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INTRODUCCION A LA ARQUITECTURA. Capitulo I. Arquitectura Griega


Enviado por   •  9 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  7.207 Palabras (29 Páginas)  •  339 Visitas

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INTRODUCCION A LA ARQUITECTURA

Capitulo I. Arquitectura Griega

La dificultad principal o más importante cuando se habla de la arquitectura griega, realmente una gran parte de nuestra cultura y nuestro modo de ver los valores artísticos, depende precisamente de los griegos, de esta manera, contémplanos la arquitectura griega de una manera muy particular o especial. Debido a este hecho, no se puede apreciar la arquitectura griega de una manera totalmente objetiva, por la dificultad que se tiene de separar la realidad de la arquitectura griega, del antes y del después  y de las grandes consecuencias que de esta hayan surgido.

El valor determinante de la experiencia griega no depende solo de los resultados específicos obtenidos, sino específicamente del encuadramiento conceptual que tal experiencia recibe la primera vez y que se llega a mantener durante largo tiempo.

La arquitectura y las otras artes son profesiones liberales, si fuera en la opinión presente; los artistas son personas de intelecto, sus nombres se han transmitido por su fama y notoriedad y su capacidad aparece como una prerrogativa personal que no tiene nada que ver con el lugar del que este nació o de que clase social proviene. Los griegos tendían a valorar la educación y la experiencia poniendo el acento en los recursos naturales, en el temperamento individual.

Los griegos fueron por la senda intelectual mucho más allá, comprenden la arquitectura y las otras artes, como una forma de la ciencia. De esta manera se llegan a diferenciar las artes: arquitectura, escultura, pintura, etc. Para cualquiera  de las artes se supone que existen reglas objetivas, análogas a las leyes de la naturaleza y que el valor de cada experiencia particular consiste en adecuarse a ellas. En la arquitectura se ha convenido luego llamar a estas reglas con el nombre de órdenes: el dórico, el jónico y el corintio.

Un “orden” descrita por un autor del siglo pasado, “disposición regular y perfecta de partes que concurren en la composición de un conjunto bello, el orden se opone a la confusión”

Los órdenes arquitectónicos no son reglas materiales, es decir, modelos completamente determinantes, sino reglas ideales, que pueden traducirse concretamente de modos muy distintos.

La comparación más evidente que se puede extraer de la filosofía griega es: todos los hombres participan de una forma o especie común, hombres todos tienen las mismas características, y no se puede decir que uno sea más hombre que el otro, pero a la vez, todos los hombres son diferentes, por el hecho de que la especie no es un modelo uniforme, sino una regla estructural que aplicándose cada vez a una materia distinta puede concretarse en infinitos modos. El orden dórico no es una forma sensible, visible con los órganos de la vista, sino una forma intelectual visible con los ojos de la mente.

Los adjetivos “dórico”, “jónico” y “corintio”, aluden a los repertorios tradicionales de algunas estirpes griegas, sin embargo, fijados e idealizados para poderlos utilizar en general, incluso fuera  de los lugares y de los grupos étnicos originarios. Los diseñadores griegos seleccionaron poco a poco la multiplicidad de las soluciones arcaicas. El diseñador no tendrá por tanto, necesidad de comenzar cada vez con los mismos razonamientos, sino que podría introducir en su ecuación una serie de términos conocidos, que le permitirán concentrarse en las incógnitas peculiares de su caso

Este sistema de control, por el que algunas decisiones de orden en general sustituyen un número mucho mayor de decisiones particulares, produce una especie de economía de los pensamientos, y admite una distribución de fuerzas altamente rentables.

La otra faceta de este procedimiento es la limitación de experiencias. La referencia de las reglas garantiza la profundización de las investigaciones en un determinado campo, pero a la vez obstaculiza fuertemente su ampliación y establece una línea divisoria entre el diseñador y la obra.

Los órdenes arquitectónicos derivan de una interpretación particular del sistema constructivo trilico, que llega a ser, por consiguiente el sistema obligado para la construcción de todos los edificios más importantes, aunque los griegos conozcan también la bóveda. De este modo los griegos se sienten seguros por adelantado de la armonía entre las exigencias estáticas y compositivas.

Para exponer con precisión los caracteres de la experiencia griega conviene considerar, junto a la familiaridad de los esquemas conceptual que todavía pesa tanto sobre nuestros hábitos presentes, lo extraño y a la vez evidente de los hábitos formales y de contenidos psicológicos.

Las superficies aíslan y distinguen entre si los objetos, esta orientación conduce, por consiguiente, a fijar analíticamente los problemas, ya que cada objeto debe ser reconocido en su individualidad antes de entrar en composición con otros objetos. Esto ayuda también a comprender las relaciones entre el orden del edificio entero. Existe una simple posibilidad de aislar mentalmente el sistema columna arquitrabe del edificio en que  el está empleado y precisamente esta posibilidad permite el control indirecto sobre la composición del conjunto, vinculando al diseñador  con el empleo de los elementos previamente fijados por una vía general.

A partir de cierta época las líneas rectas se sometieron a leves curvaturas según los ejes de  simetría principales, los intereses próximos a los ángulos son más breves y las columnas progresivamente más gruesas , los eje de las columnas, más que verticales, están levemente inclinados hacia el interior del edificio, las columnas de los lados cortos son a su vez más gruesas que aquellas de los lados largos, de tal forma que la columna de ángulo resulta de sección elíptica, los pisos son levemente convexos. Los detalles se presentan comúnmente como correcciones ópticas, soluciones para compensar las diferencias de las condiciones visuales de los distintos elementos o para corregir ilusiones ópticas.

La composición por simetría, se circunscriben al edificio, y los griegos han limitado enérgicamente el empeño de la composición arquitectónica así entendida, dentro de estos  confines, evitando aplicar los mismos métodos en escala más extensa. Los griegos nunca llegan a considerar en la era clásica el trazado de una ciudad. El diseño regular de algunos elementos urbanos es un hecho esencialmente empírico y se contradice por la irregularidad de muchos otros elementos, a fin de garantizar siempre que las ediciones más importantes tengan un esplendor individual preciso.

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