La persistencia del Antiguo Régimen
Enviado por chelelo93 • 3 de Febrero de 2016 • Ensayo • 3.119 Palabras (13 Páginas) • 774 Visitas
1. Introducción.
El libro La persistencia del Antiguo Régimen: Europa hasta la Gran Guerra de Arno Joseph Mayer
nos permite ver un nuevo ángulo de visión sobre la desaparición del Antiguo Régimen.
Sabemos que el Antiguo Régimen es un término que fue acuñado y empleado por primera vez por
los revolucionarios franceses para hacer referencia al sistema de gobierno anterior a la Revolución
Francesa, 1789. Aunque la expresión se circunscribió a las instituciones políticas y jurídicas
francesas, actualmente se emplea en un sentido más amplio y se aplica a otros estados.
Aunque muchos historiadores consideren que el Antiguo Régimen desapareció a finales del siglo
XVIII y comienzos del siglo XIX, Mayer nos indica, tal y como sugiere el título del libro, que el
Antiguo Régimen pervivió hasta la Gran Guerra.
En los siguientes párrafos me limitare a analizar porque Mayer nos quiere dar esa visión y en que se
sustenta para hacernos creer que el Antiguo Régimen pervivió hasta la Gran Guerra.
2. Desarrollo.
Para demostrarnos que el Antiguo Régimen aún persistía, en Europa, hasta la Gran Guerra el autor,
Arno Joseph Mayer, analizó las seis potencias implicadas en la Gran Guerra (Alemania, Francia,
Rusia, Inglaterra, el Imperio Austro-húngaro e Italia) y así dar más peso a su planteamiento sobre el
fin del Antiguo Régimen.
Cuando Mayer analiza la sociedad se puede observar que hace una analización marxista porque se
centra más en las clases altas y no tanto en las clases bajas. Esto quizá sea debido a que él se
autodefine como “marxista disidente de izquierdas”.
En el primer capítulo del libro, el cual trata de economía, podemos ver como la tierra seguía siendo
la principal fuente de riqueza hasta 1914, con esto contradice la visión que dan muchos académicos,
pues para ellos Europa ya era una sociedad industrial. Para corroborar su idea, nos ofrece muchos
datos en los cuales nos demuestra que la riqueza seguía basándose en la tierra. Con los datos que
nos da el autor podemos ver que en todos los países, salvo Gran Bretaña, la propiedad de la tierra
seguía siendo la principal fuente de ingresos.
El sector principal de la mayor parte de la economía europea, hasta 1914, seguía siendo la
agricultura, seguida por la manufactura. El capitalismo industrial y financiero tuvo una importancia
secundaria, estaba todavía por debajo hasta del sector terciario.
En cuanto al sector de bienes de capital, Mayer, nos los presenta como algo que pertenecía más al
futuro que al presente.
En el primer capítulo Mayer ataca con fuerza el capitalismo y el sector industrial. Esto es debido,
como sabemos, a que el Antiguo Régimen se caracteriza por una transición del feudalismo al
capitalismo. Y podemos ver cómo el autor no nos da una visión de una Europa capitalista que era
industrial y urbana, sino una Europa que, hasta 1914, seguía siendo preindustrial y preburguesa, es
decir, rural y agraria. El capitalismo nos lo presenta cómo un capitalismo que aún se hallaba en su
primera fase de crecimiento.
A medida que leemos el primer capítulo podemos ver cómo achaca a los historiadores por centrarse
más en estudiar los progresos que las resistencias que frenaron la caída del Antiguo Régimen.
En el segundo capítulo, el cual trata de las clases dirigentes, vemos que hasta 1914 las noblezas
terratenientes, militares y de toga, entremezclada de toda Europa, seguían siendo las que
predominaban en las clases dirigentes. Salvo en Francia e Inglaterra, también mantenían su
supremacía en la sociedad política. La posición de la nobleza era mayormente sólida y temible,
precisamente por su inmenso capital económico.
En cambio con los grandes burgueses en ascensión y con aspiraciones, Mayer, nos los muestra que
tenían poco más que su capital económico con que desafiar a la nobleza, un grupo que tenía un
poder amplio, coherente y formidable. Los burgueses para él se hallaban en desventaja en todos los
aspectos importantes como los sociales, culturales o políticos.
Es cierto que las noblezas del antiguo régimen fueron, poco a poco, cediendo y perdiendo terreno
económico ante el nuevo capitalismo, pero estás siguieron manteniendo su hegemonía social y
cultural. Se puede intuir que las noblezas sobrevivieron hasta el siglo XX debido principalmente a
su peso económico, que seguía siendo enorme, aunque fuera disminuyendo lentamente.
También nos demuestra que en países como Inglaterra, hasta 1914, la vieja élite era la que ocupaba
la mayor parte de los puestos permanentes más altos de la burocracia estatal e imperial. Y lo mismo
pasaba con el resto de las potencias, implicadas en la Gran Guerra, en el cual las élites tradicionales
seguían manteniendo su supremacía. Aunque en Francia la nobleza nunca recuperó sus anclajes
políticos, está logró perpetuarse y reproducirse. Para compensar su caída la aristocracia francesa
adquirió comportamientos artificiosos y se hizo más orgullosa que ninguna otra nobleza.
El principal argumento del autor para demostrar que la nobleza no desapareció hasta 1914, es
enseñarnos que para que la propia nobleza no desapareciera, está permitió que entraran burgueses,
que en su mayor parte eran burgueses que abandonaron sus ideales. La nobleza entonces poco a
poco iba invitando a los burgueses a entran en sus círculos, y estos burgueses en su mayoría querían
ser como ellos ya que unas de sus ambibiones era entrar en la nobleza. Así los nuevos ricos iban
ascendiendo hacia los puesto de nobleza cada vez más elevada.
En el segundo capítulo se puede ver con claridad que Mayer, al contrario que muchos historiadores,
no cree que los burgueses fueran la clase dirigente, sino que siguió siendo la nobleza. Aunque el
antiguo régimen se caracterizaba por ser una sociedad estamental con una nobleza que tenía un gran
poder, esta caracterización se modificó muy poco hasta 1914 y el gran colaborador de la nobleza fue
la burguesía, pues una gran mayoría de burgueses se convirtieron en nobles y no dejaron que el
viejo orden desapareciera.
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