Represión franquista femenina.
sigillataEnsayo26 de Junio de 2016
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LA VIOLENCIA POLÍTICA Y LA REPRESIÓN FRANQUISTA EN CLAVE DE GÉNERO 6000-8000 p.
ÍNDICE
- Introducción
- Violencia política y “represión sexuada”.
- La vida en las cárceles de mujeres
- Depuración de funcionarias de correos y de prisiones
- Exiliadas-copiar del trabajo de migraciones
- Conclusión.
- Bibliografía
- Introducción histórica e historiográfica
La historia, y sobre todo desde de la formulación de ésta a partir del término “género”, nos obliga a replantearnos su enfoque y desarrollo desde una nueva perspectiva que modifica ahora en su estudio tanto el lenguaje como la identidad o la experiencia. No cabe duda que esta, relativamente, nueva corriente de la “Historia de género” se ha introducido con fuerza en el debate historiográfico internacional, logrando una gran presencia y número de estudios que dan legitimidad y peso al papel desarrollado por las mujeres en el devenir histórico, con la consecuente revisión y modificación de nuestra percepción histórica hasta el momento.
Se ha producido por tanto un renovado interés en cuanto a obras, acciones, biografías y demás aportaciones realizadas por mujeres, en una corriente de estudio que no deja de contribuir y enriquecer esa nueva percepción de la historia, en nuestro caso, reciente.
Da la sensación una vez que comprendemos lo anterior, que hemos tenido hasta el momento en que se pone de relieve la importancia del papel de la mujer en los diversos procesos históricos, una perspectiva sesgada de la historia, y lo cierto es que para comprender de manera global cualquiera de las épocas o fases que configuran lo que hoy somos, no podemos prescindir de una parte, y hasta el instante en que la historia de género hizo su aparición se había tomado “la parte (masculina)por el todo”. Se hace pues necesario el rescate y la recuperación del espacio histórico femenino, no sólo por hacer justicia y reivindicar su legado ya sea cultural o político, sino también para que con su investigación podamos construir y tengamos la “Historia Completa”.
La proclamación de la Segunda República en España trajo aires nuevos para
tantas y tantas mujeres, que saliendo de los roles tradicionales que la historia se había encargado de asignarles, comienzan a introducirse paulatinamente en la vida social y política del país gracias a la concesión de unos derechos que les permitieron salir de sus hogares para formarse, afiliarse a partidos políticos o intervenir en el panorama intelectual y social, en una nueva realidad sin precedentes en la historia de España.
Con la sublevación del bando rebelde, esta situación no volverá a producirse, sino que asistiremos al capítulo más doloroso y triste de la historia de las mujeres en la España contemporánea.
El 17 de Julio de 1936, marcará el inicio de una era de terror y violencia sin parangón y que como veremos a lo largo de esta segunda tarea, será particularmente cruel con el colectivo femenino por varias razones, llegando a hablarse de “Represión Sexuada”[1]. Queda claro que la represión se produjo a todos los niveles y en ambos sexos, pero aquí se dedicará en exclusiva al tratamiento de ésta con respecto al género femenino, y para ello hay que dirigirse a las numerosas publicaciones con las que cuenta la historiografía sobre este tema que nos ilustran por otra parte cómo han cambiado las tendencias.
Los estudios sobre el franquismo y la represión ejercida por el Régimen, han sido y son abundantes, pero se ha de hacer referencia aquí al hecho que en cuanto a su vertiente femenina no ha sido así hasta hace relativamente poco tiempo. Así lo exponen numerosos estados de la cuestión como el de Carme Molinero[2] o Ángeles Egido[3], donde se examina la bibliografía existente y su evolución en este campo. La inexistencia de publicaciones monográficas en nuestro país sobre la represión femenina se debía por un lado a la intención de las autoridades franquistas por borrar cualquier prueba de aquellas vejaciones y por otro a la vergüenza de las propias protagonistas y su reticencia a contar sus historias, hasta que aparece Tomasa Cuevas.
