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Reseña Caps 1 Y 2 RUDE, George. Revuelta Popular Y Conciencia De Clase.


Enviado por   •  9 de Febrero de 2015  •  1.634 Palabras (7 Páginas)  •  458 Visitas

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RUDE, George. Revuelta popular y conciencia de clase. Ed. Críticas. Barcelona, 1979. Caps. 1y 2, pgs. 17-48.

Uno de los temas más difíciles teorización en el ámbito de las Ciencias Sociales, es el de la ideología. La aprehensión de este concepto implica a su vez el manejo de concepciones económicas y sociales amplias, también de concepciones a cerca de los cambios históricos y de una capacidad especial de interpretar las prácticas cotidianas de los hombres; la historia dl pensamiento social, ha desarrollado múltiples tendencias comprensivas de dicho fenómeno, pero la verdad muchas se encuentran insuficientes y contradictorias como bien lo muestra George Rudé en el capítulo I que reseñamos.

El profesor Rudé comienza su estudio haciendo una revisión bibliográfica de la tradición marxista clásica, con el propósito de encontrar las teorías que se han planteado el problema de elucidar, en particular, la ideología presente en la protesta popular.

La historia del término “ideología” está relacionada, en sus comienzos, con la producción filosófica de la ilustración, de donde pasa de la noción de “idola” de Bacon al planteamiento de Helvetius, que aún sin llegar a utilizar el término, aportó que “... nuestras ideas son consecuencias necesarias de la sociedad donde vivimos...”, concepción ésta que sería el origen de desarrollo teóricos posteriores sobre el tema. El Instituto de Francia, creado por el directorio en 1795, para propagarla tradición ilustrada, acuñó el término de “ideología” como forma de referirse a la teoría de las ideas en general

Luego del idealismo alemán, a través de las obras de Kant y Hegel, llenará de contenido el concepto de ideología. Resulta especialmente relevante la concepción hegeliana de entenderla como una proyección directa de la mente, revelada por el “espíritu objetivo”, que a su vez se constituía en la fuerza motora de la historia universal, con lo cual los procesos históricos, según la crítica de Marx, quedaban sujetos a fuerzas abstractas por encima de la voluntad misma de los hombres.

Precisamente con Marx y Engels se accede a una definición más completa y realista de la ideología: la de “formas de conciencia social” (Marx, Carlos. “contribución a la crítica de la economía política” y la “ideología alemana”), resultado de voltear al revés la filosofía hegeliana para sustentar que “...no es la conciencia la que determina la vida sino la vida la que determina la conciencia...” La ideología se desarrolla para estos autores a nivel de la participación de los sujetos en la lucha de clases, tanto en lo político como en lo económico, así como taimen se le define de acuerdo a los objetivos de clase presentes en el proceso de confrontación social.

No obstante Rudé, analiza que aunque esta percepción inauguró un verdadero paradigma en el entendimiento de la ideología, el nivel de la conciencia quedó en última instancia determinado por el ámbito de lo material, hecho que redujo su papel histórico porque se puso en duda la eficacia que la conciencia tenía para afectar a su vez a la base económica; quedó insoluble en la tesis de los padres del materialismo histórico el problema de sí la conciencia, que es parte de la superestructura, podía asumir una autonomía relativa y alterar la base de lo cual surgió.

Otra dificultad, además de la considerada sobre la ideología como epifenómeno ó reflejo de la base, fue la dualidad nacida entre una conciencia de clase auténtica y otra falsa, resultado de la alineación, con lo cual los análisis marxistas posteriores tendieron a hacerse rígidos; un ejemplo de esta situación es el planteamiento teórico de Lukacs a cerca de que los procesos de conciencia de clase sólo podían ser leídos en sociedades donde se había experimentado la polarización clásica de las clases sociales, es decir, en contextos propiamente capitalistas industriales, quedando consecuentemente por fuera del escenario histórico las formaciones sociales ó las fracciones de clase como campesinos y artesanos originarias de las relaciones pre-capitalistas de producción.

De éste modo, para el marxismo, lo ideológico sólo podía ser un fenómeno consubstancial a la lucha de clases y en este sentido no se admitía con relación a las revueltas espontáneas protagonizadas por ciertas fracciones sociales que no se habían conformado como clases sociales en forma estricta, sus acciones y movimientos resultaban así irrelevantes para el proceso histórico y para la explicación teórica. Este anacronismo, comenta Rudé, comienza a ser superado con las propuestas de Antonio Gramsci, muy próximas a una teoría sobre la ideología de la propuesta popular.

Gramsci presentó, por un lado, unos niveles ideológicos particulares dentro de los procesos históricos y, por otro lado, aportó el concepto de “hegemonía”. Este filósofo italiano explicó la existencia de unas “ideologías históricamente orgánicas” entendidas como niveles de conciencia dentro de las estructuras de clase, que dinamizaban a las masas, generaban su organización y creaban identidad frente a las luchas positivas; concomitantemente, ubico un tipo de ideologías “arbitrarias, racionalistas o deseadas” de mayor elaboración y por último, validó cierto tipo de ideologías “no

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