Familia Y Escuela
Enviado por cecitha17 • 31 de Mayo de 2015 • 1.578 Palabras (7 Páginas) • 210 Visitas
En este capítulo retomaremos y ampliaremos algunas cuestiones que hacen referencia a la función de la maestra en relación con las familias.
• FAMILIA Y ESCUELA: DOS CONTEXTOS DIFERENTES, UN OBJETIVO EN COMÚN.
Desde una perspectiva psicológica, el hecho de considerar el desarrollo de los alumnos como un proceso social y culturalmente mediado, nos obliga a reflexionar sobre la importancia de los contextos – principalmente la familia y la escuela – en que este crecimiento personal se hace realidad.
En estos contextos los pequeños asumen unos roles, establecen unas interacciones y participan en patrones de conducta cada vez más complejos. De esta manera van incorporando gradualmente los elementos propios de su cultura en la medida en que encuentran personas que les orientan en estos contextos, así el desarrollo personal será un hecho inseparable de la socialización.
Al mismo tiempo, la perspectiva ecológica (Bronferbrener, 1987) insiste en que aunque la calidad de estos contextos primarios o microsistemas es importante, no lo es menos la relación entre los diversos miscrosistemas en que participan los pequeños; los contextos son diferentes pero el niño es el mismo.
La interpretación que hacen los niños del mundo se apoya en lo que encuentra en los dos mundos. La entrada a la escuela supone una ampliación importantísima del medio del pequeño y gracias a esta ampliación puede acceder a nuevas relaciones, emociones y conocimientos.
Cuando se habla de la necesidad de que exista una relación constructiva y estable entre escuela y familia, se pone de relieve la convivencia, primero, del conocimiento mutuo y segundo, de la posibilidad de compartir ciertos criterios educativos capaces de limas estas discrepancias.
Desde otr perspectiva algo diferente, en cierta parte más sociológica, conviene que percibamos los cambios tan importantes que han experimentado en pocas décadas tanto la estructura familiar como la escuela.
Los propios trabajos de Schaffer y los pioneros de Bronfenbrenner (1987) coinciden en subrayar la importancia de las relaciones interpersonales que se establecen en la familia por encima de la estructura de esta, así como el hecho de que estas relaciones estén condicionadas por el apoyo y la ayuda que reciben sus miembros de los familiares significativos.
Estas nuevas estructuras familiares a menudo sufren estrés debido a que un solo progenitor tiene que asumir las responsabilidades y labores que en otras situaciones pueden ser repartidas o compartidas, debido también a las dificultades económicas existentes, y sobre todo, debido a los estereotipos sociales construidos en torno a las familias diferentes.
Al mismo tiempo, las exigencias sociales sobre lo que se considera una persona educada han aumentado notablemente en pocos años. En cuanto a la etapa de educación infantil en particular los cambios no han sido menos espectaculares; la opción de una formación integral que tenga en cuenta todas las capacidades de la persona, es una opción razonable pero al mismo tiempo compleja y difícil.
Todos estos condicionamientos de carácter social, que sólo hemos apuntado prodcen sentimientos de desconcierto, perplejidad y muchas veces soledad en los agentes educadores, la complejidad de la labor puede abrumarlos fácilmente.
Desde una perspectiva de colaboración mutua, que requiere confianza y conocimiento, es posible asegurar que los dos contextos de desarrollo más importantes en los primeros años de vida de una persona puedan compartir criterios educativos que faciliten el crecimiento armónico de los niños.
• COMPARTIR LA ACCIÓN EDUCATIVA
En la educación infantil, los contextos entre padres, madres y maestras suelen ser más frecuentes que en otras etapas, aunque a veces pueden estar más relacionadas con el comentario de la jornada o con determinados acontecimientos más trascendentes. Las relaciones entre la familia y el docente tienen que concretar el objetivo general de compartir la acción educativa en algunos ámbitos más específicos:
• Conocer al niño
Cuando este ingresa en la escuela, ya ha vivido toda una serie de experiencias trascendentes en el seno de su familia. Los maestros y las maestras necesitan saber cómo es este niño o niña, cuáles son sus ritmos, que pautas de relación ha establecido y con quien, que le gusta y que no le gusta, etc. Muy a menudo, estos datos se obtienen mediante una entrevista que también sirve para establecer los primeros contactos entre escuela y familia.
En relación con los maestros, los padres y madres aprenden a conocer nuevas dimensiones de sus hijos, no significa quererle definir o etiquetar, se trata de un conocimiento progresivo y mutuo que tienen la virtud de proporcionar indicadores para que madres, padres y maestras para que reconozcan mejor al niño.
• Establecer criterios comunes
Cada contexto es diferente y, por lo tanto, son diferentes las pautas de relación que se establecen, los roles, las actividades en las que éstos se manifiestan y las conductas esperables. Muchas veces, madre, padre y maestra actuamos de manera diferente ante una misma manifestación del pequeño. Cuando nos proponemos establecer ciertas estrategias o pautas de actuación acordadas con la familia, no debemos
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