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Educacion Para La Igualdad De Genero


Enviado por   •  12 de Febrero de 2013  •  2.973 Palabras (12 Páginas)  •  888 Visitas

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Introducción

Se vive en una sociedad en la que existe la discriminación y la marginación de las mujeres, que en gran medida determina los comportamientos, valores, normas formas de pensar y de actuar. De ahí las diferencias que van más allá de las sexuales y que llegan a privilegiar ampliamente lo masculino y dejan en posición de subordinación y condicionamiento a lo femenino.

En este juego de roles, a las mujeres les fue culturalmente asignado permanecer en el ámbito privado, realizando todo aquello que a lo largo de los años se considera propio de lo femenino, como es el cuidado de los hijos, los quehaceres de la casa, la atención a la pareja y en general “el ser para los otros”. A los hombres se les asignó de igual manera el vivir en el ámbito público, al realizar actividades laborales fuera del hogar para la producción de bienes materiales y económicos, la toma de decisiones, las actividades rudas y la responsabilidad como proveedores de la pareja, de los hijos, en general de las estructuras familiares.

Es necesario reconocer que la situación ha cambiado y en la actualidad las mujeres tienen una amplia participación en la actividad productiva y no sólo reproductiva. Es por ello, que este trabajo, tiene la finalidad de dar a conocer un panorama de la importancia de promover la igualdad de género en nuestra sociedad existente, y que el rol que juega la escuela es primordial para lograr una sociedad justa e igualitaria, en donde tanto los hombre, como las mujeres, independientemente de sus características socioculturales tengan las mismas oportunidades de participar en dicha sociedad. Abordaré esta problemática como un asunto de suma importancia para la escuela, los maestros, la familia, la sociedad, que son factores que influyen en el desarrollo de las habilidades que los niños y niñas van desarrollando a lo largo de su vida para poder valerse de ellas, para afrontar las diversas tareas que hay en la sociedad, así como decisiones como la elección de carrera, decidir jugar al futbol en el caso de las niñas y a las muñecas en el caso de los niños.

Nuestra sociedad reclama una igualdad de género en la sociedad donde todos podamos hacer todas las actividades por igual y sea una cooperación mutua entre hombre-mujer.

Educación para la igualdad de género

El tránsito de un modelo educativo de roles separados o segregados a un modelo de educación mixta, iniciado tímidamente en los países occidentales a principios del siglo XX y consolidado prácticamente en la década de los ochenta, representó para las mujeres su inclusión a un sistema educativo en el cual el modelo masculino fue y es considerado como superior. En efecto, la escuela mixta, que es el modelo educativo dominante del sistema educativo actual, establece estatutariamente el principio democrático de igualdad para todas las personas y defiende la educación conjunta para mujeres y hombres como un compromiso básico del sistema educativo.

En consecuencia, este modelo parte del principio de la “homogenización” de la enseñanza, por lo que el género no es una variable relevante para el trabajo escolar.

En este sentido, la igualdad en educación significa que niños y niñas, mujeres y hombres, sean tratados y tratadas de igual manera en el acceso a la educación, a libros de texto, el uso de tecnología y utilización del espacio físico, entre otras. Las posibles acciones de cambio son aquéllas que van dirigidas a garantizar la libertad de elección de las personas y las plenas posibilidades de desarrollo personal, las cuales se perciben independientes del sexo, de la clase social y de la etnia. Las diferencias que, por socialización, manifiestan las niñas y las mujeres no son reconocidas, lo que produce una condición de desventaja con respecto a los niños y a los hombres.

Diversas investigaciones muestran que, a pesar de las proclamas de igualdad desarrolladas por la escuela mixta, el modelo masculino prevalece como un mandato cultural. Un ejemplo de ello es el lenguaje utilizado en el ámbito escolar, el cual contiene un uso regular y normativo del masculino para designar a personas de ambos sexos, incluso cuando la mayoría son mujeres o cuando en el grupo hay únicamente un hombre. Asimismo, el uso del espacio físico en las instituciones escolares, en particular las áreas destinadas al juego, es ocupado centralmente por los niños, por lo que las niñas constantemente son desplazadas. El profesorado lo atribuye a la espontaneidad de niños y niñas, por lo que esta situación suele no ser corregida. Por todo ello la educación tradicional, debe ser transformada. Las mujeres:

- Desde niñas, deben ser orientadas para elegir el tipo de persona que desean ser; el tipo de conocimientos y habilidades que desean adquirir y el tipo de mundo en el que desean vivir.

- Formen el carácter infantil no sólo para la afectividad, sino para la adquisición y desarrollo de las múltiples capacidades humanas, intelectuales, espirituales y creativas.

- Se les prepare para actividades tradicionalmente desarrolladas por los hombres, como producir ganancias, administrar negocios y dirigir políticas.

- Obtengan una información clara y precisa de su cuerpo y construyan formas renovadas de vivir su sexualidad que trasciendan de su ser “el mal” porque tienen deseos sexuales y de su ser “el bien” porque se mantienen castas.

- Alcancen metas de vida que rebasen los intereses centrados en la maternidad.

- Revaloren su identidad, más allá de la belleza física y la juventud, para que concedan importancia al ejercicio laboral, la realización personal, la participación política efectiva y la contribución social.

En la adolescencia la imagen de lo femenino se presenta a las niñas con determinados contenidos: ser femenina supone inhibir su ambición, sus capacidades intelectuales y su éxito en este terreno. El éxito de lo femenino se canaliza al intercambio social, por lo que a las mujeres brillantes se les hacen cada vez más difíciles sus relaciones con el otro sexo. Según Alberdi (1994), como producto de esta situación, los resultados escolares de las niñas empeoran con la pubertad y las elecciones de carrera que se llevan a cabo en estos años se hacen menos ambiciosas y más estereotipadamente femeninas de lo que cabría esperar de acuerdo con los resultados escolares anteriores.

En este país alrededor de los años ochenta se presenta una serie de demandas para el desarrollo de un modelo coeducativo, o sea, una escuela con objetivos orientados a la modificación radical de las relaciones interpersonales. Estas demandas provenían de algunos grupos de mujeres que actuaban en los campos de la renovación pedagógica y de los grupos feministas.

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