Pactos de la Moncloa, de la crisis a la estabilidad

Pactos de la Moncloa, de la crisis a la estabilidad

Por Valentina Marchant Landaeta

En 1977, la situación vivida en España era catastrófica. La inflación que rondaba el 19% a fines de 1976, atentaba con alcanzar cifras de hasta un 30%. El desempleo estaba llegando a un 10% y amenazaba con seguir aumentando debido a la gran cantidad de población emigrante que estaba regresando al país, junto al posible incremento del déficit comercial que en 1976 se situaba en torno a los 3.500 millones de dólares y se esperaba alcanzara aprox. los 5.000 millones en 1977.

La crisis del petróleo de 1973, que si bien afecto a España un poco más lento que a otros países, fue la principal responsable, sumado al fin del Gobierno Franquista él cual, con el objetivo de ocultar la inflación, había vaciado las reservas de oro dejando al país, que además estaba inmerso en un proceso de transición, completamente vulnerable.

Con la finalidad de acabar con la crítica situación en que se encontraba la nación española, el gobierno del presidente Adolfo Suarez llevó a cabo “Los Pactos de la Moncloa”, comprendidos por el acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía y el acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política, que fueron firmados entre el Gobierno de España y los principales partidos políticos con representación parlamentaria, con el apoyo del sindicato de comisiones obreras y las asociaciones empresariales.

En la actualidad aún existen distintos puntos de vista en cuanto a los efectos que tuvieron estos acuerdos sobre la economía y política española, y surge la interrogante sobre si ¿realmente fueron efectivos para sanear la crítica situación en la cual se encontraba inmersa España?

Si bien personajes importantes en la política española, como el economista y ex Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, han criticado la efectividad de los pactos debido al largo periodo de 10 años que tardo en recuperarse la economía española, la opinión que surge al analizar sus efectos discrepa bastante de su posición.

A tan solo un año de su implementación, la inflación que representaba uno de los mayores peligros para la economía, había descendido de un 26,4% en 1977 a un 16,5% en 1978, además, gracias a la introducción del impuesto progresivo a la renta, los ingresos fiscales aumentaron permitiendo invertir en otras áreas deficientes, como manifiesto Nicolás Sartorius para el diario El País “permitió invertir en campos en los que el país estaba profundamente retrasado, como la educación y la sanidad y permitía comenzar a implantar el Estado de bienestar” (Noceda, 2017)

En cuanto al ámbito político, el pacto permitió la modificación de una serie de restricciones, como la libertad de expresión en cuanto a la prensa y los secretos oficiales, se despenalizaron delitos como el adulterio y se tipificaron nuevos delitos de la mano a la creación de los derechos de reunión, libertad de asociaciones políticas y de expresión, se redefinieron nuevos conceptos como el orden público y se tipifico y fortaleció los medios de prevención y defensa del terrorismo.

Por otro lado, el conjunto de reformas que consideraban ambos acuerdos, no solo permitió combatir la recesión, sino también atacaron otras áreas como la seguridad social, dando lugar a la construcción de numerosas escuelas que permitieron un mayor exceso a la educación de la población española. De igual manera permitió revertir el déficit exterior y sentó las bases de un nuevo sistema financiero, lo que en conjunto contribuyo a mejorar la posición de España frente al exterior “Su gran éxito no fue solo detener el proceso inflacionista y los desequilibrios exteriores, sino afirmar que España sería una economía de mercado con voluntad de buscar un espacio competitivo dentro de la economía mundial.” (Mercedes Cabrera, 2017)

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