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LOS INDIGENAS BAJO EL DOMINIO ESPAÑOL (HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XVI)


Enviado por   •  21 de Agosto de 2012  •  6.839 Palabras (28 Páginas)  •  2.709 Visitas

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EL DESTINO DEL INDIO

La conquista significó para los pueblos indígenas del México, antiguo, como para los demás del Continente, la sustitución radical de sus creencias y formas de vida y la subyugación de su libertad personal y del dominio de la tierra. A partir de 1521, el destino del indio que sobrevivió a guerras y pestes fue hacerse cristiano.

Los quince años Hernán Cortés paso en las Antillas le había mostrado la base de la prosperidad de las nuevas tierras indígenas, su cuarta carta de relación, decía que se proponía evitar que en la Nueva España los españoles hicieran lo mismo que en las Antillas “esquilmarlas y destruirlas.

Creía también que la encomienda era necesaria, con tal que se humanizara el trabajo de los indios y que se adjudicara por unidades de población y de manera permanente, para los encomenderos cuidaran aquellos bienes humanos como cosa propia.

Además Motecuhzoma decidio aprender y puso en práctica dos recursos muy importantes para el gobierno de los indios: la severidad en el trato con ellos y el mantenimiento de divisiones territoriales.

ENCOMIENDA, TRIBUTO Y SERVICIO PERSONAL

En 1523 Carlos V prohibió a Cortés que se repartiesen indios en encomiendas.

En carta reservada de 15 de Octubre de 1524, Cortés expuso al rey con franqueza a veces impertinente sus motivos, la conveniencia estratégica de que las encomiendas liberarían a los pueblos de sus “señores antiguos”.

Hacia 1560 y comenzando por el propio Cortés, como lo denunciaron sus vasallos de cuernavaca, los indios debían pagar periódicamente sus tributos en especie, proveer lo necesario para el sustento de las casas de sus amos y criados, y además, prestar los servicios personales que se les requieran, remediándose lentamente. Las leyes Nuevas de 1542 liberaron a los esclavos nativos, antiguos y nuevos, y otras disposiciones limitaron las encomiendas al pago de tributos, redujeron y humanizaron estas contribuciones forzosas.

El Consejo de las indias en 1530 se ordenaba suprimir las encomiendas, en primer lugar las concedidas por Nuño de Guzmán, y sustituirlas por un sistema centralizado para la colección de tributos. Los funcionarios correspondientes se denominaron corregidores, quienes recibieron encargo de velar por la instrucción religiosa de los indios y administrar justicia.

Los corregidores y sus auxiliares, teniente, alguacil, escribano e intérprete, debían controlar no solo los tributos de los encomenderos sino también los de las tierras reales y los de los pueblos y regiones concedidos a Cortés.

El nuevo sistema fue un nuevo intento más para evitar los abusos de los encomenderos y aumentar los ingresos de la corona, aunque fue también el origen de nuevos vicios, aprovechamientos personales de los corregidores y tributos extras o “derramas”, en prejuicio de las comunidades indígenas. Para sancionarlos, se establecieron juicios de residencia para los corregidores al término de su mandato.

En el conjunto de la Nueva España, resume Pedro Carrasco:

Disminución del tamaño e importancia de la nobleza, la posición de ésta al servicio de los conquistadores, la conservación de la masa campesina. Continuaron con pocos cambios los usos relacionados con la vida familiar y económica de los campesinos indios: la técnica y la organización de la producción familiar, así como creencias y ritos relacionados con estas actividades.

Desapareció, pues el gobierno y los consejos supremos del imperio vencido, los sacerdotes y los mandos militares pero se conservo, como ya se dijo, la división territorial y sus sistemas de gobierno y de recaudación tributaria.

Al antiguo señor o tlatoani se le llamó cacique y con el colaboraba un gobernador, un capitán general, u alguacil mayor y otros funcionarios, mas tarde eran las de administrar las tierras comunales, recolectar y pagar los tributos, reglamentar los mercados, cuidar los edificios públicos, el aprovechamiento del agua y los caminos y juzgar delitos menores. Las poblaciones mayores tenían autoridades indias para cada barrio. Estos gobiernos locales eran exclusivos de las comunidades indígenas.

Los caciques y los demás oficiales de las repúblicas de indios eran por lo general nobles indígenas, los antiguos señores y sus descendientes. Y mantenían privilegios importantes: tenían indios de servicio, un sueldo, estaban exentos de tributos solían tener terrazgueros o renteros que les cultivaban sus tierras y tenían derecho a llevar espada, vestir a la española, montar caballo y usar titulo de don. Tezozómoc, Chimalpahin e Ixtlilxóchitl, a escribir crónicas importantes sobre la historia de sus pueblos de origen.

La mayor parte de la población indígena, los macehuales o plebeyos, seguían siendo pobre, pagaban tributo y trabajaban anónimamente para los nobles. Y hasta mediados de siglo existían aun esclavos indios, algunos de los cuales pertenecían a la nobleza aborigen.

Cuando la población indígena comenzó a distribuir gravemente a causa de las epidemias, los nobles perdieron a sus terrazgueros y la Corona obligo a los antiguos privilegiados a pagar también tributos.

Alva Ixtlilxóchitl, se dolía hacia 1600 de la triste situación de los nobles indios con estas palabras.

Las comunidades indígenas tenían pues su propio gobierno y conservaban sus nobles, a no trabajar ni pagar tributo, pero además tenían al encomendero español.

La exposición que hizo fray Toribio de Benavente o Motolinia, hacia la cuarta década del siglo XVI, de las diez plagas muy crueles con que hirió Dios a esta tierra es la más elocuente de estas miserias. Estas plagas que sufrieron los indios, según Motolinia fueron: la peste de viruelas, los muchos que murieron en la conquista, el hambre que sucedió a la conquista, las encomiendas y sus calpixques o estancieros que cobraban los tributos, quienes todo los enconan y corrompen, los tributos grandes y servicios que los indios hacían, y el hecho de que por no poder pagarlos, muchos indios morían por ello, en tormentos o prisiones, las minas y el excesivo trabajo que en ellas se impuso a los indios.

El historiador va comparando cada una de estas diez plagas que sufrió la Nueva España, y sobre todo sus antiguos habitantes, con las legendarias de Egipto y las encuentra muy más crueles que estas.

La situación de los indios no había mejorado aun que a fines del siglo XVI, según dejara airado testimonio de ellos Fray Gerónimo de Mendieta.

LA TIERRA

Una generación va, otra generación viene, pero la tierra para siempre permanece, dice el Eclesiastés (1,4).

En su conjunto, las tierras ganadas por conquista se consideraban del rey y este hacia donativos graciosos o mercedes reales a sus súbditos.

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