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La Educación Primaria En Francia En La década De 1880


Enviado por   •  23 de Mayo de 2013  •  1.463 Palabras (6 Páginas)  •  540 Visitas

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La educación primaria en Francia en la década 1880. La organización de un sistema nacional como un servicio público, laico, obligatorio y gratuito.

De las leyes fundamentales a la guerra “… que la mujer pertenezca a la ciencia o que pertenezca a la Iglesia” Las concepciones y las prácticas pedagógicas*

Antoine Prost

De las leyes fundamentales a la guerra

Los republicanos no fundaron la escuela, la institución escolar se construyó a lo largo de todo el siglo por el impulso de una evolución social profunda, concibieron una verdadera política escolar que tuvo éxito porque, al mismo tiempo que respondía a una exigencia popular, constituía su realización.

En esa época, la instrucción es un ideal colectivo. La sociedad, sumamente rural aún, casi no había sido penetrada por el ideal del progreso técnico y de la producción o, más bien, esos objetivos por sí mismos estaban subordinados a la difusión de los conocimientos usuales. El progreso capital, que gobierna a todos los demás, es el de la instrucción. Y las familias en búsqueda del bienestar se vuelcan hacia la escuela.

Los contemporáneos no dudaban ni de la razón, ni de la naturaleza. La escuela era un remedio para la injusticia social como para la inmoralidad o la delincuencia. Dentro del pueblo esa confianza era algo confusa, mezcla de voluntad de promoción social y de independencia intelectual. Sólo que era real; no se dudaba de que lo escrito en los libros fuera verdadero y útil; el acceso a la instrucción era, pues, de todas maneras, la promesa de una vida mejor.

Las leyes fundamentales (1879 – 1889)

Las realizaciones

Los republicanos en el poder no son unánimes ni en cuanto a los objetivos ni en cuanto al método. La comisión nobrada por la Cámara de 1877 y su relator, Paul Bert, deseaban una ley general. Jules Ferry, que fue ministro del 4 de febrero de 1879 al 14 de noviembre de 1881, del 30 de enero al 7 de agosto de 1882 y del 21 de febrero al 20 de noviembre de 1883, logra que triunfe un método más empírico y ataca sucesivamente cada punto del programa.

En la enseñanza superior, tenemos la ley del 8 de marzo de 1880 que suprime los jurados mixtos y prohíbe a los establecimientos libres tomar el título de universidad. En la enseñanza secundaria, encontramos la gran reforma de los programas de 1880 y la fundación de escuelas abiertas para muchacas. En la enseñanza primaria, que dirige Buisson, se fundan las escuelas normales de Fontenay y Saint Cloud, y se promulga la ley del 9 de agosto de 1879 que instituye en cada provincia una escuela normal para mujeres. También tenemos las leyes del 1° de junio de 1878 y del 20 de marzo de 1883 que facilitan la construcción de las casas escuela. Pero lo esencial de la obra republicana es construir la enseñanza primaria en servicio público.

El debate ideológico

El asunto de la instrucción es capital para los republicanos y sería sencillo multiplicar las citas convergentes. Las congregaciones femeninas habían hecho mucho por el desarrollo de la instrucción desde hacía unos treinta años, y vemos, en otro terreno, a los católicos intentar responder a la liga de la enseñanza mediante bibliotecas parroquiales.

A decir verdad, el centro del debate no es el desarrollo de la instrucción, sino su construcción en servicio público. Para justificarla, los republicanos se apoyan en tres ideas principales. En primer lugar, la igualdad entre los niños: el argumento más fuerte a favor de la gratuidad parcial. Las otras dos ideas que animan los republicanos son solidarias: la afirmación de un derecho de los niños a la instrucción, al que responde un deber del estado. Desde este momento se fundamentan la obligación, la gratuidad y la laicidad.

Los conservadores rechazan incluso la gratuidad. Sus razones son múltiples; soslayemos el elogio del sacrificio – “la familia es la escuela del sacrificio, declara Chesnelong en el senado, déjenle lo que la eleva y lo que la fortalece, lo que hace su grandeza moral y su eficacia social”.

En el centro de la posición conservadora encontramos que la educación es una obra de asistencia, de caridad, no un derecho para los niños. En consecuencia puede ser objeto de un deber moral, n de una obligación jurídica. Para el padre de familia, es un deber de conciencia dar a sus hijos el pan de la inteligencia como el del cuerpo, pero ésa es su carga, y no de la colectividad.

Lo que domina el debate es la laicidad. Algunos habrían votado por la gratuidad si no hubieran vislumbrado,

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