Revelion Del 68
Enviado por felipe332 • 12 de Mayo de 2013 • 1.918 Palabras (8 Páginas) • 334 Visitas
El primer brote de rebeldía estudiantil que enfrentó el presidente Díaz Ordaz surgió en la ciudad de Morelia en 1966. A raíz de un movimiento de protesta por el alza de los transportes, se suscitó el asesinato de Everardo Rodríguez, estudiante guerrerense de filiación priísta. En los desplegados de la prensa, el gobierno culpó a los “comunistas” y el gobernador Agustín Arriaga Rivera declaró que el disparo había sido accidental. Los estudiantes enardecidos tomaron el cuerpo y lo pasearon por Morelia presentándolo como víctimas del gobierno.
La represión ocurrió curiosamente un 2 de octubre. Una inmensa manifestación estudiantil cruzó la ciudad, exigiendo la “desaparición de los poderes del estado”. El gobernador no pudo dar una solución al problema; Díaz Ordaz entró en acción, y pidió a Echeverría que junto con el subsecretario de la Defensa, general Gastelum, coordinasen un envío de tropas a Morelia para matar dos pájaros de un tiro: acabar con el “relajito” estudiantil y dar un escarmiento al inepto gobernador Arriaga. En unos días sobrevino la ocupación militar de la Universidad .
Para desgracia del presidente Díaz Ordaz, que no toleraba los “relajitos”, su sexenio se desarrolló en la década más socialmente explosiva de la posguerra. Los jóvenes asumieron una actitud contestaria frente a la autoridad y el conservadurismo. Fueron los años de las grandes causas juveniles, el feminismo y el pacifismo: “arriba las minifaldas”era el grito común, “hagamos el amor, no la guerra” era la propuesta contra la muerte de miles de jóvenes norteamericanos en los campos de Vietnam. Gran furor causó la revolución sexual con la defensa de la píldora. Las relaciones prematrimoniales o el amor libre. También fue el despegue del uso de las drogas: marihuana y hongos alucinógenos. La radio no dejaba de tocar a los Beatles o a los Rolling Stones.
Políticamente la década de 1960 fue una época de grandes cambios, la paranoia comunista recorrió América, donde “el Che” Guevara se había convertido en un ícono. La descolonización africana trajo consigo el surgimiento de nuevos países y una recomposición de fuerzas entre el Este y el Oeste. Tecnológicamente la humanidad avanzaba a pasos agigantados; lo que años atrás parecía una utopía, en 1969 se convirtió en un hecho: el hombre pisó la Luna. La rebeldía fue la marca de aquella generación. Capitalismo, imperialismo, colonialismo eran las palabras malditas; socialismo y revolución, las sagradas.
Cuando llegaron las primeras noticias de la revolución estudiantil en Europa y los Estados Unidos, en el verano de 1968, miles de jóvenes mexicanos presintieron que se acercaba su hora. Identificados con la misma formación y aspiraciones, con la misma rebeldía juvenil, se dispusieron a ser protagonistas anónimos de una experiencia luminosa y terrible: el 68 mexicano.
Todo comenzó el 22 de julio cuando dos grupos de estudiantes de las escuelas vocacionales 2 y 5 del IPN y la preparatoria privada Isaac Ochotorena de la UNAM tuvieron una batalla campal, luego de una “cascarita. El 26 del mismo mes se realizaron dos manifestaciones: una a favor de Fidel Castro y el otro para denunciar los abusos de autoridad por parte de la policía, pero al llegar al Zócalo fueron interceptados por los granaderos con lujo de violencia. A raíz de una llamada alarmante del entonces Secretario de Gobernación Luis Echeverría, exagerando los hechos, asegurando una “hecatombe”, el Presidente Díaz Ordaz, que se encontraba de gira, dio la autorización de reprimir la manifestación y el ejército entró violentamente en la Preparatoria 1, localizada en San Ildefonso, golpeando y violando la puerta labrada en el siglo XVIII, deteniendo a varios estudiantes y profesores que muchos de ellos nada tenían que ver con el conflicto . El Presidente siempre creyó que el movimiento era una conspiración comunista para sabotear los Juegos Olímpicos que se celebraban en la capital en unos meses y desprestigiar la imagen del Presidente y del País.
Como forma de protesta, los estudiantes ocuparon varios de sus planteles decretando paros indefinidos. La Escuela Superior de Economía del politécnico se declaró en huelga y un grito comenzó a tomar fuerza: “¡Alto a la represión!”, ¡Castigo a los responsables!” Los jóvenes incendiaron autobuses y la policía respondió con gases lacrimógenos.
Los hechos posteriores, las protestas, la formación del Comité Nacional de Huelga, la toma de la Ciudad Universitaria por el ejército y la marcha, el 1º de agosto, y mitin en la explanada de la Ciudad Universitaria de protesta de estudiantes y académicos de la UNAM encabezada por su rector, Javier Barrios Sierra, quien pronunció un discurso de protesta contra la ocupación de los planteles universitarios por el ejército. Al día siguiente organizó y encabezó una impresionante marcha de protesta.
En Guadalajara, al enterarse de lo sucedido, el presidente Díaz Ordaz pronunció un discurso sobre los hechos. Lamentaba las “alargadas”, los “deplorables y bochornosos acontecimientos”, pero concluyó con un tono verdaderamente amenazador: “Una mano está tendida, la de un hombre que a través de la pequeña historia de su vida ha demostrado que sabe ser leal. Los mexicanos dirán si esa mano se queda tendida en el aire”. Los estudiantes se limitaron a responder escribiendo en los muros: “Que le hagan la prueba de la parafina a la mano tendida”.
El 4 de agosto, los jóvenes de varias asociaciones educativas publicaron un pliego petitorio común; algunas demandas eran: libertad a los presos políticos, destitución de varios generales, extinción del Cuerpo de Granaderos, derogación del artículo 145 y 145 bis del Código panal (delito de disolución social). El día 8, el movimiento estudiantil cobró mayor firmeza al constituirse el Consejo Nacional de Huelga (CNH) con miembros de la UNAM, el IPN, las Normales, Chapingo, El Colegio de México, la Universidad Iberoamericana, la Universidad la Salle y otras de provincia. Cada escuela o facultad aportaba al menos un líder:
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