La enseñanza de la historia militar

LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA MILITAR

EN LA ACADEMIA MILITAR DE ESTADOS UNIDOS

Por María del Pilar Ryan y John W. Hall*

General Bernal, señoras y señores:

Ante todo deseo manifestar mi agradecimiento al teniente general Bernal y a la Comisión Española de Historia Militar. Es un honor para mi estar ante ustedes. Mis superiores en West Point les envían un cordial saludo. Todos nosotros esperamos que esto sea tan sólo el comienzo de una relación fructífera para nuestras respectivas instituciones, que comparten la misión de formar a nuestros cuerpos de oficiales.

Me gustaría comenzar por aclarar que yo no soy la jefa de la Sección de Historia Militar del Departamento de Historia de West Point. En realidad soy jefe de la Sección de Historia Internacional. El Departamento de Historia tiene tres Secciones: Historia Militar, Historia de América, y el resto, que se engloba en la Sección de Historia Internacional. Mi Sección, por tanto, es la responsable del programa del curso de Historia del Mundo que se imparte a los nuevos alumnos que se incorporan a West Point, así como de los cursos optativos de Historia de Europa y los optativos de Historia Internacional e Historia de la Estrategia. Mi formación académica es de historiadora de la Edad Moderna en España, y mi formación profesional es la de oficial de Inteligencia Militar y Estrategia. Como todos ustedes saben, los militares no siempre tenemos en cuenta todas las habilidades de cada uno a la hora de asignar obligaciones, pero en mi caso, ha sido una decisión apropiada. Soy responsable del desarrollo curricular de mi Departamento. Precisamente, durante este último año hemos revisado el modo en que deseamos enseñar a los alumnos sobre su propia civilización y la civilización de otras culturas. También, hemos trazado el borrador de las opcionales a través del Departamento de Historia. Éste ha sido el cambio más importante de nuestro programa de estudio. Nuestro Departamento en West Point se

fundó oficialmente en el año 1979. Esto no quiere decir que en el pasado no se hayan realizado cambios a través de estos 37 años; realmente los ha habido, pero no se realizaron de un modo tan amplio y estratégicamente como ahora. En este momento que se acaban de completar los cambios, todos los miembros del Departamento dirigen sus objetivos para formar graduados en Arte Militar. Entendemos Arte Militar en el sentido tradicional que engloba la palabra Arte en inglés, es decir, filosofía y letras. Este es el sello de la educación militar en West Point. Como el resto de nuestro currículo, a lo largo de los años se han ajustado algunos aspectos, atendiendo tanto el lado académico y como el operativo. En la revisión que hemos realizado, hemos analizado cuál es el sentido de nuestra misión y crearemos un programa que refleje esta misión. Los ajustes realizados previamente fueron intentos positivos para mantenernos académica y militarmente competentes. Esta revisión estratégica que proponemos será más que una reacción para sacar fuerzas hacia fuera. Medirá nuestro programa tomando como patrón la misión única que tenemos encomendada, la de desarrollar líderes con carácter que dedicarán sus vidas al servicio de la nación desde Ejército de Estados Unidos.

Con este fin, otro oficial y yo hemos intentado determinar un punto de arranque para la revisión. ¿Cuáles son los conflictos en el campo de la historia militar, y cuáles son las tensiones que nos surgen cuando tu misión va más allá de lo meramente académico? Cuando una entra en una clase sabiendo que tus cadetes estarán en Irak en menos de un año, ¿qué es lo que debes enseñarles? Y cuando tus antiguos alumnos regresan de Irak sólo para ser enterrados en el cementerio de West Point,

¿qué es lo que desearías haberles enseñado? ¿Les enseñas lo que necesitan saber in sus primeros cinco años de carrera profesional, o en el vigésimo quinto año? ¿Les enseñas la historia del arte operativo de la guerra, o les enseñas el nivel estratégico de la guerra? Si bien muchos cadetes eligen estudiar su historia como asignatura principal, la mayoría de los cadetes aprenderán historia militar durante los dos semestres obligatorios de Historia del Arte Militar. Queda algo de la manera en que mi generación estudió historia militar, a principios de los años ochenta, durante la guerra fría, que siga estando vigente, cuando los tenientes de hoy día se ven obligados a funcionar con independencia dentro de las complejidades de la guerra global contra el terrorismo? No tengo una respuesta que darles a estas preguntas. Lo que si espero es compartir con ustedes hoy nuestra ideas que nos llevaron a

revisar el programa de estudios de la historia militar en West Point. Estas ideas podrán ser rechazadas al final, pero servirán para inducirnos a la introspección, tanto en nuestra condición de oficiales como de miembros del profesorado del Departamento de Historia de la Academia Militar de Estados Unidos.

En Estados Unidos, al menos, la historia militar se ha considerado desde hace años como el pariente pobre de la Historia en sentido amplio. En tanto el padre de la Historia, Tucídides alcanzó su reputación escribiendo acerca de las guerras, la siguiente generación de historiadores militares ha tenido que contar con la aprobación de sus más conspicuos colegas, estos entienden la disciplina “política y moralmente cuestionable» (69). En el corazón de la cuestión yace la simple pregunta

¿de qué sirve todo esto? Como Richard H. Kohn sugiere, toda historia útil es una conversación en el presente acerca del pasado para obtener un beneficio en el futuro. No obstante, una importante proporción de alumnos de historia militar estudian la asignatura no para evitar futuros conflictos, sino para combatirlos con éxito. Ciertamente, el estudio serio de la historia militar con fines profesionales se originó en la Kreigsakademie prusiana del siglo XIX –una institución con escasa fama de contribuir a mejorar la condición humana-. Todavía, el Ejército de Estados Unidos y muchos militares de Occidente continúan estudiando la historia militar en el sentido del modelo prusiano y son reticentes a incorporarse a la nueva corriente historiográfica de la “nueva historia militar”, que examina todas las dimensiones sociales de los conflictos, prefiriendo sin embargo tratar el desplazamiento del cañón y los efectos del terreno (70). Esta conferencia, como ya pueden ver, pretende demostrar que el sentido de la utilidad de la historia militar ha cambiado sustancialmente durante los dos últimos siglos, y muy especialmente en la última década y que los oficiales militares profesionales deben actuar sabiamente dejándose llevar por los historiadores de la “nueva historia militar”.

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