Historia De Chile

Podemos decir que la implantación del sistema parlamentario durante los años que van entre 1891 y 1925, fue consecuencia del predominio del liberalismo entre los grupos que decidían el quehacer en todos los planos de la vida nacional. Un sector importante de los políticos chilenos de la época albergaba los ideales del constitucionalismo clásico, según el cual era el poder legislativo el que mejor representaba a la voluntad popular. En este sentido, será decisivo el ejemplo del parlamentarismo europeo de mediados del siglo XIX, particularmente el de Inglaterra. En nuestro país dicho sistema fue implantándose gradualmente desde antes de las fechas indicadas, como consecuencia, principalmente, de la acción política de grupos opositores que llegaron a la convicción de que el régimen parlamentario era el único que permitía contrarrestar las tradicionales y excesivas atribuciones del primer mandatario. Tal proceso gradual hacia u la forma parlamentaria de gobierno se inició a partir de 1861, y hasta 1891 sólo demoró su concreción la capacidad interventora de los presidentes en los actos electorales para la formación del congreso y designación del primer mandatario.

Pero las intervenciones excesivas de los presidentes Domingo Santa María y José Manuel Balmaceda contribuyeron decisivamente a afianzar en la mentalidad política de la época la necesidad & instaurar definitivamente un régimen de tipo parlamentario. Para sus partidarios, el presidente de la república debía gobernar de acuerdo con la mayoría del congreso; pero dicho cuerpo debía ser formado a través de un proceso electoral libre de toda influencia del poder ejecutivo. Así, las modificaciones del sistema electoral acabaron con la omnipotencia presidencia, que comenzó a perder el apoyo de grupos dóciles. Gradualmente el poder ejecutivo quedó supeditado al legislativo. Pero la consolidación del sistema parlamentario fue, en buena medida, una consecuencia de la actitud política del presidente Balmaceda, quien desconoció, en esta materia, tanto la tendencia de la época como los principios que anteriormente defendiera con tanta vehemencia, emprendiendo ahora la defensa del autoritarismo presidencial. Durante su gobierno, importantes grupos políticos se cohesionaron al margen de la voluntad presidencial y, controlando la mayoría de una rama del congreso, condicionaron la acción de un ejecutivo carente de suficiente respaldo.

Una vez finalizado el conflicto civil de 1891, que constituyó el punto culminante del antagonismo entre el presidencialismo y el pujante espíritu parlamentario, se impuso de manera decisiva una forma de parlamentarismo. Pero el consenso político fue momentáneo. Durante el primer enfrentamiento electoral, luego de la guerra civil, fue manifiesta la desigualdad de las fuerzas liberales y conservadoras. Los liberales pensaban que el verdadero parlamentarismo requería del funcionamiento de grupos que representaran a mayorías y minorías. Como consecuencia inmediata de dicho postulado se anuló la alianza amplia sostenida hasta entonces, sobre la cual se levantara la acción política de los constitucionalistas triunfantes. A ello vino a sumarse otro hecho político significativo: surgió el Partido: Liberal Democrático, constituido por los antiguos seguidores de Balmaceda. La aparición de esta tercera colectividad política dificultó un adecuado funcionamiento del régimen parlamentario, dentro de la concepción bipartidista propugnada por el sector liberal. Este hecho alentó la reparación de las viejas facciones partidistas que lincharon por el poder, dando origen a un espectro político amplio que acentuaba la:; posiciones extremas. El radicalismo y sus seguidores pasaron a formar el conglomerado conocido como Alianza Liberal y el Conservadurismo originó la llamada Coalición. Estos dos amplios bandos, integrados por partidos y facciones, abrieron paso a la formación de mayorías transitorias que tenían como base a los dos principales bloques a los que, circunstancialmente, ¡e sumaban grupos vacilantes. Surgieron así las mayo, rías inestables y pasajeras que dificultaron la acción de todo gobierno y provocaron la renovación constante de los gabinetes. El ejecutivo requería imperiosamente la existencia de mayorías favorables a sus designios como apoyo, pues lo contrario significaba su inoperancia. Pero, como toda la acción de gobierno quedara supeditada al predominio ocasional de alguno de los dos grupos políticos principales, los gabinetes pasaron a ser de "alianza" o de "coalición". Es decir, los ministerios debían ser del agrado de la mayoría predominante en el momento.

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