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El pensamiento marxista


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2012  •  Trabajo  •  3.920 Palabras (16 Páginas)  •  559 Visitas

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El pensamiento marxista, nutriéndose de toda la obra de creación humana que le antecedió, sitúa al hombre no sólo como centro de sus preocupaciones filosóficas, sino que propone las vías para lograr una verdadera existencia humana, y en ese sentido proyecta la formación de un hombre nuevo, un individuo superior, plenamente emancipado y desarrollado multifacéticamente en todos sus aspectos, es decir, perfeccionado espiritual, moral, físico y estéticamente.

El humanismo marxista no se basa en una concepción general abstracta del hombre, sino en una visión histórica y social, es decir concreta de lo humano; donde el hombre es, a la vez que creador, resultado de la sociedad en que vive.

Para Marx el hombre es ante todo el conjunto de sus relaciones sociales "... la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de sus relaciones sociales". Relaciones que no son puramente espirituales, entre conciencias, sino la unidad de lo espiritual y lo material, relaciones establecidas a través de la interacción del hombre con la naturaleza en el proceso de producción y reproducción de su vida material y espiritual.

Por medio del trabajo el hombre transforma la naturaleza y crea objetos. El producto es obra humana, proyección u objetivación del hombre. Por medio del trabajo el hombre pone la naturaleza a su servicio, la humaniza, pero, al mismo tiempo el hombre se eleva sobre ella, se remonta sobre su ser natural; en una palabra, se humaniza a sí mismo. Si el trabajo es de este modo, la autoexpresión del hombre y el proceso de su autodesarrollo, debería ser pues, fuente de satisfacción para éste, pero pierde esta posibilidad en el proceso de su enajenación, en la conversión del trabajador en mercancía, efecto de la división social del trabajo, que en las condiciones de la propiedad privada, lo reduce a una fracción de hombre.

Marx analiza la relación existente entre propiedad privada y trabajo enajenado. El trabajo enajenado se vincula con la naturaleza esencial de la propiedad privada y con su desarrollo, por lo que la liquidación de la propiedad privada en un estadio dado del desarrollo social- a través de la revolución social del proletariado- implica simultáneamente la eliminación del trabajo enajenado.

Ya Hegel, en la Fenomenología del Espíritu, había tratado el problema de la enajenación, visto como un recurso de negación dialéctica que permite un autoconocimiento del Espíritu Absoluto, en tanto desaparece la relación sujeto-objeto, para nivelarse en la relación sujeto-sujeto. Para Marx, la enajenación es el concepto que permite explicar aquellas relaciones que conducen a una forma de trabajo en la cual queda anulada la libre actividad humana, sustituyendo la función social del trabajo, orientada hacia el establecimiento de vínculos humanos entre los hombres, por la cosificación de esas relaciones.

El hombre se afirma como ser humano cuando realiza la actividad de forma libre, capaz de proporcionar placer y no una actividad forzada. En el capitalismo, donde la actividad humana se realiza en los marcos de la propiedad privada, la explotación del trabajo asalariado se convierte en un medio de obtención de riquezas. Las relaciones entre los hombres pierde su carácter esencialmente humano y se potencian las necesidades no satisfechas y la descomposición de los valores espirituales.

En el devenir histórico, la propiedad privada limitó el proceso natural de desarrollo del individuo, quedando frustradas las posibilidades de revelar libremente sus capacidades creativas, y el propio proceso del trabajo, dejó de ser un elemento de reafirmación del hombre en la sociedad. Es por ello que en la sociedad burguesa el hombre se ve impedido de desarrollar plenamente sus potencialidades humanas.

Un elemento importante de las reflexiones de Marx, lo constituye la idea acerca de la necesidad de superar la propiedad privada como causante de la deshumanización. Feuerbach consideraba la exteriorización de la esencia humana únicamente como alienación, Marx ve en ella la forma en que se concretan las fuerzas creadoras del hombre, fuerzas que se alienan sólo en condiciones determinadas y por tanto de forma transitoria.

Mientras que Feuerbach no toma en cuenta la práctica transformadora del hombre, Marx define al hombre no sólo en su aspecto genérico, sino esencialmente en su determinación social, como resultado del medio y como fuerza esencial de su transformación. Asume de Feuerbach, la idea de que la alienación constituía la característica de la sociedad deshumanizada, y que la supresión de ella resultaba una condición necesaria para devolver al hombre sus condiciones de ser humano, superándolo al sustentar el criterio de que la transformación de la sociedad exige la supresión del trabajo alienado y esto se logra con la revolución del proletariado, con el cambio del carácter de las relaciones de propiedad. En Marx se presenta la definición de la actividad, como modo específicamente humano de relación entre los hombres, y de éstos con la naturaleza, en el curso de la cual se forma el hombre y se transforma el mundo.

El hombre creador es analizado por Marx no como un ente abstracto, aislado y dotado de propiedades innatas, sino como individuo concreto, que encuentra la medida y el grado de realización de su esencia en el carácter del régimen socioeconómico en que vive y se desenvuelve.

En la sociedad en que está establecida la división del trabajo (basada en la propiedad privada), "las actividades espirituales y materiales, el disfrute y el trabajo, la reproducción y el consumo, se asigna a diferentes individuos, y la posibilidad de que no caigan en contradicción reside solamente en que vuelva a abandonarse la división del trabajo" ; por lo que ello genera distribución desigual del trabajo y de sus productos; o lo que es lo mismo la propiedad, "... división del trabajo y propiedad privada -escribió Marx- son términos idénticos: uno de ellos dice, referido a la actividad, lo mismo que el otro, referido al producto de ésta". Marx hace este planteamiento en el sentido de que la división del trabajo es la que sirve de base a la división de la sociedad en clases. Quiere decir, que la base material de la producción mercantil es la división social del trabajo, pero no su causa, puesto que la causa de la producción mercantil es la propiedad privada sobre los medios de producción, en tanto aislamiento de los productores.

De esta forma, la división social del trabajo provoca que cada hombre cree con su trabajo, sólo un fragmento de la cultura humana, el resto de la riqueza de la humanidad se mantiene para él como algo ajeno, situado fuera de él y que se le contrapone como una fuerza ajena. Lo que significa que la enajenación del hombre

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