La Escuela Lancasteriana
Enviado por sarami • 12 de Octubre de 2012 • 1.728 Palabras (7 Páginas) • 962 Visitas
Las Escuela Lancasterianas en la Ciudad de México 1822-1842
Desarrollo
La Compañía Lancasteriana fue la que ganó para el método de atención y el apoyo del gobierno y el público, e impulsó el establecimiento de escuelas de enseñanza mutua en toda la nación. En 1842, el gobierno nacional entregó a la Compañía la dirección de la instrucción primaria de toda la República Mexicana.
Siguiendo el método Lancaster, un solo maestro podría enseñar de 200 hasta 1000 niños, con lo que bajaba el costo de la educación. Los alumnos eran divididos en pequeños grupos de diez, cada grupo recibía la instrucción de un monitor o instructor, que era un niño de más edad y más capacidad, previamente preparado por el director de la escuela.
Entre 1842 y 1845, la Compañía Lancasteriana encabezó la Dirección General de Instrucción Pública, y al terminar su gestión dejó 106 escuelas primarias en la capital, con 5847 alumnos, todos usando el sistema mutuo.
Desde la entrada del niño a la escuela hasta su salida por la tarde, sus actividades escolares estaban controladas por una serie de requisitos, órdenes, premios y castigos. La escuela tenía un aula donde cabían entre 100 a 300 niños. En fila, de frente al escritorio del maestro, se sucedían, una detrás de otra, largas mesas con bancos de madera para diez alumnos en cada banco. En la primer mesa de cada una de las 8 clases se colocaba un telégrafo que en un lado decía el número de clase y en el otro EX que quería decir examen. Frente al salón estaba una plataforma de madera con el escritorio y silla del maestro y dos bufetes para los “monitores de orden”. En las paredes había un santo cristo de madera y alrededor del cuarto habían grandes cartees para la enseñanza de lectura y aritmética.
Cada grupo de diez tenía su monitor que, de acuerdo con su horario, enseñaba las lecciones de escritura, aritmética y doctrina cristiana. Además de estos “monitores particulares” había “monitores generales” y “de orden”. Los generales tomaban la asistencia, averiguaban la razón de la ausencia, cuidaban los útiles de la enseñanza y los de orden administraban la disciplina. Todos los monitores eran supervisados por el director de la escuela.
Al entrar a la escuela por la mañana, el niño se formaba en línea con sus compañeros de clase para la inspección de cara, manos y uñas. Al toque de una campanita de bronce los niños marchaban al aula siguiendo la señal de un monitor de orden. La primera asignatura era de escritura, as mesas situadas frente al escritorio del director, era para los alumno9s más chicos, estas mesas tenían una gran cajilla cubierta de arena y los diez niños, miraban al monitor que dibujan una letra en la arena seca, así los muchachos delineaban sobre ella, y cuando tenían más destreza dibujaban la letra sin la ayuda del monitor. Se enseñaba primero las letras más fáciles como I, H, T, L, E. F; después las que tenían ángulos A, U, W, M, N y curvas O, U, J.
Las cinco clases siguientes eran para el aprendizaje de escritura en pizarras. La escritura en papel se reservaba para la séptima y octava clases, cuyos alumnos ocupaban las últimas mesas del salón. Para escribir se usaban plumas de ave que habían sido cortadas y preparadas por el director de la escuela. La tinta se hacía de huizache y caparrosa y costaba un real cada cuartilla.; el papel era de un tipo llamado de Holanda, o a veces era de maguey.
Al terminar la clase de escritura, sonaba la campanita y los niños se levantaban e iban a los pasillos a formar grupos semicirculares, en el centro se paraba un monitor con un puntero de otate, señalando las letras, sílabas y lecturas escritas en el cartel y los niños de la primera clase aprendían a reconocer y pronunciar las letras del alfabeto. El método lancasteriano era de “silabeo”, es decir, después de saber las letras individuales, se aprendía a leer una consonante con una vocal en forma de sílaba. En las clases sigui8netes leían palabras u oraciones de los cart5eles y los más avanzados leían libros.
La doctrina cristiana se enseñaba de igual forma que la lectura, los niños en semicírculos memorizaban el catecismo de Ripalda y el catecismo del abate Fleuri.
La clase de aritmética se dividía en ocho secciones. Los alumnos que escribían en arena, practicaban los guarismos en sus bancos, los de las otras secciones, en el pizarrón o en pizarras individuales. Aprendían las cuatro primeras reglas por enteros, quebrados y denominados, las reglas de tres y las operaciones.
La idea clave del sistema lancasteriano fue que el niño debía ser constantemente activo, no se aburrían, porque siempre estaba aprendiendo algo del monitor. Las sesiones de clase eran demasiado rigurosas y tediosas, ya que constaban largas horas, de ocho y catorce, inclusive diecisiete. Uno de los puntos clave en el método lancasteriano para asegurar el orden y promover el estudio era el sistema de premios y castigos. Los castigos ordinarios consistían en que se colgaban una tarjeta de castigo del cuello del muchacho o se le hacía arrodillarse, poner los brazos en cruz, a veces sosteniendo piedras pesadas en las manos. Por faltas mas serias, el estudiante era llevado ante el director para recibir golpes en la palma de la mano. Las Cortes de Cádiz desde 1814
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