La Hispania romana y la monarquía visigoda
Enviado por mariamartinez21 • 21 de Noviembre de 2017 • Apuntes • 1.958 Palabras (8 Páginas) • 250 Visitas
Tema 1: La Hispania romana y la monarquía visigoda
- La Hispania romana (218 a.C. a 476 d.C.):
- La conquista romana y el sentido de la unidad.
En el siglo III a.C., la rivalidad entre Roma y Cartago por el dominio del Mediterráneo dio lugar a las guerras púnicas.
Tras la Primera Guerra Púnica, en la cual se expulsó a los cartaginenses de Sicilia, Cartago decidió aumentar su presencia en la Península Ibérica. En el año 237 a.C., el cartaginés Amílcar Barca desembarcó en Cádiz y sometió a los pueblos del sur y del sureste de la Península hasta Alicante. A su muerte, sus sucesores fueron Asdrúbal y Aníbal, los cuales continuaron con la conquista, y conquistaron el sureste peninsular. Para contener su expansión, Roma decidió firmar con Cartago el tratado del Ebro, en el cual se llegaba al acuerdo de que del Ebro al norte era de los romanos y del Ebro al sur era territorio de los cartaginenses. Aníbal en el 219 a.C., conquistó Sagunto, la cual era una ciudad protegida por Roma, y esto fue el pretexto para iniciar la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.). Esta guerra se saldó con el derrumbe del dominio de Cartago sobre la Península mientras Roma iniciaba la presencia en nuestro país.
- La Segunda Guerra Púnica y el inicio de la conquista romana.
Aníbal atravesó los Pirineos y los Alpes, e invadió Italia, derrotando a los romanos en varias batallas. En el transcurso de la guerra, Roma envió a Publio Escipión y a Cneo, que desembarcaron en Ampurias (218 a.C.) pero fueron muertos y derrotados. Roma envió a Publio Cornelio Escipión, que desembarcó en Ampurias (210 a.C.), el cual conquistó Cartago Nova (209 a.C.) y Gades (206 a.C.) y se expulsaron a los ejércitos de Cartado de la Península. Tras esto, Roma decidió atacar Cartago, y Aníbal regresó para defenderla pero fue derrotado en la batalla de Zama (202 a.C.). Tras el triunfo de Cartago, Roma tenía el dominio del litoral Mediterráneo y de los valles del Ebro y del Guadalquivir.
- La conquista de la Meseta. Guerras contra celtíberos y lusitanos. El sentido de la unidad.
Los celtíberos y los lusitanos mostraran una gran resistencia ante los romanos.
Los lusitanos, dirigidos por Viriato, derrotaron repetidamente a los romanos, llevando a cabo la guerra de guerrillas. Roma al ver que no podían acabar con las tropas lusitanas decidieron sobornar a los generales de Viriato que lo matasen (13 a.C.). Tras esto, las fuerzas lusitanas se debilitaron y Roma consiguió conquistar el sur y la costa oriental.
Los celtiberos resistieron el cerco romano en Numancia, siendo derrotada en 133 a.C. por Publio Cornelio Escipión. La mayoría de sus habitantes prefirieron suicidarse antes que entregarse.
- Fin de la conquista de Hispania. Las guerras cántabras (29 a 19 a.C.). El sentido de la unidad.
Roma sometió a los pueblos del norte peninsular (galaicos, cántabros, astures y vascones) en las llamadas guerras cántabras. Fue entonces cuando el emperador Augusto dio por concluida la conquista de Hispania.
Para administrar el territorio, los romanos dividieron Hispania en provincias.
Durante la República (197 a.C. hasta el siglo I) se dividió en dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior. Durante el reinado de Augusto (27 a.C.- 14 d.C.) se dividió en tres provincias: Bética, Lusitania y Tarraconense.
Durante la etapa final del Imperio (297- siglo V) se dividió en cinco provincias: Gallaecia, Lusitania, Bética, Cartaginense y Tarraconense.
- Romanización:
Los pueblos peninsulares adoptaron el modo de vida y de pensamiento de los romanos. Los principales legados que Roma dejó en Hispania fueron:
- La sociedad esclavista.
- El latín, que se implantó como lengua oficial.
- El derecho romano.
- El cristianismo: Era la religión oficial del Imperio.
- Urbanización del territorio (calzadas): favoreció las relaciones entre provincias.
- Organización territorial dividida en provincias.
- La sociedad hispanorromana, la crisis del siglo III y el Bajo Imperio.
La sociedad hispanorromana era una sociedad esclavista. La sociedad se dividía en esclavos y libres. Los ciudadanos libres a su vez se dividían en libertos, que eran esclavos liberados por sus amos y en ciudadanos.
A lo largo del siglo III, el imperio vivió un periodo de crisis que afectó a su sistema económico, político y social. La crisis política comenzó tras las primeras derrotas de Roma ante los pueblos bárbaros. Como consecuencia de estas, las fronteras se hicieron inseguras y aumentó la importancia del ejército. El fin de las grandes conquistas provocó una caída en la esclavitud, base del sistema económico de Roma. Como consecuencia disminuyó la producción y la actividad comercial a la vez que el Estado aumentaba los impuestos para su supervivencia. Se produjo una ruralización de la sociedad. Con la crisis, el Imperio inicia otra etapa a la que se llama Bajo Imperio. Para afrontar la crisis, el emperador Teodosio I dividió el Imperio en dos partes: el Imperio romano de Occidente y el Imperio romano de Oriente, pero la división no pudo evitar la penetración de los pueblos bárbaros. A finales del siglo IV, empujados por los hunos, algunos pueblos germanos rompieron las fronteras del Imperio y se asentaron en el este en el 406.
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