Por Charles F. Stanley
Enviado por mancacma • 26 de Julio de 2014 • Práctica o problema • 1.538 Palabras (7 Páginas) • 280 Visitas
¡El plan para triunfar!
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Por Charles F. Stanley :
David estiró el brazo y tocó las tiras de cuero que le oprimían la muñeca. Las sentía seguras, pero ¿estarían bien apretadas? ¿Responderían en el momento que lanzara la piedra lisa con su honda? Él creía que sí.
Tocó de nuevo, pero esta vez para asegurarse de que tenía la bolsa de cuero en su costado. Allí tenía cuatro piedras más en caso de que fallara con la primera, pero no creía que eso sucedería. Estaba confiado, simplemente seguro —sin ninguna arrogancia— de que estaba haciendo lo que Dios quería que hiciera. El movimiento enemigo que veía frente a él y el olor a guerra que lo rodeaba, no lo atemorizaban. Observaba el horizonte con osada seguridad mientras aquel hombre gigantesco se le acercaba. No me le acercaré mucho, pensó. Apenas lo suficiente. ¡Entonces se lanzó corriendo resueltamente a la línea de batalla hacia la victoria
¿Cuántas veces no quiso usted alcanzar una meta, pero se sentía inseguro o temeroso? Quizás el desafío le pareció demasiado grande, o pensó que le faltaban la capacidad, la educación o los medios para lograrlo. Como joven, David probablemente tuvo que encarar algunas de estas mismas preguntas. Se preguntaría, muy probablemente, qué le depararía la vida. Mientras cuidaba las ovejas de su padre, tuvo tiempo de sobra, no sólo para pensar en esas cosas, sino también para desarrollar una relación con el Señor.
A Dios le tomó años preparar a David para el papel que asumiría un día como rey de Israel. Pero durante ese tiempo, David nunca perdió de vista las prioridades que Dios le había dado. El día en que se enfrentó a Goliat, todos los preceptos que el Señor le había enseñado convergieron para el momento de la gran prueba. Primero de Samuel 17 presenta este histórico acontecimiento: cuando el joven entró en el campo de batalla para enfrentarse a un veterano guerrero, la ventaja parecía estar a favor del enemigo. Pero no era así. Con un rápido y seguro movimiento, David dio en el blanco y logró su objetivo. Él había sido enseñado a creer que, con la ayuda de Dios, triunfaría —y lo logró.
Fijese metas aunque el desafío le parezca grande
La nación de Israel había sucumbido al temor. El rey Saúl había montado su tienda a una distancia prudente del campo de batalla, y le inquietaba el no saber cómo podía salir de este horrible apuro. Cuando David se presentó, una refrescante sensación de esperanza recorrió el campamento. Pero no todo el mundo se alegró de verlo; incluso su hermano se sintió enojado porque había venido (v. 28). La oposición siempre es segura cada vez que usted le dice sí a Dios, especialmente cuando comienza a confiar en que Él hará algo que parece imposible. Sin embargo, la idea del fracaso nunca pasó por la mente de David. Tenía una prioridad, y ésta era la de defender el buen nombre de Dios (vv. 26, 36, 46, 47). Es que fijarnos metas de acuerdo con los parámetros de Dios nos asegura siempre la victoria.
A pesar de que no todas las metas que usted se fije serán de naturaleza espiritual, cada una de ellas debe ser conforme a los principios de la Palabra de Dios. El secreto para alcanzarlas es tener un propósito correcto. Si su única motivación es lograr más para tener una sensación de éxito personal, es posible que Él no le permita alcanzar su objetivo. David sabía que el Señor lo había unido para ser rey de Israel, pero la posición y el estatus no eran su propósito; su motivación era su amor al Señor. A él no le preocupaba no tener una casa grande, ni mucho dinero en el banco, ni los amigos ideales para sentirse importante. Su preocupación era honrar a Dios, y ésta fue la diferencia entre su éxito y el fracaso del rey Saúl.
Muchas veces nos fijamos metas demasiado bajas, o que no están de acuerdo con lo mejor que Dios tiene para nosotros. Se pueden lograr fácilmente, pero son de poca ayuda para aumentar nuestra fe en Él. Por otro lado, fijarse metas poco realistas puede desalentarnos si no las alcanzamos. El deseo de David de derrotar a Goliat era tremendo, pero fue el Señor quien puso ese deseo en su corazón y el que le dio a David las fuerzas para cumplir la tarea.
El plan de Dios en cuanto a la fijación de metas
Las personas se pregunta muchas veces: “¿Me producirán satisfacción los planes que Dios tiene para mí?” Yo les digo: “¡Por supuesto que sí! Los planes de Dios son maravillosos, mucho más de lo que ustedes puedan imaginar,
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