Religion de los aztecas

Los aztecas desde su inicio fueron una cultura que estuvo impregnada por la religión, desde su salida de Aztlán guiados por Huitzilopochtli, “para los aztecas el dios más importante” ^[1]hasta la caída del gran imperio en tiempos de Cuauhtémoc a manos de los españoles.

Se pensaba que el mundo era gobernado por fuerzas sobrenaturales o, mejor dicho, dioses y que se tenía que hacer hasta lo imposible por complacerlos. Dentro de la religión azteca, había una inmensa cantidad de divinidades dentro de su panteón, entre los que caben destacar Tláloc, Centeotl, Huitzilopochtli, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl.

Si alguien ha expresado claramente el impacto de la religión en la cultura azteca ha sido Jacques Soustelle diciendo lo siguiente: “La religión azteca sostenía el edificio de la civilización mexicana: no es de extrañar por consiguiente que cuando este complejo fue destruido por manos de los conquistadores, el edificio entero se quedó en ruinas” ^[2]

La caída de este imperio fue la gota que derramó el vaso para que la conquista de México se llevará a cabo, aquel día es el día en que España podrá recordar una victoria y no sólo por haber conquistado México, sino por ser la fecha de inicio del catolicismo en México; “Las piedras de los viejos templos servirán para la construcción de los templos cristianos. Una fue obra del demonio, la otra lo será de los ángeles. Sin embargo, los hombres serán los mismos: quienes ayer levantaron templos a sus dioses hoy lo harán a otros dioses. Las manos serán las mismas… los dioses serán diferentes…   Era el 13 de Agosto de 1521…” ^[3]

De acuerdo a lo que he leído puedo decir que la religión fue un factor importante para que la conquista de México se hubiera llevado a cabo.

La civilización azteca fue “la primera cultura compleja viva, con la que los españoles entraron en contacto directo al pisar tierras mesoamericanas”^[4] y fue Moctezuma II o bien, Xocoyotzin, hijo de Axayácatl quien los recibió.

Moctezuma II fue uno de los tlatoanis más importantes de los aztecas. Era considerado sabio, guerrero y sobre todo, sacerdote, era un hombre muy creyente de sus dioses y en el sacrificio.

Desde el momento en que Xocoyotzin se enteró de la presencia de unos seres distintos a ellos, mandó a hacer una pintura con el retrato de ellos para ver cuál era su aspecto y a que se estaba enfrentando.

Se creyó que eran dioses, que eran unos seres divinos y el Códice Florentino hizo mención de ello, “los tomaba por dioses, les rendía culto como a dioses. Así se les llamaba, así se les nombraba, los ‘dioses-venidos-del-cielo’ y los negros fueron llamados ‘dioses sucios’”^[5] . Al tener esta idea de que los que habían llegado eran dioses, Moctezuma II pensó en Quetzalcóatl, dios de la vida o ‘Serpiente emplumada’.

Él pensó en su dios Quetzalcóatl debido a que un mito religioso decía que su dios mismo había mencionado durante su partida que regresaría y si no él, su hijo, y que tomaría posesión de lo que le correspondía, que volvería a gobernar el país. Recordando este mito, Moctezuma Xocoyotzin le envió a Cortés ricos obsequios entre los que se encontraban “piezas de oro y plata, piezas de plumería, lanzadores de finas maderas recubiertas de oro, piezas de algodón, códices, collares de diversas piedras y cuentas de oro, máscaras del dios Quetzalcóatl” ^[6]. Los españoles al recibir esto dieron por hecho de que esas tierras a las que habían llegado eran sumamente ricas y por consecuente, se aumentaron las ganas de obtener todo aquello que esa tierra podría proveerles.

Si se pensaba que Hernán era su dios, esta sospecha se hizó mayor, “Cortés mismo trató por todos los medios de imponer a los mexicanos la sospecha de que él era justamente ese Quetzalcóatl que había vuelto.” ^[7] 

Este hecho fue sumamente importante para la conquista en el ámbito religioso por las siguientes razones, los aztecas se desmoralizaron con el supuesto retorno de su dios, Torquemada explica que Dios permitió este engaño debido a que sabía que otros iban a llegar a gobernarlos y tenían que aceptar la palabra, los regalos supuestamente enviados a Quetzalcóatl le permitió a Cortés saber que ahí si podía obtener riquezas y fue como una bienvenida o una forma de entrar más fácilmente a Tenochtitlán.

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