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Ferias De Portobelo


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2012  •  2.930 Palabras (12 Páginas)  •  4.502 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La Historia de Panamá, se nutre de sucesos particulares ocurridos en su territorio en un momento determinado. Tal es el caso de las famosas “FERIAS DE PORTOBELO”, que se originaron en el año 1544 en Nombre de Dios y concluyeron en 1737 en Portobelo, y su objetivo primordial era abastecer de artículos europeos los mercados americanos y cargar con destino a la Península los materiales preciosos procedentes del gran Perú.

Cuando los barcos llegaban cargados de mercancías, se celebraban las Ferias. Los comerciantes traían a Portobelo mercancías para vender o cambiar por aquellas provenientes de Europa y Asia.

Sin duda alguna, Portobelo entre los siglos XVI y XVIII fue uno de los puertos más importantes de exportación de plata de Nueva Granada y de salida de la flota de Indias.

En este pequeño, pero significativo trabajo, hemos querido presentar los aspectos más relevantes desde la fundación de Portobelo hasta la celebración o culminación de sus famosas ferias que tanto aportaron al desarrollo económico de Europa.

Esperamos que el mismo, cumpla con los requisitos asignados por quién nos supera en conocimientos.

“LAS FERIAS DE PORTOBELO Y EL DESARROLLO ECONÓMICO DE EUROPA”

I. FUNDACIÓN DE PORTOBELO.

Tal vez el mayor de los aciertos de Pedrarias fue ordenar a Diego de Albites que poblara Nombre de Dios en 1519 para afianzar la existencia de Panamá, como puerto al otro lado del Mar del Sur. Fue su más decidido empeño que se encontrara una mejor ruta entre Panamá y Nombre de Dios, camino que él no pudo localizar porque fue trasladado a Nicaragua en el año 1526.

Ese mismo año, Pedrarias fue removido del gobierno de Panamá y enviado en su lugar Pedro de los Ríos, quien recibe el encargo, de los integrantes del Consejo de Indias, de construir dos casas: una en Panamá y otra en el Atlántico debido a que las armadas enviadas a las Molucas debían dejar su cargamento en aquella ciudad para ser transportadas de un mar al otro.

Posteriormente, Fernando de la Serna y Pedro Corso, en el año 1527, recorrerían el río Chagres, para establecerse como la ruta de tránsito preferida entre Panamá y Nombre de Dios, utilizando como estación intermedia el sitio de Cruces, donde se trasbordaba las mercancías del camino de tierra a la vía fluvial o viceversa. Al localizar este camino del río Chagres a Panamá, los expedicionarios cortaron, como señal del punto de partida, tres cruces en tres árboles y por eso nomino al lugar de puerto Cruces. Más tarde se le llamó Venta de Cruces y hoy se llama Cruces, arriba de Gamboa, sobre el río Chagres.

El tiempo transcurre y Nombre de Dios subsistió como término final de la vía entre el Atlántico y el Pacífico, a pesar de que el fondo de su bahía era escaso, cubierto de arrecifes y abierta al mar.

A mediados del siglo XVI existían dos vías para transportar las mercancías entre el Pacífico y el Mar Caribe: la vía terrestre de Nombre de Dios a Panamá y el río Chagres, para la época del invierno, cuando las grandes lluvias y las inundaciones hacían intransitable el camino terrestre. Los barcos utilizaban esta vía subiendo desde la ciudad de Nombre de Dios a llevar las mercancías que venían en las grandes flotas de España, río Chagres arriba, hasta la Casa que llamaban de Cruces, la cual era un depósito donde se guardaban las mercaderías.

Nombre de Dios, llegó solo a tener hasta doscientas casas, utilizadas la gran mayoría como almacenes o depósitos de mercancías. Mala fama tuvo este puerto, ya que no reunía las condiciones para la carga y descarga de los buques, lo que se efectuaba a hombros de cargueros, que se introducían en el mar para abordar las naves ancladas en la costa.

Por esta razón muchos mercaderes que hacían el trato o comercio por la vía de Nombre de Dios, proponían que escogiera otro puerto del Atlántico como punto de desembarque de la flota. En el año 1536 el gobernador de Honduras, Francisco de Mentejo, propuso que se abandonara la vía de Nombre de Dios-Panamá a favor del puerto Caballos-Fonseca, sugerencia que fue largamente considerada en el Consejo de Indias.

Luego de ciertos análisis, al finalizar el siglo se decidieron por Portobelo, que tenía la ventaja de su cómoda bahía, con magnífico lugar de anclaje para los buques y podía ser fortificada o defendida por el mar de los ataques enemigos. Desde 1580 se había sugerido al Rey que se trasladara la ciudad de Nombre de Dios a Portobelo. Sugerencia que el Rey aceptó debido a que cada día Nombre de Dios iba cegando la salud y vida de los que a él acudían.

Incendiada la ciudad por Drake en enero de 1596, fue el momento preciso de trasladar sus pobladores a Portobelo en el año 1597, aunque contrariados en su empeño de permanecer en Nombre de Dios.

En 1683 el pirata Dampier, en su recorrido por el Istmo, visitó a Nombre de Dios y decía: “Nombre de Dios no ahora es sino un nombre. Todo se halla tan cubierto de yerba que no hay señales de que aquí existiera una población”.

Establecido Portobelo el 20 de marzo de 1597 por Don Francisco Valverde y Mercado pasaron diez años para habilitar al tráfico intenso de las recuas de mulas, el camino entre Panamá y la nueva ciudad. Este cambio no suspendió el transporte fluvial por el río Chagres y para mayor seguridad de las ciudades y del comercio que seguía esta ruta entre los dos mares, el Rey ordenó que simultáneamente, con la construcción de la fortaleza de Portobelo, se llevarán a cabo las fortificaciones en la boca del Chagres, en donde se levantó el Castillo de San Lorenzo que bordeaba el margen del río y dominaban esa desembocadura.

Refiriéndose a Portobelo, Fray Antonio Vásquez de Espinosa informaba al Rey en 1612: “La ciudad tendrá ciento cincuenta casas de españoles, negros libres y mulatos, donde se recogen las mercaderías de flotas y galeones. Su temple es cálido y húmedo, llueve muy de ordinario todo lo más del año y las gotas cayendo se convierten en zapillos. Tiene iglesia parroquial y un convento pequeño de la Orden de Nuestra Señora de la Merced”. La tierra es de mucha montaña y viciosa, que parece paraíso. Tiene la ciudad de Portobelo, dos fuertes o castillos, San Felipe y San Jerónimo. A media legua de Portobelo, está el pueblo de los negros mogollones, libres, con su capitán español,

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