Tomasa Cuevas, militante comunista y represaliada, a mediados de la década de los setenta dedicó cerca de una década a recorrer la geografía española recogiendo, grabadora en mano, los testimonios de las mujeres que, como ella, padecieron las cárceles de Franco. No contó para ello con ayuda oficial alguna, el resultado fueron tres libros “Cárceles de mujeres I y II”, y” Mujeres de la resistencia” publicados en 1985 y 1986, que en el año 2004 fueron reeditados en una solo volumen con el título “Testimonios de mujeres en las cárceles franquistas”, convirtiendo este trabajo en la principal obra recopilatoria de los testimonios de las mujeres encarceladas durante el régimen franquista.
Teniendo esto en cuenta se deduce cómo este tipo de corriente historiográfica comienza pues por el testimonio, autobiográfico y oral, de las personas implicadas, a partir de éste comenzarán a investigarse los asuntos relacionados con las cárceles, las depuraciones, los tipos de castigos, las leyes aplicadas, los expedientes, fichas policiales, la documentación relativa a los fusilamientos, etc…en una corriente que no hace más que aumentar el número de nuevas e interesantes publicaciones.
- Violencia política y “represión sexuada”
Con el avance del Bando Sublevado por la geografía española, irá también en
aumento la violencia de tipo político ejercida por los rebeldes en las localidades a las que llegaban. Vemos como en algunas, la población en masa intenta huir a la desesperada[4], algunos escaparán, pero la gran mayoría no tendrá más remedio que volver a sus casas, bajo el poder de aquellos de los que ya no podrían escapar por cerca de cuatro décadas.
Es sabido que la violencia no era exclusiva de los Rebeldes, sino que se ejercería durante la Guerra Civil en ambos bandos[5], y como se ha mencionado anteriormente tanto a hombres como a mujeres, la diferencia pues radicará en el desarrollo de una serie de medidas y comportamientos punitivos en contra del sexo femenino, que convertirán a este tipo de violencia en un castigo con unas características específicas, y con un fin determinado.
Como se ha dicho la Segunda República animó a no pocas mujeres a salir de papel tradicional y a comenzar a vivir una serie de experiencias vedadas hasta el momento para ellas por una simple cuestión de sexo. Las concepciones franquistas sobre la función de la mujer cambiarán radicalmente aquel discurso republicano, en una vuelta al papel de ama de casa, mujer, madre e hija de excelente y recatado comportamiento que las relegaba a su rol más arcaico.
En su discurso teórico con relación a la mujer, el franquismo apuesta por el retorno a los más rancios cometidos, a doblegarse y la sumisión a las figuras masculinas de la familia y en definitiva de la sociedad, bajo unos postulados ultraconservadores. El extremo machismo del que hace gala su ideario tendrá un reflejo y un efecto directo en el tipo de castigos ejercidos contra ellas, ese tipo de “Represión sexuada”, llamada así por un doble motivo, primero por tener como objetivo directo a las mujeres y su anulación como personas, y segundo por utilizar mecanismos represivos que atacaban directamente a los elementos característicos de la feminidad o del sexo[6].
Pero comencemos por el principio. La violencia política ejercida por el régimen franquista se basa y está inspirada en el terror, infundiendo en la población el miedo hacía las consecuencias que pueden tener todos aquellos actos que no estuvieran en la línea de lo marcado por el régimen. El objetivo y sentido de este terror, es que se introduzca en las propias casas, en la intimidad de las familias y esto se conseguía mediante prácticas de crueldad extremas.
Como se ha dicho antes, el saber que las tropas rebeldes se acercaban a una u otra localidad, era motivo suficiente para que los habitantes huyeran, eran ya de sobra conocidos las prácticas y los mecanismos que serían puestos en marcha en el momento en el que tomaran el nuevo sitio. Aquellos y aquellas que huyeron, unos para siempre y otros sin más remedio que regresar, sufrirían las consecuencias.
Se procedía en primer lugar a los consabidos interrogatorios, no exentos de una brutal crueldad donde eran frecuentes las delaciones[7], era el inicio necesario para reconocer quién era fiel al régimen y quiénes eran los elementos a represaliar, en este aspecto no fue desdeñable la ayuda prestada por la Iglesia. Las mujeres sufrirían otra vez y en una doble vertiente esta violencia, por un lado las que se habían significado, afiliado o ayudado al bando republicano y por otro aquellas que sin haber tenido ninguna vinculación de tipo político eran familiares directas de los que defendieron la República o simplemente habían huido.
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