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Independencia O Fraude


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2013  •  912 Palabras (4 Páginas)  •  206 Visitas

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Qué celebra uno? La pregunta es ociosa: si no se cree en la idea de la Patria no hay nada que celebrar en el Bicentenario oficial ni en ningún otro. Y en esta época, todos sabemos (o al menos todos repetimos: no es exactamente lo mismo) que la idea de la patria mexicana fue secuestrada y corrompida por los políticos y los poderes fácticos hace mucho tiempo. No inspira amor ni lealtad: las arengas del gobierno son huecas y sobre todo son inútiles. Lo serían incluso si no se percibiera que el Estado está fallando, que pierde el control del país y podría llegar incluso –los reportes alarmantes empiezan a aparecer– a no ser capaz de mantener la unidad y el control del territorio, que es un aspecto más simple, más inmediato de la idea de México.

Pero la cuestión es más compleja. No sentir lealtad hacia ese poder no significa que no estemos con él. La idea de México, además de la patria y del territorio, es también su continuidad social, las coincidencias del pensamiento de quienes se llaman “mexicanos”. Y en eso todos nos parecemos mucho más de lo que nos gusta admitir. No parece que, en general, nos interese cambiar mucho de nosotros mismos. La “crítica” que más abunda en estas épocas (en los medios pero también fuera de ellos) es cínica pero al mismo tiempo es sumisa: así somos, nada puede cambiar, todo es como siempre ha sido; “aquí nos tocó vivir”, aquella frase que se hizo famosa entre Carlos Fuentes y Cristina Pacheco, parece implicar siempre el mismo remate: “y así nos tocó ser”. Etcétera.

Y a la vez hay más en la idea de México: también está, por ejemplo, la continuidad histórica, que se compone de lo que recordamos pero también de lo que sucede: lo que se hace y con el tiempo acaba formando parte de lo que llamamos el pasado, o la historia.

Este poema de José Emilio Pacheco, de 1967, se ha invocado mucho en estos días pero casi siempre se ha leído de modo superficial:

Alta traición

No amo mi patria.

Su fulgor abstracto

es inasible.

Pero (aunque suene mal)

daría la vida

por diez lugares suyos,

cierta gente,

puertos, bosques de pinos,

fortalezas,

una ciudad deshecha,

gris, monstruosa,

varias figuras de su historia,

montañas

-y tres o cuatro ríos.

El poema tiene varias décadas pero la situación de ahora es semejante, o peor, que la del tiempo de su escritura. Esto es verdad. La idea de la patria parece irrelevante o hasta repelente no a una minoría sino a la mayor parte de la población del país.

Sin embargo, leer a Pacheco simplemente para apoyar nuestra indiferencia o nuestras ironías más simples no es suficiente. Y tampoco es justo.

El texto de Pacheco no podría

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