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Escuela Primaria En Cuba


Enviado por   •  30 de Marzo de 2014  •  2.524 Palabras (11 Páginas)  •  254 Visitas

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La formación para el ejercicio de la ciudadanía en la educación preescolar y primaria en Cuba: una mirada a sus contenidos y desafíos

La aventura de la ciudadanía vivida por los niños

Introducción

La escuela cubana se encuentra frente a importantes desafíos en esta segunda década del siglo XXI. Los primeros desafíos tienen que ver con los profundos cambios que en materia económica —la llamada “actualización” — están teniendo lugar, pero que im-pactan en toda la superestructura social, el sistema educativo en ella.

No obstante, no debe olvidarse el impacto que tiene en Cuba —como país pobre y sub-desarrollado, última colonia hispana en alcanzar su independencia y luego viviendo poco más de medio siglo bajo los efectos de la dominación neocolonial estadounidense, en medio de una profunda Revolución social socialista hace medio siglo— los procesos económicos y políticos internacionales, entre los que pueden mencionarse:

El incremento de la vulnerabilidad económica que se expresa en una merma en la capacidad de enfrentar y manejar los cambios económicos internacionales. A pesar de las reformas introducidas, esta vulnerabilidad no puede soslayar la in-certidumbre y los riesgos económicos.

También han aumentado las desigualdades entre sectores sociales promovidas por el acceso selectivo a áreas económicas, a circuitos de consumo o a servicios sociales públicos y privados, lo cual produce distintos tipos de exclusiones socio-económicas, casi inexistentes hasta hace veinte años y notablemente atenua-das durante mucho tiempo por el Estado.

La reivindicación del proyecto democrático de una República “con todos y para el bien de todos” convive con prácticas institucionales y culturales autoritarias que requieren develarse y deconstruirse reflexivamente para ser comprendidos en su complejidad, evitando posponer las iniciativas emancipadoras por las difi-cultades que estas conllevan.

Los cambios relacionados con el lenguaje, los valores, las actitudes, las pautas de comunicación interpersonal, las formas de producción y consumo cultural han resultado en una sociedad más abierta a diversos códigos culturales que hace veinte años.

Los otros desafíos son los provenientes del propio sistema educativo. Siendo como es la educación un espacio de disputa de hegemonías y sentidos se hace imprescindible un análisis de cómo ella participa de la disputa que tiene lugar en el escenario real que es la sociedad, de la cual —se dice— es la escuela su reflejo adelantado.

¿En qué medida refleja la escuela cubana hoy los problemas de la formación cívica o ciudadana? ¿Qué contribuciones hace a los valores de la identidad, la responsabilidad y

la participación ciudadanas? ¿Cuáles son las carencias más importantes del sistema es-colar cubano en relación con la formación ciudadana? ¿Existen soluciones a estos pro-blemas?

A estas y otras interrogantes pretenden dar respuestas las líneas que siguen a continua-ción desde la perspectiva de clarificar cuáles son los contenidos esenciales que confor-man el currículo de los niveles de educación preescolar y primaria cubana en relación con la formación ciudadana.

Formación cívica, formación ciudadana… ¿qué es eso?

Existen variopintas definiciones de formación ciudadana. No pretendemos hacer un análisis in extenso de cada una de ellas. Solo tomamos rasgos esenciales de la compren-sión común de formación ciudadana que tiene que ver, sobre todo, con preparar a las personas para el ejercicio pleno de la ciudadanía. Ello significa que es un proceso activo de educación que tiene como fin alcanzar una cultura ciudadana, entendida como un conjunto de costumbres, comportamientos y reglas mínimas compartidas que generan sentido de pertenencia, facilitan la convivencia y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento y ejercicio de los derechos y deberes ciudadanos. Como quiera que la formación ciudadana se pone en disposición de responder a determinados sistemas políticos; para el caso cubano si la aspiración fundamental es construir una Re-pública “con todos y para el bien de todos”, el ejercicio de la ciudadanía debe conducir al “culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”, según concepto genial de José Martí Pérez, héroe nacional cubano.

La escuela en cualquiera de sus niveles —desde la educación preescolar hasta la supe-rior— debería ser un lugar privilegiado para proporcionar una formación que permita participar plenamente en la vida política de la nación. Muchos sistemas educativos lo plantean así en sus objetivos generales, pero si analizamos las ideas subyacentes y la práctica que se realiza cada día en la escuela podemos fácilmente darnos cuenta de que no es la más adecuada para la consecución de estos fines. Cuba y su sistema educativo, en las particulares condiciones de la sociedad de esta década del siglo XXI tiene que res-ponder a esa contradicción entre la escuela y la vida.

La formación para la ciudadanía en la primera infancia

El conocimiento del entorno social comienza desde que se produce el nacimiento, diri-gido principalmente a mantener un estado emocional positivo mediante la comunica-ción afectiva con el adulto. Considerando como parte del entorno con el que interactúa el niño desde que nace, los primeros momentos de intercambio con la madre, las rela-ciones sociales con la familia y otros adultos allegados que intervienen con fuerza en su desarrollo afectivo, cognoscitivo, moral y social, y que provoca en el infante múltiples emociones, conocimientos, sentimientos y afectos en la comunicación que se establece con las personas y el medio.

Significa entonces, ser el niño, protagónico y activo en todas las acciones que realiza y hacer suyos los logros de la cultura material y espiritual, producto de la experiencia y

vivencias previas, a partir de la interiorización de los conceptos, significados y prácticas útiles para su desenvolvimiento en la vida y en la convivencia, en el compartir y cooperar con los demás y con la sociedad como expresión de la identidad personal, cultural, na-cional y humanista del niño cubano.

En el primer ciclo de la educación preescolar aparecen reflejados como objetivos esen-ciales del programa socio-moral lograr un estado emocional positivo ante el estímulo del adulto, ante la satisfacción de sus necesidades básicas, siempre que el adulto cuide de ellos. Es indispensable, por tanto, garantizar el cumplimiento del horario de vida y paulatinamente formar correctos hábitos alimentarios e higiénicos culturales con rela-ción a los distintos procesos: sueño, baño y aseo, alimentación y vigilia.

Comprenden las palabras “sí” y “no”, como reguladores de su conducta, manifiestan

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