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LA ERA DE LA REVOLUCION 1789-1848, ERIC HOBSBAWN.


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2015  •  Ensayo  •  2.542 Palabras (11 Páginas)  •  500 Visitas

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LA ERA DE LA REVOLUCION 1789-1848, ERIC HOBSBAWN.

1. EL MUNDO EN 1780-1790

En esta primera parte del libro se describen las diferencias geográficas del antiguo mundo respecto de cómo lo conocemos ahora, se dice que incluso las personas mas ilustradas de la época tenían poco conocimiento de la totalidad del globo terráqueo, gran parte de los océanos ya había sido explorada, pero el conocimiento del planeta siguió siendo utópico hasta mediados del siglo xx. La población además no estaba cuantificada y todos los cálculos geográficos era conjeturas, sin embargo, lo mas probable es que la tierra solo tuviera una fracción de la población de hoy, aproximadamente un tercio. La población estaba esparcida por toda la superficie terrestre y tenia pocos asentamientos aunado a su vez a cuestiones diversas como el caso del clima y algunas patologías presentes en la sociedad “Las condiciones climatológicas (probablemente algo mas frías y húmedas que las de hoy, aunque no tanto como durante el periodo de la , entre 1300 y 1700) hicieron retroceder los limites habitables del ártico, enfermedades endémicas, mantenían deshabitadas muchas zonas, como las de Italia meridional, en donde las llanuras del litoral se irían poblando poco a poco a lo largo del siglo XIX. Las formas primitivas de economía, sobre todo la casa y en Europa la extensión territorial de la trashumancia de los ganados, impidieron loas grandes establecimientos.”[1] Hace un pequeño hincapié es las diferencias entre las estaturas del hombre de dicha época y el hombre contemporáneo, pero lejos de ser estas diferencias físicas las que hacían del mundo medieval un mundo pequeño, era la falta de vías de comunicación lo que en verdad hacia el mundo desconocido fuera de las comarcas.

Para la segunda mitad del siglo XVIII, respecto del XVI y XVII, ya se veía una era de abundantes y rápidas comunicaciones, aumento y mejoras en caminos, vehículos y servicios postales. El medio terrestre era lentísimo y obligaba a las diligencias a dejar una sexta parte de la mercancía transportada, por lo que el medio acuático era entonces el mas fácil y barato, y si las condiciones climáticas favorecían a menudo también el mas rápido. La sociedad en 1789 rara vez tuvo que abandonar o desplazarse de su hogar, el mundo era vasto para los habitantes, el mundo en 1789 era preponderadamente rural y no puede comprenderse sin asimilar este hecho. De hecho, fuera de alguna zona industrial difícilmente nos encontraríamos con algún país europeo donde 4 de cada 5 de sus habitantes no fueran campesinos, hasta en la Inglaterra misma, la población urbana solo supero a la rural hasta 1851. La línea fronteriza entre ciudad y campo, o mas preciso entre ocupaciones rurales y urbanas era rígida, esas diferencias eran tanto físicas como ideológicas aun en zonas donde no era tan marcada la línea fronteriza.

En Europa meridional, gran parte de la nobleza vivía de las rentas de sus fincas. En Alemania, las burocracias de los  innumerables principados satisfacían los caprichos y deseos de los serenísimos señores con las rentas obtenidas de un campesino sumiso y respetuoso. El problema agrario era por eso fundamental en el mundo de 1789, y es fácil comprender por que la primera escuela de los economistas continentales, consideraron indiscutible que la tierra, y la renta de la tierra, eran la única fuente de ingresos. Se dividía en tres grandes sectores: El cultivador típico era el indio, o el negro, que trabajaba como esclavo; menos frecuente era el arrendatario que cultivaba la tierra personalmente. Dicho de otro modo, el cultivador típico no era libre o estaba sometido a coacción política, el típico terrateniente era propietario de un vasto territorio casi feudal o de una plantación de esclavos. La economía característica de la posesión casi feudal era primitiva y auto limitada, además regida por las demandas puramente regionales: La américa española exportaba productos de minería, también extraídos por los indios (siervos), pero casi nada de productos agrícolas.

En conjunto, el cultivador típico no era libre, si no que realmente estaba ahogado en la marea de la servidumbre, creciente casi sin interrupción desde finales del siglo XV y principios de XVI. En el resto de la zona el campesino típico era un siervo que se dedicaba gran parte de la semana a los trabajos forzados sobre la tierra del señor u otras obligaciones por el estilo, su libertad era prácticamente nula llegando a ser una esclavitud, como en Rusia y en algunas partes de polonio donde podían ser vendidos separadamente de la tierra. “(Una gran parte de los siervos servían como criados domésticos; en Rusia eran por lo menos el 5%)”[2]. Sin embargo, gran parte de la zona permanecía atrasada. La apertura de la ruta del mar negro y la creciente urbanización de Europa occidental, y principalmente de Inglaterra, acababan de empezar hacia poco a estimular las exportaciones de cereales. Las regiones serviles de España e Italia tenían características económicas similares, aunque la situación legal de los campesinos era distinta.

El señor característico de las zonas serviles era un noble propietario y cultivador o explotador de grandes haciendas, cuya extensión era obscena. Socialmente la estructura agraria del resto de Europa no era muy diferente, esto quiere decir que, para el campesino o labrador, cualquiera que poseyese una finca era parte de la clase dirigente y era inconcebible sin una gran propiedad. En toda Europa continental los nobles expulsaban a sus rivales mas modestos de los cargos provechosos dependientes de la corona. Si embargo, económicamente, la sociedad rural occidental era muy diferente. El campesino había perdido mucho de su condición servil en los últimos tiempos de la edad media, aunque subsistieran a menudo muchos restos irritantes de la dependencia legal.

El campesino más o menos libre, grande, mediano o pequeño, era el típico cultivado del suelo. Si era arrendatario  de cualquier clase, pagaba una renta ( o,  en algunos sitios, una parte de la cosecha)  al señor.

 Pero si estos vínculos políticos si hubieran roto, una gran parte de Europa habría surgido como una  gran área de Agricultura campesina; generalmente una en la que  una minoría de ricos campesinos  habría tendido  a convertirse en granjero comercial.

Sólo unas pocas comarcas habían impulsado el desarrollo agrario dando un paso adelante hacia una agricultura puramente capitalista,  principalmente en Inglaterra. La gran propiedad estaba muy concentrada,  pero el típico cultivador era un comerciante de tipo medio,  granjero- arrendatario que operaba con trabajo  alquilado.

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