IDEARIO BOLIVARIANO
Enviado por Silecara • 25 de Noviembre de 2012 • 3.557 Palabras (15 Páginas) • 631 Visitas
IDEARIO BOLIVARIANO
CARTA DE JAMAICA – MANIFIESTO DE CARTAGENA
CARTA DE JAMAICA
De los escritos dejados por El Libertador durante su exilio en Jamaica, ninguno tan importante ni de tanta trascendencia como su carta de fecha 6 de septiembre de 1815, conocida con el nombre de Carta de Jamaica.
Muchos elogios se han escrito para El Libertador en torno a la Carta de Jamaica, basándose unos en la claridad del análisis de los acontecimientos a que se refiere; a la certeza de las ideas sociales que expone; al conocimiento profundo de la realidad hispanoamericana que revela o a la facultad de prever el futuro de nuestros países, lo cual ha dado origen al nombre de “Carta Profética”, como también se conoce el documento.
El Libertador, una vez más en el exilio, vivía entonces los peores momentos de su azarosa vida política. Sin embargo, no perdió ni un momento la voluntad de continuar la lucha, ni la seguridad en el triunfo definitivo. Desde mayo había llegado a Kingston, capital de la isla de Jamaica, en donde se dedicó activamente a buscar auxilios, principalmente con el gobierno ing1és, para continuar la lucha en Tierra Firme.
Estaba convencido El Libertador, de la necesidad de la ayuda exterior para alcanzar la independencia. La guerra no podía librarse sin armas, sin pertrechos, sin dinero para atender a los gastos del conflicto. Y tales elementos había que buscarlos en el exterior, pues las condiciones de atraso económico en que se encontraba Venezuela, no permitían ni siquiera pensar en obtenerlos dentro del país. Esta ayuda no sería gratuita y las naciones que contribuyeran a la independencia obtendrían a cambio los beneficios del comercio con los nuevos países que durante siglos había sido monopolio de España.
Aunque la Carta de Jamaica fue escrita nominalmente a Henry Cullen, está claro que su objetivo fundamental era llamar la atención de la nación liberal más poderosa del siglo XIX, Inglaterra, a fin de que se decidiese a involucrarse en la independencia americana.
Los aspectos más importantes de los cuales trata la Carta de Jamaica, son los siguientes:
1. Presenta un panorama general de la guerra de independencia a fines de 1815.
Los realistas dominaban la mayor parte de sus antiguas colonias (Venezuela, Nueva Granada, Quito, Perú, Cuba, Puerto Rico). En Chile y México la situación no se había decidido y sólo en el Río de La Plata habían triunfado los independientes. A pesar de este balance negativo, El Libertador expresa su seguridad y confianza en el triunfo definitivo de la causa patriota.
El Libertador considera la revolución de independencia como un hecho irrevocable, que no podía volver atrás, y que a pesar de los fracasos sufridos, terminaría con la victoria definitiva de la causa independiente:
“...Porque los sucesos hayan sido parciales y alternados, no debemos desconfiar de la fortuna. En unas partes triunfan los independientes, mientras que los tiranos en lugares diferentes, obtienen sus ventajas, ¿cuál es el resultado final? ¿no está el Nuevo Mundo entero, conmovido y armado para su defensa? Echemos una ojeada y observaremos una lucha simultánea en la misma extensión de este hemisferio. El belicoso Estado de las Provincias del Río de la Plata ha purgado su territorio y conducido sus armas vencedoras al Alto Perú, conmoviendo a Arequipa, e inquietando a los realistas de Lima. Cerca de un millón de habitantes disfruta allí de su libertad...”
2. En la Carta de Jamaica, El Libertador critica duramente el sistema colonial y señala la incapacidad de España para seguir manteniendo su dominación en América.
En sus críticas al sistema colonial, El Libertador señala como aspectos negativos la conducta de los españoles con la población americana, desde las “barbaridades” cometidas contra los indígenas a partir del descubrimiento, hasta las “atrocidades” que habían puesto en práctica durante la guerra de independencia.
En cuanto a la incapacidad de España para mantener su dominio en las colonias, El Libertador emite Juicios acertados sobre las condiciones económicas, sociales y políticas de la metrópoli que justificaban aún más el movimiento de independencia:
“Estábamos abstraídos y ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del estado. Jamás éramos Virreyes, ni gobernadores, sino por causas muy extraordinarias; Arzobispos y Obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares sólo en calidad de subalternos; nobles sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados, ni financistas y casi ni aún comerciantes: todo en contravención directa de nuestras instituciones”.
En cuanto a la situación política de España, a la cual también hace referencia El Libertador en la Carta de Jamaica, era igualmente desfavorable para la causa realista. En efecto, con la restauración vino al trono Fernando VII, quien desconoció la Constitución de 1812 dictada por las Cortes Españolas durante la guerra. Fernando restableció privilegios y volvió al gobierno absolutista. Estas medidas, unidas al malestar económico y al descontento que producía la guerra con las colonias, dio origen a un movimiento liberal revolucionario en España, que culminó hacia 1820 con la proclamación de la Constitución, el establecimiento de impuestos al clero y la nobleza suprimió la inquisición y tomó otras medidas de clara orientación liberal.
Este movimiento fue sofocado con la intervención de la Santa Alianza, que junto con el ejército organizado por la reacción española, aplastaron, al movimiento liberal y restauraron el absolutismo. A estas circunstancias aludía El Libertador en la Carta de Jamaica, al decir:
“... ¡Qué demencia la de nuestra enemiga, pretender reconquistar la América, sin marina, sin tesoros, y casi sin soldados! Pues los que tiene apenas son bastantes para retener a su propio pueblo en una violenta obediencia y defenderse de sus vecinos…”
3. En la Carta de Jamaica, El Libertador hace un llamado a las naciones extranjeras para que ayuden a la independencia de las colonias españolas.
Las demandas de ayuda se dirigían, en primer término, a Inglaterra; y en segundo término, a los Estados Unidos.
A Inglaterra, por su tradicional rivalidad con España por el control del comercio colonial y, porque siendo Inglaterra la primera potencia industrial de su época, era la nación que con más propiedad podía servir las necesidades del comercio de los nuevos estados:
“...La Europa misma, por miras de sana política debería haber preparado y ejecutado el proyecto de la independencia americana, no sólo porque el equilibrio del mundo así lo exige, sino porque
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