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La Educación En México Despues De La Revolucion Mexicana Hasta Salinas De Gortari

cositabonita2319 de Mayo de 2013

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2. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA EDUCATIVO

MEXICANO.

2.1 LA EDUCACIÓN EN MÉXICO HASTA 1950.

2.1.1 La educación prehispánica

La educación en la familia, el trabajo, la religión y la guerra, de acuerdo con algunas evidencias,

tuvo características comunes en las culturas mesoamericanas. Tal es el caso de los templos-escuelas, instituciones encargadas de transmitir a los niños y jóvenes, bajo una rígida disciplina, conocimientos religiosos y militares.

2.1.2 La educación durante la Colonia.

En la Nueva España, la educación escolar fue una empresa de poca magnitud pero de gran

importancia para la consolidación ideológica y religiosa del dominio español. La educación para los indígenas fue perdiendo importancia y se les excluyó de los niveles educativos superiores (Gonzalbo, 1985b: 9).

Las medidas para la educación inicial adoptadas por el estado español poco se cumplieron y no

fueron determinantes. (Bolaños, 1981: 13-14).

Las instituciones de educación femenina fueron escasas y crecieron poco durante la Colonia.

2.1.3 La educación en el periodo postindependiente.

No obstante, si se compara con el periodo colonial, la educación en este periodo tuvo avances, en especial la primaria «que se extendió a gran parte del país» (Staples, 1992: 70).

El papel de la iglesia en la educación y la noción de libertad educativa fueron puntos de conflicto

desde 1824. Los liberales de las primeras décadas del México independiente propusieron la libertad de enseñanza con el objetivo de acabar con el monopolio eclesiástico sobre la educación. Al mismo tiempo, pensaban que cualquier intervención del Estado en la educación destruía la doctrina liberal. Esa reforma brindó las bases de la propuesta liberal de educación pública en los años venideros, a partir del principio básico de la integración nacional. (Vázquez, 1992: 94)

En 1842, ante la carencia de instituciones que pudieran organizar la educación, el Estado encargó

a la Compañía Lancasteriana el manejo de la Dirección de Instrucción Pública (Tanck, 1992: 50-52;

Staples, 1992: 83-84). En ella se establecía la educación primaria «gratuita para los pobres y obligatoria», se proponía la unificación educativa, se excluía del plan de estudios toda enseñanza religiosa y se incorporaba la enseñanza de «moral». La ley del 67 también contenía disposiciones para la educación secundaria, entre las cuales destaca la creación, bajo los principios del positivismo5, de la Escuela de Estudios Preparatorios, la cual habría de dar una base homogénea a la educación profesional. En 1843 existían 1310 escuelas primarias, 2,424 en 1857 y 4,570 en 1870. El empeño liberal fue patente en 1874, año en el que el número de escuelas se elevó a 8,103. No obstante, sólo el 19.4% de los niños en edad escolar asistieron a la escuela.

2.1.4 La educación en el Porfiriato.

La falta de recursos locales y nacionales dificultaron el desarrollo de un sistema nacional y unitario de educación pública (Martínez, 1992: 107-113).

Joaquín Baranda, Ministro de Justicia e Instrucción durante 19 años (1882-1901), diseñó un

sistema nacional de educación que sólo pudo aplicarse en el D.F. y los territorios federales. Destacado intelectual y político, Sierra se preocupó por organizar la educación nacional, expandirla a todos los sectores sociales y elevar los niveles de escolaridad (Martínez, 1992: 124). El Estado tenía que tutelar la educación primaria para «transformar la población en un pueblo, en una democracia». Entre 1878 y 1907 sólo surgieron alrededor de 162 escuelas, un crecimiento de 2% en 30 años (Martínez, 1992: 132).

En cambio, la educación superior recibió mayor atención: la escuela preparatoria surgió en todos los estados del país, los institutos científicos y literarios se multiplicaron y sus contenidos y equipos didácticos mejoraron. En casi todos los estados se contó con escuelas normales, en algunos se desarrolló la educación artística y, al final del periodo (1910), se creó la Universidad Nacional.

Durante la revolución mexicana (1910-1917) la educación tuvo un escaso desarrollo. Sin embargo,

en algunos estados de la República los gobernadores revolucionarios impulsaron leyes que favorecieron la educación popular y, en algunos casos, pese a las grandes dificultades económicas, crearon escuelas y ampliaron el número de profesores (Gómez, 1981: 136-137).

