Los Libros
Enviado por jorge_vargtr • 17 de Diciembre de 2014 • 2.108 Palabras (9 Páginas) • 175 Visitas
No existen testimonios arqueológicos fiables que permitan certificar la existencia histórica del rey Arturo.3 A finales del siglo XII, los monjes de Glastonbury supuestamente hallaron en una tumba una cruz con una inscripción latina que identificaba a los allí inhumados como Arturo y su esposa, Ginebra. Se trató, sin embargo, de un fraude relacionado con la Historia Regum Britanniae de Monmouth3 con la probable finalidad de aumentar la afluencia de peregrinos a la localidad.4 Recientemente, en 1998, el profesor Christopher Morris, de la Universidad de Glasgow, halló en Tintagel una pizarra con una inscripción, muy probablemente del siglo VI, que contiene el nombre latinizado «ARTOGNOU»,5 que corresponde al céltico Arthnou. Sin embargo, no puede afirmarse que esta pieza constituya en modo alguno una prueba de la existencia de Arturo.6 7
Annales Cambriae (s.X), en copia de un manuscrito del siglo XII.
Dada la ausencia de testimonios arqueológicos, se hace necesario recurrir a las fuentes literarias. La idea de que Arturo fue una figura histórica real proviene principalmente de dos documentos medievales: la Historia Brittonum (Historia de los britanos) y los Annales Cambriae (Anales de Gales).8 El primero data del siglo IX y el segundo del X. Ambos son, por lo tanto, fuentes considerablemente tardías, ya que, si Arturo realmente existió, habría vivido en el siglo VI.
La Historia Brittonum es una obra histórica del siglo IX escrita en latín y atribuida tradicionalmente a un clérigo galés llamado Nennius, aunque esta atribución ha sido puesta en duda. La obra menciona a un jefe militar (dux bellorum) llamado Arturo, que combatió contra los sajones,9 y explica que intervino en 12 batallas, de las cuales la última es la del Monte Badon, una importante victoria de los bretones en la que supuestamente Arturo habría matado con sus propias manos nada menos que a 960 enemigos.10
Tumba falsa de Arturo en la Abadía de Glastonbury.
Recientes estudios han cuestionado la fiabilidad de la Historia Brittonum como fuente histórica.11 Debe tenerse en cuenta que esta primera mención del personaje dista al menos tres siglos de la época en que presuntamente vivió. Por otro lado, ninguno de los historiadores que escribieron sobre esta época con anterioridad, como Gildas, en el siglo VI, o Beda, en el VII, mencionan a Arturo. En concreto, Gildas se refiere también a la victoria de los bretones en Monte Badon, pero el jefe de los bretones que aparece en su crónica no es Arturo, sino Ambrosius Aurelianus.12
El otro texto que parece apoyar la existencia histórica de Arturo data del siglo X: se trata de los Annales Cambriae, un texto misceláneo que data probablemente del siglo X, aunque con una compleja historia textual, por lo que seguramente recoge datos bastante anteriores. Los Annales también relacionan a Arturo con la batalla del Monte Badon, que fechan en 516:
Hubo la batalla de Badon, en la que Arturo llevó la cruz de Nuestro Señor Jesucristo sobre sus hombros tres días y tres noches, y los bretones resultaron vencedores.13
El rey Arturo herido reposa en la barca, fotografía de Julia Margaret Cameron
Los Annales mencionan también la batalla de Camlann, en la que habrían muerto tanto Arturo como Medraut (Mordred) y que habría ocurrido en 537.14 Esta fuente se ha utilizado para confirmar la noticia de la Historia Brittonum según la cual Arturo luchó en la batalla de Monte Badon. Sin embargo, cabe la posibilidad de que la fuente de los Annales sea la propia Historia Brittonum.15
La batalla de Monte Badon fue el mayor logro de los romanobritánicos, quienes detuvieron el avance de los sajones durante varias décadas. Bastantes años después, la batalla de Deorham, en el año 577, representa la derrota del pueblo celta del sur y la separación de galeses y córnicos. Según los Annales Cambriae, la última batalla de Arturo habría sido la de Camlann, bastante anterior, en 537, inmediatamente después de un período crítico en que por causas climáticas hubo una fuerte pérdida de población por hambre y justo un año antes de la llegada del líder sajón que se convertiría en el primer rey de Wessex, Cedric. Los Annales Cambriae mencionan la muerte de Maelgwn Wledig, rey de Gwynedd, en el año 547 a causa de la Plaga de Justiniano, una pandemia que causó millones de muertes en Europa y que generalmente se atribuye a la peste bubónica. La historia de auge y decadencia que se refleja en el reinado de Arturo coincidiría con este período comprendido entre finales del siglo V y principios del VI.
Otra fuente antigua que se ha aducido para probar la existencia histórica de Arturo es el poema galés Y Gododdin, formado por varias composiciones elegíacas compuestas en honor de los britanos del reino de Gododdin caídos en combate contra los anglos a finales del siglo VI. En una de sus estrofas se menciona a un héroe que «sació a los negros cuervos en las murallas de la ciudad, aunque él no era Arturo».16 Esta referencia resulta polémica. Por un lado, existe debate acerca de la fecha del poema y, dentro del mismo, de los versos mencionados: la horquilla de fechas iría desde el siglo VII hasta el IX o incluso el X.3 Por otro, se debate también hasta qué punto esta mención de Arturo puede hacer referencia a un personaje histórico, ya que también podría tratarse de un héroe mítico.3
Por último, se ha propuesto también como testimonio de la existencia histórica de Arturo el hecho de que se conozcan los casos de cuatro o cinco personas que llevaron este nombre en Gales y en Escocia durante los siglos VI y VII. Según algunos autores, se les habría impuesto el nombre de Arturo en memoria de un héroe ya fallecido. Sin embargo, no se conoce ningún caso semejante en el mundo céltico, por lo que otros estudiosos lo consideran una prueba muy poco fiable.3
Interpretaciones[editar]
La falta de menciones del personaje en fuentes antiguas es la razón principal por la que muchos historiadores recientes han excluido a Arturo de sus libros sobre la Britania post-romana. En opinión del historiador Thomas Charles-Edwards, «en este estadio de la investigación, lo único que puede decirse es que pudo muy bien haber existido un Arturo histórico [pero...] el historiador no puede actualmente decir nada de interés sobre él».17 Estas confesiones de ignorancia son relativamente recientes: las generaciones anteriores de historiadores se han mostrado bastante menos escépticas: el historiador John Morris, por ejemplo, dio a su obra sobre la historia de Britania e Irlanda sub-romanas el título de "la época
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