El Estado Porfirista a través de la Educación

Ciencia, Tecnología y Sociedad del conocimiento

El Estado porfirista buscó a través de la educación alcanzar el progreso y modernidad que se vivía en Europa y E.E.U.U. Por ello pugnó por una educación de tipo liberal y además científica, es decir, positivista. El proyecto educativo, sin embargo, no estaba destinado a toda la población. Se orientó al sector urbano y le interesó más el nivel superior de la educación elemental. En 1900 más del 80% de la población estaba al margen de la educación. La educación que impartía el Estado en establecimientos públicos fue: primaria elemental, primaria superior o secundaria y preparatoria. La educación elemental era para niñas y niños, pero el número de mujeres fue muy reducido. Los que seguían estudiando se formaban en escuelas de enseñanza técnica, que fueron pocas; las universidades llegaron a ser 21 en todo el país. Se crearon escuelas normales para formar a maestros que se encargarían de combatir el analfabetismo.

El régimen porfirista impulsó el sector industrial, sin embargo, esto no se reflejaba en el proyecto educativo. La formación de técnicos y personal calificado se remitió a las Escuelas de Artes y Oficios, donde se impartía una formación en talleres no relacionados con la industrialización.

Las pocas universidades, que en realidad eran escuelas preparatorias, estaban sostenidas con recursos de los estados donde se encontraban, y como en esto la educación elemental era limitada, al pueblo le era imposible alcanzar el nivel superior. La gente de posición acomodada enviaba a sus hijos a estudiar o bien a la Ciudad de México al Colegio Nacional Preparatorio o al extranjero. En la ciudad de México sólo algunos, con los recursos económicos necesarios, asistían a las escuelas profesionales de Jurisprudencia, Medicina y farmacéutica, o a la Escuela de Ingenieros, pero antes debían de cursar la preparatoria. Los establecimientos preparatorios en los estados eran privados, algunos en manos de la Iglesia, por ejemplo el Colegio de Jesuitas San Juan Nepomuceno, en Saltillo, donde estudiaron los niños Madero y demás hijos de familias distinguidas de Coahuila.

En 1905 se creó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, encabezada por Justo Sierra, a quien se encomendó la revisión de los institutos que se encargaban de la educación preparatoria del país. Justo Sierra llegó a la conclusión de que debía existir una universidad comprometida con el pueblo. El 22 de septiembre se inauguró la Universidad Nacional de México, así como la Escuela Nacional de Altos Estudios, pero este proyecto fue excluyente para la mayoría del pueblo de escasos recursos.

La administración porfirista puso en manos de extranjeros el proyecto educativo de las escuelas  elementales, primarias y secundarias, donde la mayoría de la población aprendía a leer y escribir. Enrique Laubscher y Enrique Rébsmen fueron los comisionados para esta tarea. El 5 de febrero de 1885, con aprobación del gobierno del estado de Veracruz, se iniciaron prácticas educativas en la que llamarón Escuela Modelo, con sede en Orizaba, Veracruz. En ellas se enseñaban métodos objetivos y se combinaba lectura y escritura para eliminar la enseñanza basada en la memoria. De aquí surgió la idea de homogenizar la enseñanza elemental y de crear otras escuelas donde se formaran los maestros. Por decreto del 17 de diciembre de 1885 se estableció la Escuela Normal para maestros en la Ciudad de México y el 1° de enero de 1888 se elaboraron libros de texto para utilizarlos en las escuelas tanto nacionales como municipales del D.F.

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