la economía británica: queremos con esto mostrar lo importante que era el algodón para su estabilidad.

La desviación de las rentas hacia el arrendatario, supuso levantamientos cartistas y otros en 1848 contra las máquinas, vistas como la raíz de los problemas. No solo proletariado, sino granjeros fueron los protagonistas. Por eso los pequeños burgueses y los obreros se unieron a los radicales ingleses, republicanos franceses o jacksonianos norteamericanos, dependiendo la localización.

A los capitalistas solo les preocupaba el cómputo de sus ganancias; mientras tanto les daba igual las acciones proletarias. Los tres fallos del sistema fueron: el ciclo comercial de alza-baja, la tendencia de la ganancia a declinar y la disminución de las oportunidades de inversiones provechosas. Inicialmente la industria del algodón tenía muchas ventajas. Su mecanización aumentó mucho la productividad de los trabajadores, muy mal pagados en todo caso, y en gran parte mujeres y niños. La inflación que suponía la diferencia entre el coste de la materia prima y el beneficio que suponía la venta de la manufactura, quedó neutralizada (e incluso en descenso) en 1815.

En los momentos de crisis había se ajustaba el presupuesto reduciendo los salarios de los trabajadores: se podía comprimir directamente los jornales, sustituir los caros obreros expertos por mecánicos más baratos o introducir máquinas en el lugar de un grupo. La medida más racional era introducir maquinaria. Entre 1800-1820 hubo 39 patentes nuevas, 51 entre 1820-1830, 86 en 1830-1840 y 156 en 1840-1850. Si bien la industria se estabilizó tecnológicamente en 1830, no sería hasta la 2/2 de siglo cuando la producción tuviera un aumento revolucionario.

IV. El problema de las producciones masivas es que necesitan un buen mercado de consumo. La industria militar, tras Waterloo, entró en decadencia y la de productos primarios no era excesivamente grande. Nunca falló, sin embargo, la industria del carbón: 10 millones de toneladas (90% de producción mundial) frente a 1 millón de los franceses) en 1800. El ferrocarril es el hijo de las minas del norte de

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