PIQUIÑA un alias singular
Enviado por 1081 • 6 de Marzo de 2016 • Tarea • 2.415 Palabras (10 Páginas) • 253 Visitas
PIQUIÑA un alias singular
Solo queda un recuerdo somero de lo que fue aquel vaquero pueblerino, con su alegría habitual y sus cejas pobladas, estatura grande y gran corazón, quien cautivo con su vida y progreso a muchas personas, pero por dentro era socavado por los vicios y las malas influencias citadinas quienes lo llenaron de gran riqueza y hoy se puede ver revisando la basura para no morir de hambre, raspando los ladrillos para calmar ese monstruo de las drogas que lo dejo sin amigos, sin dinero, sin familia y sin nada.
Ayer lo vi, una persona vivaracha en movimiento sin descanso alguno, recorriendo las calles de esta ciudad, con sus moles de concreto y asfalto, es una ciudad sin misericordia con nadie, es una urbe para toda persona que este inmersa en ella, una jungla de vicios, desorden y maldad, donde nadie es conocido de nadie, las personas en su ir y venir, sin rumbo fijo, cada uno con su ocupación diaria, donde cada uno tiene su necesidad cotidiana, es una ciudad en crecimiento diario de pasos agigantados, donde todos los cambios de nuestro país ha influido en ella , lo que se desecha en otros departamentos se ha refugiado en esta ciudad.
Desde una simple costumbre hasta un loco o gamín que llaman, quienes en la temporada de san pedro inundan nuestras calles de turistas sin tiquete de regreso.
Nací y crecí pareciendo culpable, de que, aun no lo sé, solo me acompaño un remoquete “piquiña”.
Aquel mote me lo puso el viejo Euclides, personaje recordado por los habitantes de villa vieja, quien con su amor por la vida y su camisa a rallas nos alegraba cada momento que cruzábamos algunas palabras con él.
Mi infancia fue tan normal como la de cualquier otra persona, padres amorosos, amigos de jugar canicas, domingos de iglesia, noches de rumbas y parranda persiguiendo las muchachas del pueblo para robarles un piquito.
La maldita moda, la nefasta televisión, el afán de progresar por sobre lo que sea, esa fue mi motivación, para tirar mi vida a un agujero.
En mi caso particular nunca llego ese consejo a tiempo o la famosa mano amiga que me sacara de ese oscuro averno al cual estaba próximo por entrar.
“al carajo los concejos y la moral, al carajo la ética y los juegos infantiles, solo me importa tener plata y ser alguien respetable, con plata en los bolsillos para que me miren con respeto y me llamen señor.”
En la etapa de la juventud trajinando en sus estudios y labores de la casa, revisando las ovejas y chivas, pastoreándolas todos los días, buscando cada día nuevos pastos y lugar donde puedan tomar agua para apaciguar la sed de su rebaño, evitando que no se desagregaran por falta de líquido o por un animal que los atacara. Tomando cada momento como transcurriera, llevando la vida de un lado para otro y surgiendo en cada momento, sin dejar que la vida siga su rumbo principal y logar criar la manada de ovejas y chivas a su máxima producción. En su loco pasar de los días logro comprar un motor, el cual le da un rumbo a su vida, más aceleración y más desenfreno, llegando a cualquier parte y tomando rumbos indefinidos, enloqueciendo su ritmo de vida llevando a lugares donde la perdición y la lujuria se presentan cada momento y el desenfreno no tiene límites, en esa época donde conseguir dinero de forma ilícita era fácil, y el que le gustaba esos ámbitos no era difícil lograrlo, la época del bum de la mariguana, coca y de la heroína, donde buscaban muchachos ajiles y piquiñosos donde el vértigo de trasportar la mercancía de un lugar a otro, era bien remunerado. En estos momentos su forma de vida da un cambio acelerado y su forma de vestir cambia y cada instante es más elegante.
En el pueblo hace muchos años expresaba las dificultades cotidianas y su comentarios sarcásticos de como era su vida, el transcurrir de los días cuando no podían hacer nada por la ausencia del agua, la sequía era muy prolongada, no hay pastos, si soltaban los animales se desplazaban muy lejos y tardaban mucho tiempo en regresar, o perdían mucho tiempo para recolectarlos en su sitio de encuentro, por lo lejos que se desplazaban o por lo dispersos de unos con otros, se agrupaban muy pocos y cada grupo seguía caminos diferentes, algunos se morían por el verano, otros por los animales de caza y otros por los habitantes de las fincas cercanas quienes los mataban y se los comían, o los vendían a cualquier comprador que llegara, esta sequía dijo,” ya hasta el culo me lo tiene cavado, porque cuando hay bestia (caballo, burro) es más cómodo buscarlos, pero cuando no”, las jornadas de búsqueda se tardaban dos o tres días a pie ,en ocasiones hasta sin comer, o alimentándose de cualquier tipo de fruta silvestre, tomando agua de las muy escasos manantiales que se logren encontrar o de cortar los cardos, se toma un poco de esa agua putrefacta que permanece en el centro de ellos; pendientes de las culebras que cuando el verano es muy fuerte se las encuentra enchipadas en cualquier matorro o mojón de monte o en cualquier piedra para atacar a su presa, llegar a la casa rendido ya tarde de la noche y tener que madrugar al otro día para salir a seguir buscando hasta que encuentra la mayoría de los animales.
Este tipo de vida no tardó mucho en hacer mella en mi orgullo, solo me imaginaba estar en la ciudad con una cerveza fría en mi mano bajo el aire acondicionado o un buen ventilador en lugar de estar persiguiendo unas maricas vacas.
Me acuerdo hace ya unos años, en su tierra natal donde recorría la zona rural en los caballos de la su familia, orondo, enérgico y con ganas de dominar todo lo que se presentara por delante, entusiasta, donde todo lo hacía laboriosamente, con esfuerzo propio, con entusiasmo singular, con su afán de hacer todo rápido y terminar en el menor tiempo posible, las cosa rápidas y fáciles le gustaban mucho más; en cualquier parte que llegara le gustaba hacerse notar, era amigable con todo mundo, conversador como ninguno, estuvo implicado en diferentes actos delictivos pero ninguno se le pudo comprobar. Los vicios y el baile eran su mejor pasatiempo, donde se realizará un parranda era muy fácil encontrarlo, le gustaba tomar en galladas grandes, como ese veinte de julio la celebración fue tan exuberante que todos los cuatro días de fiesta derrochaste dinero, dándole bebida a todo el que llegara hasta donde usted se encontraba tomando, sus carcajadas y sus comentarios eran escuchados por todos lo que rodeaban, celebrando cada uno de tus comentarios y chistes,
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