Historia De La Cocina En El Renacimiento
javv12 de Noviembre de 2012
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Historia de la cocina en el renacimiento
“Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental en los siglos, XV y XVI. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas.
El Renacimiento es fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo.
El nombre «renacimiento» se utilizó porque éste retomaba los elementos de la cultura clásica.
Es inicialmente un fenómeno cultural, político y económico en Italia.
Italia está conformada por diversas ciudades cuya área de influencia es variable. No existe, como tampoco en el resto de Europa, un país. Dominan el territorio ciudades como Roma, Florencia, Nápoles, Milán, Turín y Venecia.
Son varios factores los que explican el desarrollo del Renacimiento italiano. Entre ellos quizá los más importantes son: El desarrollo de una economía “global” basada en la producción de tela, vidrio, herramientas y la constitución de la burguesía comercial. La utilización de redes de comercio a media y larga distancia centradas en productos de exportación, como el oro y las telas, y de importación, como las especies, la porcelana, la seda y otros productos “exóticos”. Es la muestra de la existencia de una “economía mundo”. Se reconoce la importancia de la antigüedad grecolatina a la que se considera como modelo. Por ejemplo se redescubren los tratados de arquitectura del romano Vitrubio y sus ideas son aplicadas por Palladio y otros.
Conocido como la edad moderna, el Renacimiento fue el despertar a una cocina de lujos, excesos, y fastuosos banquetes. La mente gastronómica así como la política, la intelectual y la artística estaban abiertas a las influencias de otras culturas bien fueran aliadas o enemigas. La cocina de los ricos se acercó más a la cocina de los pobres y los aristócratas de la época empezaron a consumir los ingredientes comunes como las verduras y cereales. Según dice la leyenda el rey Enrique IV, pretendía implantar una política de “meter un pollo en la olla” de cada campesino. Era un rey de gustos sencillos y tradicionales, que buscaba acercarse a su pueblo.
Todo esto contribuyó a un cambio en el mundo de la gastronomía, ya que en esta época mediante el descubrimiento América se importan del nuevo continente, nuevos tipos de alimentos en la Europa renacentista, tales como por ejemplo: el cacao, las papas, ejotes, maíz, semillas de girasol, pimientos, tomate, pavo, piña.
Además de la importación de estos nuevos tipos de alimentos, en esta época se mejoran las técnicas para la agricultura como también en la ganadería, ya que por otro lado se siguen consumiendo alimentos que ya se consumían durante el Medievo.
El chocolate en cambio entró y fue utilizado como pócima medicinal por los médicos. Con el ingreso de estos nuevos ingredientes surge un cambio en el uso de los de siempre, como el azúcar, que en ese entonces era un condimento. La distancia entre lo dulce y lo salado comenzó a sentirse, ya no más salsas agridulces y especiadas para acompañar las carnes. Surge la creación de los postres y la pastelería dulce, especialmente en Francia.
Por otro lado, Leonardo Da Vinci en esta época también innova y revoluciona el mundo de la gastronomía, el cual generó una serie de inventos para facilitar las tareas culinarias (máquinas apara asar pollos, etc…), como también escribió una serie de recetas de cocina “Notas de cocina de Leonardo da Vinci”, las cuales destacan por comer raciones dietéticas más pequeñas (en comparación a las épocas anteriores) y destacando la elaboración y presentación de los alimentos en el plato.
Según fuentes, parece ser que “el primer escrito recogido del whisky data de 1405 en Irlanda donde era destilado por los monjes. También fue mencionado en Escocia en 1496 Sin embargo, se creía que el whisky ya existía desde hacía varios cientos de años antes. Cuándo y dónde fue primeramente destilado es desconocido, por lo que debido a la poca documentación existente hace que el origen de la bebida sea incierto.”
En cuanto a utensilios de cocina y comida, se siguen usando prácticamente los mismos que en la Edad Media pero en esta época el diseño de los utensilios se ven influenciados por el arte renacentista, los cuales empiezan a ser de un diseño más sofisticado. Entre los materiales para su fabricación son muy variados, pero en general destaca la terracota para platos, jarras y vasijas, el vidrio el cual destaca el procedente de Murano (Italia) y con el cual se realizan, una amplia variedad de copas, botellas, etc…
El punto más alto del arte de la mesa y de la cocina elaborada ha sido alcanzado, sin dudas, en la época renacentista. Este es el período de los grandes aparatos y de los montajes sin iguales; los adeptos al servicio de las mesas son profesionales, que para las recepciones y banquetes contaban con la colaboración de los artistas y artesanos más notables de la época. Por otra parte, también las cocinas no vienen a menos. La Italia renacentista ensalza a los chef más hábiles, renombrados y creativos de Europa, que llevan a la alta cocina italiana, al máximo grado de refinamiento y prestigio, aún cuando no se puede hablar en el '500 de una cocina italiana que se alza sobre todas las otras, como sucedía con la cocina francesa en el siglo XVIII.
