PROFESORAS NORMALISTAS EN VERACRUZ DURANTE EL PORF1RIATO

PROFESORAS NORMALISTAS EN VERACRUZ DURANTE EL PORF1RIATO

La Escuela Normal se instituyó para la preparación de maestros y se [estaba] desvirtuando cada vez más el carácter que debía tener.

Porque generalmente el hombre se haya a un nivel intelectual superior al de la mujer, y una misma preparación no puede ser eficaz para inteligencias que guardan distintos grados de desarrollo e instrucción.

Porque toda enseñanza, en ciertos límites, es tanto menos fructuosas cuanto mayor es el número de educandos, y como en ‘este el exceso proviene del contingente femenino, creemos natural que el último debe ser limitado.

Porque dadas nuestras costumbres y temperamento, es inconveniente como lo demuestra la experiencia, que asistan simultáneamente alumnas y alumnos en las mismas aulas.

Porque el exceso de alumnas limita el número de alumnos admitidos, lo que puede dar por resultado un insuficiente personal de profesores para atender las escuelas de niños, y es de temerse que la enseñanza impartida por maestras afemine el carácter de los niños: y además, sufriría la disciplina y tendrían que suprimirse ejercicios que como los gimnásticos militares y las excursiones sólo pueden ser dirigidas por un maestro.

En realidad, la comisión encargada del dictamen parecía no estar dispuesta a reconocer los esfuerzos y las aspiraciones que alentaban a las mujeres para trascender más allá del ámbito del hogar. Incluso la comisión parecía oponerse a los principios que habían campeado en la Escuela Normal relacionados con la objetividad y el razonamiento y se inclinaba más por relegar a la mujer a un plano inferior, negándole su capacidad, creatividad e inteligencia para formar educandos. En fin, se negaba a reconocer las cualidades y posibilidades de las profesoras, obstinándose en verlas como factor de distorsión de la enseñanza en los varones. No obstante, las ideas de la comisión no pueden considerarse como representativas exclusivamente de ésta ni de la generalidad de los maestros, pues existían similares conceptos en otros pensadores acerca de que la mujer no debía traspasar los confines del hogar.

Durante el Porfirito la matrícula escolar de hombres y mujeres en la Escuela Normal Veracruzana fue de 706 alumnos, de éstos 272 fueron mujeres que representaban 38.5%. Sin embargo, del total de alumnas que ingresaron a partir de 1889, únicamente 97 terminaron sus estudios profesionales.

Entre las causas principales de dicha deserción estuvieron los problemas de orden familiar y las enfermedades. Dentro de la primera, hay que considerar la carencia de recursos económicos para continuar los estudios, sobre todo por el fallecimiento de alguno de los padres y la consecuente crisis económica, hecho que por lo general orillaba a la alumna a abandonar las aulas para buscar algún empleo. Un ejemplo representativo de esta situación fue el de la señorita Aurora Domínguez Florida. La documentación deja entrever que la estancia de esta señorita en la Escuela Normal fue difícil. Su historial académico nos muestra los contratiempos que tuvo de índole familiar. En junio de 1907 tuvo que darse de baja del plantel debido a la necesidad de trabajar de inmediato, pues uno de sus hermanos, que era el sostén de a familia, se enfermó.

En cuanto a la deserción del plantel por causa de enfermedades, podríamos decir que las más frecuentes eran de tipo viral, respiratorio y gastrointestinal. De este modo, hubo alumnas que abandonaron los estudios por haber contraído viruela, sarampión, pulmonías, úlceras y diarreas. Enfermedades que debieron contraer durante la carrera, si se considera que uno de los requisitos de ingreso a la Escuela Normal era el de presentar un certificado que avalara la buena salud del estudiante. Sin embargo, habría que considerar que en esa época dichas enfermedades carecían de una atención adecuada, toda vez que los adelantos médicos estaban en ciernes y Xalapa apenas si disponía de un reducido número de médicos.

También se dieron casos en que algunas de las profesoras que lograron obtener el título de primaria elemental no pudieron continuar sus estudios superiores, en algunos casos los motivos no son explícitos en los documentos y en otros es posible deducir que se debió a problemas de tipo económico o por motivos personales. Existen casos como los siguientes. María Guzmán dejó los estudios superiores para colocarse como profesora en una escuela; Virginia Pastrana también renunció a esos estudios porque prefirió conservar su trabajo como directora de la Escuela Municipal de Niñas Núm. 3 en Xalapa; Victoria Nuvillo se dio de baja en el quinto año de estudios por motivos personales; Concepción Mejía también por causas similares se separó en el cuarto año; María Romero, después de obtener el título de instrucción elemental y conseguir empleo en la escuela de niñas de Martínez de la Torre, se dio de baja.

En relación con la titulación en el período de 1889 a 1911, 97 alum-nas obtuvieron el título de profesoras de educación primaria elemental, de las cuales 44 también se recibieron

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