La necesidad humana del arte
Geraldine Jaimes menaTesis9 de Diciembre de 2022
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[pic 1]Teología y Vida, Vol. XXXN (1993), pp. 79·89
Luis Hernán Errázuriz
Profesor del Instituto de Estética Pontificia Universidad Católica de Chile
La necesidad humana del arte
- INTRODUCCION
El objetivo de esta presentación es considerar la dimensión antropológico-reli- giosa, a través de algunas de las diversas funciones que ha cumplido el arte y de algunos roles que han asumido los artistas en la sociedad. El tema será abordado en tres etapas: primero se hará una reflexión en tomo al concepto de arte y a la luz de ésta se plantearán algunas consideraciones metodológicas; luego la función del arte y el rol del artista serán observados desde una cosmovisión mágica (Paleolítico), una cosmovisión religiosa (Edad Media) y una secular (Renacimiento). Por último se sugieren algunas conclusiones.
Intentar la definición del arte puede ser tan inútil y ambicioso como la pretensión de definir al hombre. La pintura, el teatro, la escultura, etc., han constituido a lo largo de la historia una experiencia humana fundamental, que difícilmente se puede acotar en una definición. Es por esto que, en el contexto de esta ponencia, parece más adecuado hacer sólo una aproximación al concepto de arte, que nos permita establecer algunos parámetros para comprender mejor ciertas características esenciales de esta necesidad humana:
El arte existe gracias al trabajo creativo que es capaz de realizar el artista, quien, con una intención estética -más o menos consciente- se vale de la materia y/o recursos; emplea procedimientos y técnicas para, a través del planteamiento de un mundo simbólico, 'revelar, encamar su experiencia humana en diversos me- dios de expresión: pintura, escultura, música, teatro, etc.
Esta resumida aproximación conceptual, que ciertamente es parcial y limitada, requiere de algunos comentarios para esclarecer, hasta donde sea posible en esta introducción, el alcance de las afirmaciones que contiene.
- El arte existe gracias al trabajo creativo que es capaz de realizar un artista. Esta afirmación implica que, del entorno que nos rodea y del universo de las cosas, sólo pueden ser denominados como arte aquellos "artefactos" que han sido creados por el ser humano y que cumplen con ciertas características específicas. En este sentido, por ejemplo, el medio ambiente natural, por bello que sea, no puede ser considerado
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como arte, tampoco los inventos en el área de la ciencia o las múltiples creaciones que es capaz de concebir y/o implementar el hombre en los distintos ámbitos del saber. Cabe destacar el empleo del término "trabajo creativo", como un modo de, por una parte, reivindicar la dimensión laboral que supone la creación artística y, por otro, de enfatizar que no se trata de cualquier trabajo, sino de aquel que es capaz de generar una obra nueva, original y estéticamente valiosa. Por lo tanto, frente a la pregunta ¿qué hace un artista?, la respuesta es simple: el artista es el que crea obras de arte.
- Con una intención estética más o menos consciente. El arte no necesita justi- ficación, es decir, tiene valor intrínseco y es una de las pocas actividades humanas que puede ser considerada valiosa en sí misma. Aun cuando las creaciones artísticas puedan ser utilizadas con múltiples propósitos (ideológicos, morales, educacionales, terapéuticos, sociales, etc.) y cumplir diversas funciones culturales e históricas, hacer una obra de arte supone fundamentalmente un quehacer en el dominio de lo estético, es decir, en aquella dimensión que nos invita a crear y/o contemplar esencialmente para hacer posible la experiencia estética, experiencia que tiene valor en sí en la medida que contemplamos por el goce de contemplar. Por ejemplo, en pintura esto sig- nifica crear un mundo simbólico capaz de revelar la experiencia humana, utilizando como medio de expresión el color, las formas, atmósferas, texturas y los otros medios de expresión propios del lenguaje pictórico. En este sentido, entonces, es perfectamen- te legítimo crear y percibir las manifestaciones artísticas sólo "por amor al arte".
