La Cultura Del Agua

LA CULTURA DEL AGUA EN LA ANTIGÜEDAD

J. L. Jiménez Salvador

La cultura grecorromana reconocía la importancia del agua como elemento definitorio de la vida. Los griegos entendían que el mundo conocido: Europa, África, y Asia; estaba rodeado por el dios Okéanos; y en el interior de este conjunto se hallaba un mar interior: Pontus. Los ríos eran considerados los hijos del océano, y, por tanto: dioses; las ofrendas y exvotos repartidos masivamente, junto a la presencia de capillas a distintas divinidades, e incluso la instalación de albergues y hospederías evidencian la gran frecuentación de estos lugares y la importancia que se otorgó entonces a los nacimientos de los ríos.

Además de en la literatura (Aristóteles, Hesíodo, Julio Frontino, etc.) también se denota la veneración hacia este recurso natural por parte de los griegos en la iconografía. La antigüedad clásica relacionó el agua con la belleza, como en el caso de Afrodita, quién nació del mar; y con los mitos, siendo éste el escenario de numerosos de ellos como el que narra el cortejo de las bodas entre Poseidón y Hades, en el que se fusionan las riquezas del mar y los peligros de la navegación; como aquel que describe el “bautismo” de Aquiles en la laguna Estigia; o aquellos que aluden a las ninfas (Homero ya las nombra).

A su vez, el mundo grecorromano no ignoraba la vertiente incontrolable y destructiva de tal recurso, y lo plasmó, aunque se conocen pocos ejemplos, en algunas obras como la columna de Marco Aurelio en Roma.

La Antigüedad clásica desarrolló un gran trabajo de ingeniería en relación con el agua, destacando figuras como Marco Vitrubio Polión con su tratado de arquitectura (diez libros) del siglo I a. C.; o Sexto Julio Frontino con su obra sobre acueductos. Así, se comenzaron a construir toda una serie de instalaciones hidráulicas consideradas sagradas y salutíferas: balnearios, fuentes (se cree que lugares como éste fueron escenario del primer contacto entre los antiguos pobladores y los nuevos colonos durante la colonización griega), etc. El desarrollo técnico llegó de la mano del acueducto; éste fue la solución definitiva para la canalización del agua (Roma llegó a tener once).

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