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El Federalismo Liberal En Argentina: 1852-1930 Natalio Botana


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2012  •  5.613 Palabras (23 Páginas)  •  742 Visitas

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El Federalismo Liberal en Argentina: 1852-1930

Natalio R. Botana

Este tipo de federalismo argentino encierra varias paradojas: nacido de las guerras civiles de Independencia, los conceptos tradicionales con los que se le designa son insuficientes para dar cuenta de su carácter y trayectoria.

En Argentina los términos federalismo y liberal tuvieron el designio de constituir un Estado nacional y régimen capaz de subordinar a las provincias dentro de un orden que las contuviera y las controlara eficazmente. De esta misma manera en la Constitución federal coexistían en inevitable tensión de utopía de las libertades republicanas y el anhelo de dar forma y sustento material al poder político, proyecto que fue condensado entre los años 1853 y 1860 en una Constitución Nacional que adoptaba la forma representativa republicana federal, inspirada en el modelo de la Constitución federal de Filadelfia (declaración de derechos, el presidencialismo, la separación rígida de poderes, el ejercicio directo e indirecto de la soberanía del pueblo, el control judicial), pero sin ocultar los rasgos que le dieron fisonomía propia: inclinación más fuerte al predominio de Ejecutivo, atemperada por la no reelección inmediata del presidente de la República, a lo que se sumó el desequilibrio regional entre Buenos Aires y el interior. La Constitución rigió mutilada hasta 1862, por la guerra civil, proceso que se mantiene por casi 30 años y culmina con la federalización de Buenos Aires, donde arrancan dos tipos sucesivos de regímenes de gobierno federal: 1º que transcurre hasta 1916, descansó en un federalismo restrictivo, organizado en torno a gobiernos electores y al control de la sucesión. 2º nacido de la reforma política de 1912, albergó hasta 1930 una temprana experiencia democrática. En ambos casos actúa la Constitución como fórmula política impuesta por los gobernantes e incentivo para el cambio impulsado por la oposición.

Las imágenes del Federalismo Argentino

El debate que se dio entre 1840 y 1860 por el federalismo liberal se planteó en el plano teórico. La generación del 37 delineó un camino a cuyo término la reconciliación entre tradiciones opuestas se imponía gracias a una lógica de naturaleza histórica, sin duda necesaria y benéfica. El eclecticismo doctrinario ponía en tensión a viejos antagonismos (unitarios y federales, civilización y barbarie, minorías ilustradas y masas inorgánicas), para luego tomar lo mejor de cada uno y fundir esos fragmentos en una forma republicana sostenible.

Sarmiento, en Facundo señala que la república federal debe descansar sobre la legitimidad del papel innovador de las instituciones, además había que trasplantar leyes, que era algo sencillo, pero lo más complejo es trasplantar costumbres, esta empresa envuelta en un imaginario exultante, que no guardaba proporción con la aldeana realidad de la cual partía puede haber sentado las bases de la Argentina moderna.

La fórmula de Juan B. Alberdi

Alberdi defiende el concepto de un Estado federal en pugna con el poder que la provincia de Buenos Aires usurpaba al resto del país. En años posteriores fue perfeccionando una idea del federalismo que a su función estatal añadía la de ser el régimen político más efectivo para cambiar de raíz la sociedad colonial. En ese sentido, el federalismo era conservador e innovador, por un lado había que rehacer la vieja unidad política frente a una constitución republicana de carácter centralizado que diese satisfacción a las reivindicaciones de autonomía de las provincias. Por tanto el presunto equilibrio entre los factores unitario y federal de la Cº de 1853 (sancionada por el Congreso) tenía por objeto instaurar una autoridad presidencial y un poder ejecutivo (más cercano a la tradición portaliana que la Cº de Filadelfia).

Para ejercer monopolio de la coacción física y el de los recursos fiscales proponía estado de sitio e intervención federal. Su fórmula federal dice que el pacto federal no nacía en Argentina de unos territorios que guardaban su originaria independencia cediendo parte de su soberanía, sino de la autonomía que un poder central concedía a un conjunto de provincias que antaño fueron parte de un solo Estado.

Tenía un plan innovador: el trasplante de culturas, que era necesario para el porvenir del país como los derechos civiles garantizados por la Constitución federal. El federalismo era para él el medio para dar forma a un ideal de república, donde el hogar natural del inmigrante debía ser la sociedad civil (no el Estado). Las instituciones políticas serían conservadoras y la sociedad civil innovadora.

Las diversas perspectivas de Domingo Faustino Sarmiento

Se encontraba en oposición a Alberdi y pretendía superar el conflicto entre ilustración y caudillismo. Recomendaba hacer un trasplante de la Constitución de Filadelfia. El federalismo debía significar un cambio radical. Había que ubicar la sede de gobierno federal en la ciudad de Buenos Aires.

Existía división entre habitantes extranjeros y una oligarquía criolla. Sarmiento estaba favor de una acción pública activa. Con el inmigrante se daría un concepto renovado de la ciudadanía.

La visión histórica de Bartolomé Mitre

Metáfora del desierto: ciudades aisladas, mundo rural, era el mito de una geografía salvaje sin pueblos afincados y el mito de la barbarie. Este paisaje tenía escasos puntos de contacto con la república federal de Estados Unidos.

A diferencia de Alberdi y Sarmiento que tenía casi la visión de crear una nueva historia desde el punto de partida, Mitre fue más optimista. En su obra Historia de Belgrano y de la emancipación argentina exalta la acción de un virtuoso héroe de la Independencia y le dio futuro al federalismo argentino, arraigando la idea del punto de partida en el marco de un proceso histórico cuyo desenvolvimiento y destino eran fatalmente republicanos.

Señala la fusión que se trató de hacer de las civilizaciones indígenas con la cultura española (Nueva España y Perú). El Río de la Plata se sentía exento de realizar algo así, no habían tantas diferencias entre ricos y pobres. Buenos Aires y el litoral estaban muy lejos de los centros monárquicos. La imitación colonial no tenía sentido. El punto de partida determinaba el destino republicano. Sus virtudes estaban en la igualdad embrionaria de su estructura social. El caudillismo emerge como una fuerza radicalmente novedosa que derrota los proyectos monárquicos y centralistas de los letrados porteños y para echar las bases de un federalismo que deberá plasmarse en un pacto constitucional.

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