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Historia De España


Enviado por   •  14 de Marzo de 2014  •  1.988 Palabras (8 Páginas)  •  204 Visitas

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en Königsberg en una familia de artesanos, Kant, educado en el seno del pietismo, se convertiría con el tiempo en una de las figuras claves de la filosofía al realizar una síntesis perfecta entre el racionalismo (basado en la confianza plena en la razón) y el empirismo (centrado en el escepticismo). Con sus obras (Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica, Fundamentos de la metafísica de las costumbres y la religión dentro de los límites de la mera razón), el autor realizó un verdadero giro copernicano hacia el sujeto trascendental. Kant se refiere a personajes como Galileo o Torricelli, para verificar que ellos mismos <>, somos nosotros posteriormente los que debemos hallar los principios y límites del conocimiento, los que con nuestra pericia debemos preguntarnos ¿qué se puede conocer?

La filosofía debe buscar los principios, los límites del conocimiento; cuestión que aborda en la Crítica de la razón pura; además, debe elaborarse una serie de principios en los que se fundamente nuestro conocimiento práctico y que responda a la cuestión <>. Este es el fundamento de la moral kantiana, que es estudiada en la Crítica de la razón práctica. Es ahí donde tienen cabida los principios –como la existencia de Dios, la inmortalidad del alma-, cuestiones fundamentales para la Metafísica.

En su Crítica de la razón pura, Kant se plantea, en primer lugar, las condiciones trascendentales que hacen posible la ciencia. De hecho, si hallamos esos principios que fundamentan el conocimiento podremos saber si la Metafísica puede desarrollarse científicamente.

Para realizar ese estudio divide la obra en tres partes: La primera aborda la estética trascendental que parte de la sensibilidad como facultad del conocimiento humano. En este apartado se centra en las Matemáticas y su validez científica. Seguidamente el autor se centra en la Analítica trascendental para estudiar los caracteres del entendimiento como facultad del conocimiento humano. Ahora el objeto de estudio es la Física. Finalmente se detiene en la Dialéctica trascendental, con la finalidad de estudiar la razón como facultad del conocimiento humano y deducir si la Metafísica es posible como ciencia.

Primero Kant intenta elaborar una filosofía trascendental y para ello se detiene en los elementos que conforman la subjetividad. En este tipo de conocimiento aparecen una serie de elementos que ya están en nosotros. Trascendentales son pues los pilares en los que se centran las Matemáticas, o sea, los presupuestos que intervienen cuando las formulamos y que sin embargo, no son matemáticos. Intenta averiguar si, gracias a estos presupuestos, es posible una ciencia válida y universal, por lo que para él ese conocimiento trascendental hunde sus raíces en el modo de conocer los objetos a priori.

En el prólogo a la segunda edición de la Crítica de la razón pura, el autor explica que el conocimiento científico (el verdadero conocimiento) está formado de proposiciones o juicios universales y necesarios, que además sirven para aumentar nuestro saber. Un juicio no es más que la conexión entre dos conceptos, en el que uno es el sujeto y el otro, el predicado.

El autor distingue primeramente entre juicios a priori, o sea, independientes de la experiencia, y que son además universales y necesarios, al no depender de datos sensibles y juicios a posteriori, originados en la experiencia y en los que la verificación depende de hechos sensibles concretos. Estos no son universales ni necesarios. Además Kant tiene en cuenta el funcionamiento de la verdad en un juicio y por eso disocia los juicios analíticos y los juicios sintéticos. En el juicio analítico, el predicado está contenido en el sujeto. Eso significa que aquello que se afirma en el predicado no añade nada nuevo al concepto de sujeto. Además este juicio se rige por el principio de no contradicción y no es extensivo, o sea, no nos proporcionan nuevas informaciones y ellos no facilitan que el conocimiento avance, son necesariamente verdaderos. Sin embargo, los juicios sintéticos son aquellos en los que lo que se predica del sujeto no está contenido en sí mismo. Estos juicios sí que son extensivos, ya que facilitan nuevas informaciones y permiten que el conocimiento avance. No es la primera vez que se ha realizado esta clasificación: ya Leibniz disocia verdades de razón y verdades de hecho y el propio Hume habla de relaciones entre hechos y relaciones entre ideas.

Si la Metafísica quiere adquirir el estatus de conocimiento científico es necesario que en ella sean posibles los juicios sintéticos a priori, ya que sus afirmaciones, han del proceder del propio procesamiento del pensamiento; pero, a la vez, deben permitirnos conocimientos nuevos, o sea, juicios sintéticos.

Kant nos recuerda que el conocimiento siempre ha dependido de los sentidos y del intelecto. El autor llamó estética a la doctrina que hace referencia a los sentidos y la sensibilidad y para ello recuperó la palabra aisthesis, que significa sensación o percepción sensorial. En esa estética kantiana aparecen algunos conceptos como sensación (modificación que un sujeto recibe de un objeto), sensibilidad (facultad de recibir sensaciones), intuición (conocimiento inmediato de los objetos), fenómeno (el objeto de la intuición empírica, lo que se manifiesta para nosotros y que además se divide en materia y forma.

Kant distingue dos tipos de intuición: la empírica (aquella en la que están presentes las sensaciones) y la pura (forma de la sensibilidad considerada como independencia de la materia). El espacio es la forma intuitiva de la sensibilidad externo y el tiempo, de la interna. Tanto las Matemáticas como la Geometría son posibles gracias a la adecuación de la forma pura del espacio y el tiempo.

Kant también estudia por qué los conceptos del pensamiento no están vacíos, sino que se refieren a objetos reales. Para abordar este problema distingue entre conceptos empíricos (los que contienen los datos de la experiencia sensible) y conceptos puros –también llamados categorías- y que facilitan la ordenación de todos esos conceptos empíricos. El autor aborda la lógica trascendental y ahí estudia el origen de los conceptos, centrándose también aquellos que no proceden de la experiencia sensible, pese a que se refieran a

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