Poemas De Sor Juana
Enviado por Ezetfania • 25 de Mayo de 2014 • 1.224 Palabras (5 Páginas) • 474 Visitas
Sor Juana
En el siglo XIII, en la escuela siciliana, Giacomo da Lentino inventó una nueva cancioncilla, o «sonétto», y así nació el soneto amoroso. Esta innovación tuvo éxito en el norte de Italia, por ejemplo, los sonetos de Dante dirigidos a Beatriz, luego, en el siglo XIV, Petrarca con su cancionero personal dirigido a Laura.
El cancionero de Petrarca es una combinación artística de canciones y sonetos en los cuales el poeta expresa y analiza minuciosamente cada estado de ánimo, cada etapa y matiz de la historia de su apasionado desarrollo espiritual. Se impuso en el Renacimiento como el corpus más influyente de poesía amorosa y se crea un importante movimiento literario llamado “petrarquismo”.
El esquema normal de los sonetos españoles se puede representar de la manera siguiente: ABBA:ABBA; CDE:CDE o CDC:DCD; la última combinación de los tercetos fue la preferida de Sor Juana. Los versos de los cuartetos son para exponer el tema y los tercetos deben resumir, aceptando u oponiéndose, a lo que se dijo en los cuartetos. Generalmente, Sor Juana mantiene los preceptos tradicionales del soneto, sin embargo, hay casos en que la «exposición» se continúa en los tercetos, y sólo en los últimos versos se refuerza o niega lo que se dijo en los cuartetos.
La tradición del amor cortés y petrarquista se basaba siempre en que el poeta enamorado era hombre que adoraba a su dama. A pesar de que Sor Juana conocía bien la tradición petrarquista, sus sonetos amorosos no forman un conjunto petrarquista, ya que se dirigen a otras personas muy variadas y que no forman una historia de amor definida. Sor Juan, revoluciona la tradición porque utiliza distintas voces: la femenina que se dirige al amado, la masculina que le cuenta sus cuitas a la mujer querida, e incluso una voz ambigua que no podemos identificar categóricamente como femenina o masculina y que le habla al ser querido; en otras ocasiones, la voz, sea femenina o masculina, hace reflexiones o actúa de consejera o de juez.
Por el «tono» o postura semántica que adoptan las voces de estos sonetos, se hacen dos grandes grupos en los cuales podemos ver cómo desarrolló sus propios modos de expresión: en uno de ellos (A), se mantienen los conceptos ortodoxos tradicionales de la poesía amorosa provenzal y petrarquista con un punto de vista muy personal; en el otro (B), son conceptos heterodoxos, es decir, se da una visión contraria a la convencional, parodiándola o tratándola en forma ligera.
De los conceptos ortodoxos del amor
De una reflexión cuerda con que mitiga el dolor de una pasión
Con el dolor de la mortal herida,
de un agravio de amor me lamentaba,
y por ver si la muerte se llegaba,
procuraba que fuese más crecida.
Toda en el mal el alma divertida,
pena por pena su dolor sumaba.
y en cada circunstancia ponderaba
que sobraban mil muertes a una vida.
Y cuando, al golpe de uno y otro tiro,
rendido el corazón daba penoso
señas de dar el último suspiro,
no sé con qué destino prodigioso
volví en mi acuerdo y dije: -¿Qué me admiro?
¿Quién en amor ha sido más dichoso?
En este soneto se utiliza un «yo» masculino. La persona amada está ausente, pero es sumamente importante ya que es la causa de los males del amante lastimado. En un soneto anterior se habla de los tremendos dolores del amante, en éste se llega a la muerte. La «herida» que se menciona en el primer verso se refiere a la herida de amor que el amante busca para que resulte mortal. El segundo cuarteto nos dice que el alma se concentra «toda en el mal», es decir, en el
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