La confirmación de la importancia y del interés que la comida, en sentido general suscita, se asienta en el siglo XVI con el florecimiento de la actividad editorial de las artes de la mesa, no sólo recetarios, sino también manuales de comportamiento, manuales de la forma de poner la mesa, etc.
La cocina renacentista como emerge de los recetarios es, sin dudas una cocina de prácticas renovadas, de platos nuevos, sin pares en la Europa de la época, restando siempre la inspiración medieval, no obstante, los chef hayan adaptado y reelaborado muchos tratos del pasado.
Sujetas a las mismas prescripciones religiosas del período precedente y, por ello, obligada a la alternancia de los días magros y de los días grasos, en el Renacimiento la cocina padece un poco más del rigor en este sentido, a causa de la Contrarreforma. Al revés de la medalla, será el desarrollo de la cocina "magra" rica y elaborada, la que llegará a ser una sección importante de la cocina del siglo XVI, mucho más de cuanto no lo haya sido en la época medieval.
Del pasado está todavía presente el abundante uso de las especias que, por cuanto sea sensiblemente atenuado, queda una marca caracterizarte. Como del resto está todavía, masivamente presente, el azúcar. Leyendo los textos de cocina del siglo XVI se puede decir que, el gusto dominante es propio lo dulce, aún cuando no se olvida que este ingrediente es esencialmente un elemento de distinción social para la sociedad de la corte y puede ser que su presencia esté más unida a la ostentación que a una auténtica pasión por el sabor dulce.
La herencia medieval incluye todos los estofados, precedentemente hervidos en agua para ablandarlos, las pastas rellenas, las tartas y los pasteles en capas, en los cuales, no encontramos más los animales enteros o vivos, sino que carnes sin huesos. Se presentan todavía los animales "como vivos", es decir, recompuestos y revestidos de sus plumajes o de sus pieles, decorados con oro o recubiertos de colores.
Otro elemento que proviene directamente del pasado es el uso de las salsas ligeras, a base de fruta o de plantas aromáticas, que usan como adherentes o espesantes las migas del pan, pan tostado, harinas varias, almendras o razonamientos con jugos ácidos y agrumados con especias.
Hay una gran elección de guisos y estofados además de un florecimiento extraordinario de las pastas estiradas (como la lasaña) y rellenas y de macarrones que superaron la producción extranjera, que al contrario no valoriza la pasta en la dieta cuanto nuestro país.
Fruta y cítricos permanecerán elementos aromatizantes bases y, la fruta, en general, adquirirá una posición prominente entre las comidas servidas como entradas. Las verduras, legumbres y ensaladas, en particular, gozan de una cierta atención culinaria, adquiriendo, respecto al Medievo, una nueva dimensión gracias sobre todo a un mayor recurso de los aromas locales.
La cocina renacentista no está hecha sólo del legado del Medievo, sino que ha estado en grado de recortarse su espacio autónomo y de distinguirse de aquella del pasado, sobre todo por la riqueza de los ingredientes usados y de los métodos de preparación. No se encuentra aún una seria integración de los productos de origen americano como el maíz, el tomate o la calabaza, mientras parece que en el pavo, los chef han encontrado un óptimo sustituto del ganso medieval y que haya entrado rápidamente en las cocinas con todos los derechos.
La técnica culinaria, en la preparación de las comidas, se desarrollará siendo más diversificada y madura. Las varias fases de cocción de los ingredientes perderán esa primitividad típicamente medieval y serán más cuidadas, como también las explicaciones dadas por los varios autores, de textos de cocina, serán más detalladas y más claras. En consecuencia, los chef del Renacimiento adoptan los preceptos y asimilan las técnicas de los chef medievales, no sin aportarles algunas correcciones: es más exacto hablar de una obra reformadora de estos chef, más que de una completa ruptura con el pasado.
En esta época
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