- Se vale de la materia y/o recursos, emplea procedimientos y técnicas. Preci- samente porque hacer arte supone trabajar, el artista debe transformar la materia, empleando recursos y técnicas con maestría para, a través de diversos medios -línea, color, volumen, espacio, movimiento, palabra, sonido-, llegar a encarnar su experien- cia humana. En otras palabras, no es posible crear obras de arte de la nada, sino a partir de un profundo conocimiento de los medios expresivos y de un excelente oficio.
- A través del planteamiento de un mundo simbólico. Así como el lenguaje científico se vale de demostraciones empíricas para aproximarse a la verdad y el historiador recurre a fuentes y evidencias, el artista crea un universo de símbolos, por medio de metáforas, personajes, melodías, atmósferas, para darnos a conocer su visión del mundo. Este universo es único e inagotable en cada obra de arte y es el que, en última instancia, nos puede permitir reintuir el propósito o la intención del artista.
- Revelar su experiencia humana. Como decíamos al comienzo, intentar definir el arte es tan difícil como pretender definir al hombre, entre otras razones, porque ninguna dimensión humana escapa a la creación artística. Más aún, a través del arte es posible explorar o detectar aspectos misteriosos y ocultos que forman parte de nuestra existencia y que difícilmente se pueden abordar por otras vías. La experiencia humana revelada en la actividad artística se nutre fundamentalmente de sentimientos, ideas y emociones en torno a realidades sociales, personales, históricas, triviales y trascenden- tes. En consecuencia, el arte es a la vida como el vino es a la uva.
Teniendo presente las características reseñadas sobre la naturaleza del arte, pode- mos afirmar que las manifestaciones artísticas constituyen, probablemente, el testimo-
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nio histórico más elocuente de las actitudes y experiencias humanas, tanto en sus niveles de excelencia como de decadencia. En este sentido, la historia del arte puede ser considerada como una de las mejores síntesis antropológicas como fuente de conocimiento, ya que da cuenta de las visiones que el hombre ha intentado forjar de sí mismo en diferentes circunstancias. Como es sabido, el arte es, en cierto modo, un "espejo" de la cultura de cada época, un '"termómetro" de las relaciones del hombre con Dios, consigo mismo, los demás hombres, el entorno, el mundo natural y las cosas. Obviamente, entonces, la necesidad del Absoluto y de Trascendencia, o su negación, también han quedado registradas a lo largo de la historia del arte.
Pareciera ser que existen tres caminos complementarios para intentar abordar la
dimensión antropológica religiosa desde el arte.
- Analizar las funciones del arte.
- Considerar el rol y estatus de los artistas en la sociedad.
- Estudiar obras de arte y movimientos artísticos significativos.
Debido a la complejidad que supone cualquiera de estos tres caminos, el tema será abordado enforma tentativa en los niveles (a) y (b), teniendo presente fundamen- talmente las artes visuales y en particular la pintura.
- EL ARTE COMO EXPRESION DE UNA COSMOVISION MAGICA
Las primeras creaciones artísticas de la pintura rupestre corresponden al Paleolí- tico, período que se inicia aproximadamente 30.000 a. de C. y que se caracteriza por la vida nómade de los cazadores y el tallado de la piedra.
El arte nació cuando el cerebro humano alcanzó su plena dimensión, es decir, nació con el Horno sapiens. ¿Cuál era la función del arte paleolítico? Julian Marías plantea esta interrogante en los siguientes términos:
"¿por qué el hombre se permite el increíble lujo de duplicar el mundo y crear, junto al real y efectivo, en que tanto esfuerzo le cuesta vivir, que le da tantos quebraderos de cabeza, otro mundo, el mundo de la ficción? Estas actividades, si se mira bien, tan extrañas, ¿qué son, cómo se justifican, por qué las realiza el hombre con tanta pertinacia?" (1)
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