LA INDEPENDENCIA EN EL SUR
Enviado por petrucosa • 11 de Junio de 2013 • Examen • 7.204 Palabras (29 Páginas) • 337 Visitas
IV. LA INDEPENDENCIA EN EL SUR
En 1808, LAS TROPAS FRANCESAS al mando de Murat invadieron España, haciéndola víctima del expansionismo de viejo aliado Napoleón Bonaparte. Este hecho servirá como catalizador de diversos cambios que se gestaban tanto en la península como en sus colonias ultramarinas. A consecuencia de la invasión y de la abdicación del rey Carlos IV Francia adquirieron todos los derechos sobre España las indias, decisión avalada por las cortes de bayona.
Los acontecimientos dela península tuvieron secuelas propias en el sur de la nueva España, donde varias comunidades indígenas ratificaron su lealtad al rey, mientras militares locales de Tixtla embargaron propiedades francesas.
LA INSURGENCIA
En 1810 convocaron en la península a unas cortes no estamentales que, dos años después, promulgaron la constitución política de la monarquía española, expedida en Cádiz el 19 marzo de 1812. La nueva constitución con vigencia en todo el imperio, era liberal.
Establecía, en primer término que la nación española la conformaban la reunión de los españoles de ambos hemisferios es decir todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas y los hijos de estos. Las cortes en ese momento eran depositarias de la soberania y por tanto, estaban dotadas de competencia para definir las leyes fundamentales. La forma de gobierno que avalaba era la monarquía moderada hereditaria y para el gobierno interior de los pueblos, la de tipo municipal, que permitía la creación de ayuntamientos electivos.
El tema de la soberanía confiscada por el invasor francés apareció en la proclama de miguel hidalgo, donde condenaba al mal gobierno y exaltaba a la patria y a Fernando VII. La suprema junta nacional americana, mejor conocida como junta de Zitácuaro, instalada el 21 de agosto de 1811 por Ignacio López rayón ministro de la nación, hablaba en nombre del monarca espojado y planteaba llenar el hueco de la soberanía en España y sus colonias.
En sus artículos históricos, Ignacio Manuel Altamirano relato el paso de Morelos por suelo guerrerense, específicamente por zacautla, en la región del balsas, el veladero, cerca de Acapulco, y Tixtla, próxima a Chilpancingo. Estuvo allá por octubre de 1810. El escritor tixtleco lo describió como un hombre moreno, robusto y de estatura regular, de ojos de águila, cuya mirada profunda y altiva era irresistible.
Morelos se disponía a formar un bastión insurgente en el sur como le había indicado hidalgo. En la costa grande, a la que arribo en noviembre de 1810 acompañado por tan solo 20 hombres, se le sumaron Hermenegildo, juan jose, jose Antonio y pablo galeana, además de miguel, Leonardo y Nicolás bravo, hijo este ultimo de Leonardo, llevados ante el general ismo por don Hermenegildo. Ambos apellidos pertenecían a familias de hacendados: los galeana, de tecpan y los bravos de, Chilpancingo, dueños además de la prospera hacienda de chichihualco. Hermenegildo galeana. Algodonero y uno de los mejores militares de Morelos, nombrado mariscal de campo y jefe de las tropas situadas en la sabana, tendría una muerte trágica en Coyuca de Benítez el 27 de junio de 1814 cuando, en pleno combate, se golpeó la cabeza contra un árbol. Leonardo bravo, después de tener una destacada participación en el sitio de Cuautla fue aprendido por los realistas, que le aplicaron la pena de garrote vil el 13 septiembre de 1812.
EL IMPERIO Y LA PRIMERA REPUBLICA
El final de la guerra de independencia no trajo la tranquilidad al territorio suriano. Agustín de Iturbide, con la atención de sacar a Vicente guerrero de la escena política nacional, lo nombro comandante de las fuerzas del sur. Se convocaron las cortes del imperio, pero antes de definirse la constitución de la monarquía mexicana, Iturbide paso de la regencia a coronarse como emperador. Tal definición de los realistas propicio una rebelión en aquel territorio del sur, acaudillada por guerrero y bravo, quienes habían formato parte de la segunda regencia, instalada el 11 de abril de 1822.
La administración de guerrero intento aplicar una política económica más benigna con amplios sectores de la población. Después de casi una década de libre cambio que afecto a las manufactureras nacionales, su gobierno expidió una ley favorable para algunos segmentos del artesanado, pues prohibía la importación de tejidos de algodón de consumo generalizado y de ciertos productos elaborados con metal.
LOS GRANDES CACIQUES DE LA INDEPENDENCIA.
La fundación del estado de guerrero, con territorios segregados a los de México, puebla y Michoacán, resulta del circunstancial avenimiento de los caudillos insurgentes juan Álvarez y Nicolás bravo. A mediados del siglo XIX el federalista “yorkino” de Atoyac y el centralista escoces de Chilpancingo suspenden temporalmente sus añejas y enconadas disputas ideológicas, políticas y militares, en las que se juega la hegemonía sobre el territorio sureño y suman esfuerzos para hacer de la zona de influencia que comparten de tan mala manera, una nueva entidad federativa. Logrado el objetivo común, por decreto presidencial de 1849, el pleito por el control del flamante estado de guerrero se reanuda.
En la conquista y durante la colonia, el interés de los españoles sobre lo que hoy es guerrero corre por dos vertientes: las expectativas mineras, fundadas en la presencia de metales preciosos en los tributos provenientes de la región y la búsqueda de puertos viables para la conexión con las indias. Las primeras se materializan en la riquísima zona minera de Taxco; la segunda se concreta en el establecimiento del puerto de Acapulco, que desde 1565 recibirá cada seis meses y durante doscientos años a la nao de china, un galeón procedente de manila por el que llegan a México los exóticos productos de oriente.
La importancia económica de las plantaciones y los obrajes es modesta si se compara con la minería de Taxco y con las transacciones asiáticas. En estas últimas actividades se concentran los intereses de los españoles, mientras que los criollos tienen que conformarse con las fábricas y los talleres de las costas y para los mestizos queda el plebeyo negocio de la arriera. Pero con las reformas borbónicas pasan a segundo plano las diferencias de nacimiento, estatuto social y esfera económica, pues la liberación del mercado metropolitano acorrala tanto a las casas comerciales españolas como alas obrajes de los criollos y al negocio de recuas de carga de los mestizos. Así todos a una, los sectores propietarios hacen causa común contra España afiliándose a la lucha independentista.
La batalla por la nación es tan prolongada como sinuosa, y los territorios del sur son escenario de hechos transcendentes
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