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La Educacion En Mesoamerica


Enviado por   •  26 de Marzo de 2014  •  1.981 Palabras (8 Páginas)  •  832 Visitas

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LA EDUCACIÓN EN MESOAMERICA

Es un periodo mediante el cual, con base a cuenta herencia habían legado los pueblos precursores, un grupo humano logro superar su lugar secundario y convertirse en la primera potencia, tanto política como cultural, del valle de México.

La educación mexica

Los mexicas atienden el problema de la educación de sus hijos y jóvenes con gran diligencia. ACOSTA decía: “ninguna cosa más me ha admirado ni parecido más digna de alabanza y memoria que el cuidado y el orden que en criar sus hijos tenían los mexicanos.

Según MotolinÍa, quedo maravillado de que tanto los principales como la gente común se preocupasen por la educación de sus hijos, mostraban dos cosas dignas de tenerse en cuenta eran: la existencia de una conciencia histórica entre los mexicas y la presencia de un estado consciente de la importancia que implica la educación de los niños y jóvenes para la consecución del futuro que se proyecta sobre sí.

No es difícil hacerse cargo de que el aspecto revolucionario que tiene la educación como transmisora de nuevos conocimientos e inquietudes intelectuales va acompañado por otro de signo contrario: reaccionario o tradicionalista. Reaccionismo: es consecuente del amor que la educación infunde en el hombre, no hay otro medio más digno de confianza que la educación para asegurar la persistencia temporal de una comunidad cultural.

A diferencia de lo que sucede con otros pueblos de Mesoamérica, de quienes quedan pocos testimonios escritos, conservamos numerosos textos de los aztecas/mexicas y otros grupos de habla náhuatl: narraciones históricas, poemas, consejos sobre la manera de conducirse y reflexiones religiosas. Los mexicas pensaban que la educación era un bien muy valioso y buscaban que los niños, las niñas y los jóvenes asistieran a la escuela. Había dos tipos principales de escuela, llamadas tepochcalli y calmécac. Mujeres y varones asistían a ambas, pero lo hacían separados unos de otras. La educación en la nación mexica tenía como propósito fundamental, formar la personalidad del individuo, lo cual se expresaba en lengua náhuatl como "in ixtli, in yollotl", "alcanzar el rostro y el corazón". La característica fundamental en la educación de los mexicas fue que era activa e integral.

El Tepochcalli, era la escuela de los hijos de la gente común del pueblo y existía uno en cada barrio. Ahí se enseñaba la historia, los mitos, la religión y los cantos ceremoniales de los aztecas. Los varones recibían un intenso entrenamiento militar y aprendían cuestiones relacionadas con la agricultura y los oficios. Las mujeres se educaban para formar una familia y en las artes y los oficios que ayudarían al bienestar de su futuro hogar.

El calmécac era la escuela donde recibían educación los hijos de la nobleza, con el propósito de formar a los nuevos dirigentes militares y religiosos.

La preparación para la guerra era completa y se ponía gran atención a la escritura de códices y a la interpretación de los calendarios, por la importancia que esas dos actividades tenían en la religión y la vida de la comunidad.

Toda la educación mexica tenía la finalidad de generar ciudadanos con arraigo nacionalismo, y hábiles en la guerra y que pudieran transcender a lo terrenal. Los indígenas aprendieron el sistema fonético latino y lo utilizaron para transcribir al papel su historia y sus tradiciones en su propia lengua. A partir de estos escritos conocemos con un poco de detalle la vida mesoamericana. El maestro cumplía un papel protagónico en la sociedad, y era un personaje de gran aprecio en la sociedad mexica.

Los Tlamitinime eran los maestros que humanizaban los rostros, que era la manifestación de un yo que se ha ido adquiriendo y desarrollando por la educación. Pensaban que con la educación se hacían los sabios, los rostros ajenos y se humanizaba el corazón de la gente. Con el espejo que les ponían delante para hacerlos cuerdos y cuidadosos, se les daba a su personalidad. Se llamaba la Ixtlamachiliztli, a la acción de dar sabiduría.

En cuanto a la formación del niño y la niña mexica, eran consagrados unos a la preparación militar y otros a los estudios de la ciencia y el sacerdocio. A los niños varones, desde pequeños, los padres procuraban llevarlos al maestro del Calmécac o el Tepochacalli, para inscribirlos y prometerlos en cualquiera de las dos escuelas. Con objeto de que llegado el momento entrasen a ellas después de los ocho años. Los hijos de los nobles iban al Calmecac para consagrarlos a Quetzalcóatl y al estudio que los prepararía para el sacerdocio y puestos elevados de administración pública y jurídica. Era vida de penitencias rigurosas, de ayunos y renunciamientos.

La diferencia de educación de los niños plebeyos y los nobles, estaba en razón directa de las responsabilidades y privilegios que tendrían los estudiantes en su vida adulta. En primer lugar, había una gran continuidad en la especialidad familiar de trabajo: por regla general, existía la rigidez de la herencia paterna en el desempeño de las profesiones, y buena parte de la transmisión de los oficios era una actividad educativa doméstica. En cuanto a la educación formal, había una enorme distinción en cuanto al rigor disciplinario del telpochcalli y el calmécac. El niño plebeyo, al tener que auxiliar a su familia desde edad muy temprana en las actividades económicas, entre ellas las agrícolas, tenía más facilidad para entrar y salir con frecuencia del templo-escuela. Llegado a la madurez sexual, el joven tenía ciertas libertades, como la de pasar ocasionalmente la noche fuera del templo. En cambio para el niño noble la vida era muy dura: en primer lugar, al menos en el plano normativo e ideal, tanto la muchacha como el joven nobles eran castos. La virginidad, incluida la masculina, era muy apreciada entre los mexicas, y una de las virtudes que se estimaban en el guerrero era su alejamiento de la carnalidad. Los jóvenes y las doncellas nobles vivían encerrados en sus escuelas, sometidos a una estricta vigilancia. Si algún muchacho era sorprendido en aventuras amorosas,

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