El Congreso estableció la prohibición al clero y a las asociaciones religiosas de organizar o dirigir escuelas de educación primaria. La Constitución otorgó mayores facultades educativas al Estado, el cual debía vigilar las escuelas primarias oficiales y privadas. Sin embargo, la supresión de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes determinada por el Congreso, dificultó al gobierno federal impulsar el sector educativo. Los municipios tuvieron a su cargo la educación, pero muchas escuelas cerraron por falta de recursos técnicos y humanos. En 1917, la Universidad Nacional de México era la única institución que agrupaba diversas escuelas y colegios de educación superior. Entre 1916 y 1931 se fundaron cinco escuelas técnicas superiores y cerca de treinta escuelas técnicas industriales de nivel medio superior y de carácter propedéutico.

En el sexenio del general Lázaro Cárdenas (1934-1940) fue modificado el artículo tercero

constitucional para dar lugar a la educación «socialista» y, por primera vez en el texto constitucional, obligar a las escuelas privadas a seguir los programas oficiales.

En esos años se crearon internados, comedores y becas; se impulsó la creación de escuelas vinculadas a centros de producción y se alentó la educación técnica. Al mismo tiempo, se crearon escuelas regionales campesinas para formar maestros rurales y cuadros para la agricultura, se establecieron escuelas vocacionales de nivel medio superior y centros educativos indígenas (Guevara, 1985: 9-16). Destacan los periodos de 1921-1925 y de 1935 a 1940. En el primero, la matrícula creció 25.6% y el número de escuelas se incrementó 19%. Al finalizar la década treinta, México tenía 1,960,755 alumnos y 21,874 escuelas de educación primaria en las que trabajaban cerca de 40 mil maestros. Comparadas con las de 1935 estas cifras representaron un crecimiento de 30% en la matrícula, de 20.7% en el número de escuelas y de 29% en el profesorado.

En primaria, la matrícula se expandió 60% y en preescolar 276.4%. El número de maestros de este nivel aumentó 66.7% (1942-1952) pero la cantidad de escuelas sólo se incrementó 8.9% . Por su parte, hacia 1952 la matrícula de educación secundaria ascendía a casi 70 mil estudiantes, la de educación media superior a 37 mil y la de superior a poco más de 30 mil .

En 1944 se fundaron el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas

(CAPFCE) y el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, el cual abrió normales en diversas partes del país. En 1946 se fundó el Instituto Nacional de Bellas Artes. Algunos años más tarde, se crearon el Instituto Nacional Indigenista (1948), la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior (ANUIES) (1950) y el Centro Regional de Educación de Adultos y Alfabetización Funcional para América Latina (CREFAL) (1951). En 1952 se inauguró la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El nuevo Sindicato Nacional de

Trabajadores de la Educación (SNTE) fue reconocido mediante un decreto presidencial en 1944 como el único organismo representativo de todo el magisterio nacional (Sotelo, 1981: 317).

2.2 LA EDUCACIÓN EN MÉXICO. 1950-1990.

2.2.1 La expansión del sistema educativo.

Entre 1920 y 1950 el sistema educativo mexicano creció en forma constante pero moderada.

Durante esos años, la enseñanza primaria se concentraba principalmente en el medio urbano y los

niveles superiores tenían un carácter restringido.

Desde la década cincuenta la acelerada urbanización, el crecimiento de la industria, los nuevos

patrones de consumo de algunos sectores de la población, la ampliación y diversificación del Estado y el crecimiento demográfico impactaron al sistema educativo (Fuentes, 1979: 230-233). Algunos establecimientos, en especial de educación superior, crecieron en grandes proporciones.

a) Crecimiento de la matrícula.

En 1980, había 33.2 millones de niños y jóvenes, el 49.7% de la población nacional. En treinta años, la población en edad escolar creció 183.3%, mientras que la población total 159.2%.

En 1950 el sistema educativo atendió al 27.7% del conjunto de mexicanos en edad escolar y en

1980 al 62.3%. Entre 1980 y 1990 el número total de la población potencial no atendida disminuyó en términos absolutos (cuadro 2.2.4)

El crecimiento de la matrícula implicó el tránsito a un sistema de grandes magnitudes. En esas décadas, la primaria creció a un ritmo superior que el grupo de edad de 6 a 12 años hasta llegar en 1980 a una tasa bruta de escolarización primaria superior al 100%15. La educación primaria alcanzó

en ese año una matrícula de poco más de 14 millones y medio de alumnos (cuadro 2.2.5). Una expresión del crecimiento fue el cambio en las proporciones de la matrícula en los distintos niveles. Durante esas tres décadas el sistema educativo mexicano creció en forma ininterrumpida.

A pesar de la pérdida de dinamismo en el crecimiento y de los decrementos absolutos de la

matrícula al finalizar

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